Podemos y la sumisión ante Estados Unidos
«No existe un partido más sumiso que Podemos ante la hegemonía cultural americana»
Al tiempo que Jaume Asens acusaba al Gobierno de sumisión ante Estados Unidos, tras aceptar ampliar de cuatro a seis los destructores en la base de Rota, Irene Montero embarcaba en el Falcon rumbo a Washington para establecer alianzas feministas.
Una vez allí, la ministra de Igualdad, acompañada por su directora de gabinete, Lidia Rubio, la secretaria de Estado, Ángela Rodríguez y su asesora y amiga, Isa Serra, se reunió con Chiraag Bains, asistente adjunto del presidente para la Justicia Racial y la Equidad, y con Jennifer Klein, copresidenta del Consejo de Política de Género de la Casa Blanca. Parece que han salido contentas de la reunión, lo cual no es sorprendente teniendo en cuenta que ambas partes asumen como propios los mismos paradigmas sobre teoría de género y justicia social.
Puestos a denunciar la sumisión ante el imperio, es justo señalar que no existe un partido más sumiso que Podemos ante la hegemonía cultural americana. En poco tiempo, Podemos se ha convertido en la parroquia local de la doctrina que la élite política y mediática americana predica a sus bases. Y Podemos replica las mismas consignas en base a la misma teoría averiada. Fíjense, los dos proyectos estrella del Ministerio de Igualdad -la ley trans y la ley del sólo sí es sí– emanan de paradigmas made in USA. El libro Yes Means Yes, editado por las feministas Jaclyn Friedman y Jessica Valenti, se publicó en 2008, y en 2014 el entonces gobernador de California Jerry Brown lo convirtió en Ley. Y las premisas que subyacen a la llamada ley trans comenzaron a circular por los campus universitarios hace tres décadas. ¡Tan rebeldes ante las directrices militares y tan dóciles ante las directrices ideológicas!
«La naturalidad con que Podemos ha aceptado esta colonización mental por parte de las élites estadounidenses es llamativa»
Evidentemente, la procedencia de estos proyectos no los invalida, pero erosiona esa imagen de dique antiimperialista que Podemos cree representar. Harían bien en asumir su papel de peones del imperio, para no quedar retratados cada vez que asumen como propia la última tendencia ideológica llegada de esa fábrica de hegemonía cultural que sigue siendo Estados Unidos.
La naturalidad con que Podemos ha aceptado esta colonización mental por parte de las élites estadounidenses es llamativa. Se ve que en materia cultural el colonialismo es bienvenido. ¡Ojalá se hubieran resistido a este vasallaje con la misma vehemencia con que se resisten a ser súbditos de la Alianza Atlántica!