MyTO

El invierno ruso

«¿Qué sucederá si es Occidente el que queda aislado? La pregunta, que parecía absurda entonces, ha dejado de serlo hasta cierto punto»

Opinión

El presidente de Rusia, Vladimir Putin. | Mikhail Klimentyev (Kremlin Pool)

  • De la biografía me interesan los espacios habitables. Creo en las virtudes imperfectas y en la civilizada inteligencia de la moderación

Sobre nuestro futuro inmediato, pasado el verano, se agitan distintas sombras. Al igual que sucede con las pesadillas, los presagios del miedo no tienen por qué cumplirse. Pueden desvanecerse como ha sucedido tantas otras veces a lo largo de la historia. Pero, aun así, estas amenazas se sustentan en desequilibrios reales que se ciernen sobre nosotros. Algunos de ellos desde hace mucho tiempo. Otros, no tanto.

El cóctel explosivo lo conforman el endeudamiento, la inflación, la subida de tipos, la guerra de Ucrania –¿quién dijo que la economía rusa no iba a poder resistir el conjunto de sanciones occidentales?–, la asombrosa persistencia de la pandemia y ahora, sobre todo, el botón del gas que maneja Vladimir Putin. Rusia sabe que gana las guerras en invierno –así lo hizo contra Napoleón, así contra Hitler–, sostenida por un espíritu de resistencia mesiánico. Rusia sabe que el frente de combate se encuentra en el Dombás, pero que la auténtica batalla tiene lugar en las cancillerías europeas, donde se alienta el espíritu de combate ucraniano. Sin las armas occidentales, Kiev hubiera capitulado en pocas semanas. Por otra parte, ahora queda por ver qué sucederá en Europa sin los imprescindibles suministros de gas ruso en invierno. El miedo es una fenómeno poliforme, como bien intuyeron los clásicos. Y Moscú ya no teme en exceso las sanciones de la UE, porque se ha empezado a cumplir la advertencia de Iván Krastev al inicio de la invasión: ¿qué sucederá si es Occidente el que queda aislado? La pregunta, que parecía absurda entonces, ha dejado de serlo hasta cierto punto. Rusia comercia con medio mundo y, desde luego, con mercados tan gigantescos como el de China y la India. Putin puede resistir mucho más tiempo del que las elites de Bruselas –siempre tan seguras de sí mismas– hubieran querido admitir.

«La UE ha tomado nota y ha convocado una reunión de urgencia para finales de julio, ante el temor de que la amenaza rusa se convierta en realidad»

La llegada del otoño, una vez transcurrido el jolgorio festivo del verano, despejará una serie de incógnitas, cuya solución apenas podemos vislumbrar ahora. ¿A qué precio pagaremos la electricidad y el gas en invierno? E incluso pagando más, ¿dispondremos de energía suficiente? ¿Quién sufrirá en mayor grado las previsibles restricciones: la industria manufacturera, los hogares o ambos en igual medida? Y, como una consecuencia más de la guerra, ¿qué incidencia tendrán las restricciones en la exportación del grano ucraniano sobre los precios agrícolas mundiales? ¿Cabe pensar en una carencia de alimentos provocada o entramos aquí ya en el terreno de la exageración? ¿Cabe pensar en las hambrunas de África y en sus efectos sobre los flujos de emigrantes? No sería la primera vez que el Kremlin recurre a la presión migratoria para desestabilizar a la UE (recordemos –sin ir más lejos– la crisis de Siria, que forzó la intervención de Merkel hace unos años) ni que utiliza el hambre para doblegar el ánimo de sus adversarios.

