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Ayuso y la libertad educativa

«Un escenario donde el Estado destina fondos a ayudar a quienes no lo necesitan, mientras miles de familias la precisan, es inasumible para el sentido común»

Opinión

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. | Europa Press

  • David Mejía es doctor por la Universidad de Columbia y profesor de Filosofía y Humanidades en IE University.

El gobierno de la Comunidad de Madrid ha flexibilizado los criterios de renta para acceder a las becas educativas para las etapas no obligatorias (Educación Infantil, Bachillerato y Formación Profesional). Ahora podrán optar parejas que ingresen hasta 107.739 euros, si tienen un solo hijo, 143.652 si tienen dos y 179.565 si tienen tres. A primera vista la medida me generó enormes dudas, y las explicaciones de la presidenta Isabel Díaz Ayuso hicieron poco por despejarlas.

En primer lugar, manifestó su asombro ante las reacciones con un argumento, digamos, frágil: «Veo sorprendente que puedas cambiar de sexo o abortar al margen de tus padres y que, sin embargo, no puedas optar a becas si tus padres tienen un nivel adquisitivo u otro». Al día siguiente, defendió la medida aludiendo a la necesidad de ayudar a las clases medias. Pero el salario medio en Madrid es de 29.000 euros, por lo que este segundo argumento tampoco parece muy sólido.

«La premisa implícita de estas medidas es que, con la asignación de becas, la Administración no está dando dinero a estas familias sino devolviéndoles aquello que les pertenece»

El enroque definitivo se ha producido en torno a un argumento de principio: «Se trata de una medida encaminada a favorecer la libertad de elección educativa». Este es un viejo mantra del ala más liberal del Partido Popular, según el cual cada familia es soberana para decidir a dónde se destina el dinero público; es irrelevante que las familias sean ricas o pobres, porque todas tienen derecho a «la libertad de elección» que garantiza la beca. Pero un escenario donde el Estado destina fondos a ayudar a quienes no lo necesitan, mientras miles de familias sigue necesitando ayuda, es inasumible para el sentido común. No tiene libertad quien no tiene elección.

El problema es especialmente grave en la Educación Infantil, donde las plazas públicas son obscenamente insuficientes y los «alumnos» plenamente dependientes. Si una familia no consigue plaza en la escuela pública, solo tiene dos opciones: o bien uno de los padres abandona su trabajo para cuidar del bebé o bien lo matriculan en una escuela privada; las becas existen para ayudar a las familias que no pueden permitirse no trabajar, ni pagar los cuatrocientos euros al mes que cuestan estas escuelas; no para que una familia perteneciente al 5% más privilegiado de la población ahorre un dinero. 

La premisa implícita de estas medidas es que, con la asignación de becas, la Administración no está dando dinero a estas familias sino devolviéndoles aquello que les pertenece. Se desliza la idea de que el contribuyente tiene algún tipo de derecho o prerrogativa sobre sus ingresos antes de impuestos. De acuerdo al credo más liberal, las familias ricas son las que más contribuyen y por tanto tienen derecho a que ese dinero regrese a sus bolsillos.

La pedagogía sobre el principio de progresividad es más urgente que nunca. Y es una pena que los selfies en Times Square dificulten una conversación tan necesaria sobre la moralidad de pagar impuestos.

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14 comentarios
  1. jmjmjmjm

    Es una vergüenza, me gustaría saber que opinan todos aquellos obreros que la votaron en la pandemia.

  2. Psilvia

    Comparto su análisis del tema, David. Me pregunto ¿En qué favorece esa medida excéntrica de Ayuso la libertad de elección educativa? ¿Acaso las familias que disponen de esa renta deshagoda se ven igual de limitados e impedidos que las familias de rentas bajas para elegir el colegio o la universidad privada que les plazca ? parece una provocación de Ayuso que desafía la lógica y el sentido común. Y da igual qué presidente o presidenta propone la medida o si es de derecha o de izquierda. Los disparates deben exponerse tal cual son y sin paliativos.

  3. Irrisormundi

    ToniPino: O sea, tu cliente no miente pero da datos falsos de toda falsedad, extraídos de los bulos de la prensa basura de extrema izquierda. Datos de la consejería de la CAM: casi 600.000 becas este año, de las cuales apenas 20.000 van a la clase media. El baremo base para acceder a esas 20.000 becas son 35.900 euros al año, o sea menos de 3.000 euros al mes, que apenas supera el salario medio de los madrileños. O sea; nadie que necesite beca en Madrid se va a quedar sin ella, al contrario, nunca se han dado tantas becas en la comunidad de Madrid. Tu cliente habla de una apocalíptica educación infantil que sólo existe en Burkina Faso y en sus prejuicios (en los bulos y propaganda de la extrema izquierda), incluso utiliza un énfasis obsceno para reforzar su fantasía: «las plazas publicas son obscenamente insuficientes». Es una obscena falsedad, porque Madrid no es Zambia ni Burkina Faso, pero tu cliente la suelta por si cuela. Seguro que alguno se la cree. Tu cliente puede deslizar ideas falaces y hablar de «premisas implicitas » (lo cual no es más que un falaz juicio de intenciones) para mezclarlo todo como dices, pero los demás no podemos hacerlo -no podemos extrapolar ni siquiera con datos reales, no inventados.
    Tu cliente habla de progresividad fiscal con un tono ligeramente amenazante y por supuesto admonitorio, como si hablara con niños. Es decir, como si en España (y en Madrid) no existiera la progresividad. No sé si tu cliente sueña con impuestos confiscatorios, pero me da que ese sería su obscuro objeto de deseo -su ideal bolivariano. Es probable que tu cliente esté muy de acuerdo con Monedero e Iglesias cuando en algun video de Youtube explica su estrategia politica, copiada del chavismo (o aconsejada al chavismo): se trata de proletarizar (empobrecer en términos no marxistas) a la clase media para hacerla depender de un caritativo subsidio. Se trata, en definitiva, de crear pobreza para subvencionarla. Venezuela se quedó sin clase media, pero el socialismo del siglo XXI ya lleva casi 20 años en el poder y segun indicios puede estar otros 20 años si el tito Biden y la DEA no lo remedian

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