Hambre y frío o, lo que es lo mismo, carestía de grano –fundamental también para el engorde animal– y escasez de gas natural. La UE ha tomado nota de inmediato y ha convocado una reunión de urgencia para finales de julio, ante el temor de que la amenaza rusa se convierta en realidad y de que el gas deje de llegar a partir de este lunes. ¿Nos arrepentiremos ahora de no haber desarrollado en estas últimas décadas una industria propia de fracking que asegurase una mayor autonomía energética a los países de la Unión? ¿Nos arrepentiremos de haber demonizado, a veces de modo frívolo, la energía nuclear? La gran apuesta teórica de Bruselas para la recuperación económica pasaba por una inversión masiva en el I+D de las energías renovables, una vez perdidas las batallas de la inteligencia artificial, el big data de Internet y la industria biomédica. Enfrentados, sin embargo, al duro invierno provocado por la falta de energía, ¿podrá la UE seguir manteniendo su pulso innovador centrado en las renovables? Demasiadas incógnitas, mientras Pekín sonríe y Washington puede mantenerse a una relativa distancia emocional. Si se cumplen los peores augurios, la presión social sobre los gobiernos se incrementará notablemente en estos próximos meses. Saber leer el presente con la mirada de la Historia siempre resulta más inteligente que prestar atención a la banal industria de los papers.

Rusia corta temporalmente el gas a Alemania mientras crece el temor a un cierre definitivoRusia corta temporalmente el gas a Alemania mientras crece el temor a un cierre definitivo
2 comentarios
  1. Psilvia

    Buen análisis y buenas preguntas, Daniel. También las del comentarista Casandro.
    Detrás del relato oficial de los hechos hay incongruencias en el proceder de los mandatarios europeos que no se explican ni se sostienen. Nos faltan muchas piezas para completar el putzle de nuestro futuro. Y como Europa ha comprado muchos boletos para que le toque vivir un invierno de hambre y frío, esperemos que no se cumpla la ley de Murphi, en la que todo lo que es susceptible de empeorar, empeora.

  2. Casandro

    «¿qué sucederá si es Occidente el que queda aislado? La pregunta, que parecía absurda entonces, ha dejado de serlo hasta cierto punto.»

    No creo que fuera una pregunta absurda, al.menos fue una de las primeras que yo me hice entre otras muchas.

    La guerra en Europa se veía venir desde muy lejos, tanto como para suponer que sería la tercera o cuarta fase de la pandemia dentro de un plan de guerra para reorganizar la economía del mundo al gusto e interés americano o sus elites artífices del plan.

    Desde la llegada a la Casa Blanca de Biden todo se volvió evidente, más aun cuando Borrell fue a meter la pezuña en Rusia y cuando retiraron las tropas de Afganistán.

    Desde el primer instante esto era una guerra contra Europa desde EEUU e Inglaterra apoyada por unos idiotas europeos que tiraban piedra contra su propio tejado, claro, que las élites no sufrirán las consecuencias, ya tienen descontado las revueltas sociales en Europa como quinta o sexta parte del plan, estaba preparado reprimir las protestas desde el verano de 2019. ¿Las revueltas? ¿Qué revueltas se preveían en 2019 en Europa? pues ya estaban descontadas.

    Llamar democracia a Ucrania es hacer de Rusia el paraíso terrenal por lo que el cuento periodístico al uso no tenía ningún sentido y era obligado hacerse esa pregunta entre otras muchas.

    La primera de todas por muy absurda que parezca sería:
    1¿Acordó EEUU la guerra con Rusia y China para reordenar la economía global y repartirse el mundo en benéfico de las élites? A fin de cuenta esta guerra como cualquier guerra solo pretende obtener beneficios para aquellos que la concibieron, los muertos son solo contingente de telediario.

    2. El conflicto se podía haber evitado haciendo de Ucrania un país neutral que le hubiera reportado grandes beneficios, también a Europa y Rusia, no tanto a EEUU, las demandas rusas eran lógicas y aceptables por todos menos por EEUU y la OTAN.

    3. Rusia no puede perder la guerra y de extenderse Europa saldría aún mucho más perjudicada.

    4. ¿Por qué Europa no solo no intermedió en el conflicto sino que lo azuzó con el servil Borrell?.

    5 ¿No están siendo acaso las artificiales consecuencias de la guerra la justificación política para el saqueo, ycontrol económico de la población europea?

    Y hay cientos de preguntas que cualquier ser pensante sin bando se debería haber hecho y que nadie se hizo, al menos en los medios occidentales, no vaya a ser que por preguntar me llamen «Proputin», uy, que malo es Putin y que buenos son Biden y Zelensky. Que demócrata es Zelensky, que ejemplo de democracia es Ucrania,

Inicia sesión para comentar