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Carlos Mayoral

Selectividad 'woke'

«A la prueba de Selectividad va a dársele un maquillaje acorde a los nuevos tiempos, tiempos de moralina constante en pos de una sociedad feliz»

Opinión
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Selectividad ‘woke’

Dos chicas repasan los apuntes en las puertas de la Facultad de Derecho el día en que da comienzo las pruebas de acceso a la universidad del año 2022. | Europa Press

Ya está aquí, adorable lector, su necesaria ración de wokismo diario. Si estaba esperando la oportunidad de sentirse comprometido con la sociedad desde el sofá de su casa, si necesitaba alimentar su solidaridad ciudadana en pantuflas, yo le traigo un producto único: la Selectividad del futuro. Como ya quizá sepa, va a dársele un lavado de cara a la legendaria prueba de acceso a la universidad, un maquillaje acorde a los nuevos tiempos. Tiempos de fraternidad cívica, tiempos de moralina constante en pos de una sociedad feliz. 

Quizás el punto más reseñable de cuantos revolucionan el asunto sea lo que el gobierno ha llamado, con no pocas intenciones en su sustantivo psicosocial: «prueba de madurez». Sí, futuros dieciochoañeros que ahora echáis los dientes, algún día vuestro querido gobierno os exigirá ser maduros para enfilar con armas y bagajes los pasillos de la universidad; sí, futuros padres que ahora coqueteáis con las drogas en festivales veraniegos, algún día tendréis que preparar a esos hijos que no contempláis para que sean maduros a ojos del Estado. ¿Y qué es la madurez?, se preguntará usted. Pues va a depender del gobierno de turno, es decir, que lo que debería ser un estado de desarrollo difícilmente cuantificable por la ciencia va a terminar dependiendo, como siempre en este país, de la política.

De momento, lo que sabemos de esta prueba es que, cuando esté implantada, hito para el que aún quedan algunos años de adaptación, pesará un 75% en la nota total de la calificación y sustituirá, agárrense a la silla, a los exámenes de Historia de España e Historia de la Filosofía. A mí esto de borrar la historia ya me empieza a descolocar, siendo un hombre comprometido como soy. Me pregunto qué pretenderán difuminando identidades nacionales, hitos culturales y esas cosas. Me pregunto qué influencia puede tener en el futuro el hecho de eliminar el pasado. Quizá la madurez sea no preguntarse este tipo de cuestiones.

«Lo importante es alimentar el debate guerracivilista de siempre bajo el mantra de la madurez»

Seguimos con más vericuetos de la prueba de madurez: los alumnos se enfrentarán a un dossier formado por imágenes, infografías, textos, tablas y gráficos que girarán en torno a un mismo tema. Con este material, se pedirá al alumno que responda a varias preguntas del tipo, leo de manera textual, cerradas, semiconstruidas y abiertas. Se pretende, según nuestros mayores del gobierno, valorar la capacidad del alumnado para analizar, valorar, extraer información e interrelacionar toda esa documentación. Hay que ahondar en la capacidad de pensamiento crítico, reflexión y madurez de cada alumno, dicen.

Ahora bien, ¿con qué clase de preguntas van a medir esto? Aquí es donde entra la política: si gobiernan unos, con alabanzas a los pronombres inventados y críticas a la masculinidad tóxica; si gobiernan otros, con loas al Cid y vituperios al lobby LGTBI. Queremos gente madura y comprometida, querido lector, y lo importante, tengámoslo en cuenta, es alimentar el debate guerracivilista de siempre bajo el mantra de la madurez. Eso que llaman «capacidad de pensamiento crítico» no es otra cosa que «capacidad de ajustarte el traje ideológico que proponemos».

Y, por último, en esta oda a la madurez se valorará también, cómo no, la madurez lingüística. Hablan de comprobar el grado de compatibilidad con la lengua española, la cooficial y la extranjera. Traduzco el término «compatibilidad», por si alguno no conoce la neolengua que utilizamos los comprometidos: compatibilidad es pelea entre regionalistas y todo lo que les rodea para imponer una realidad idiomática inventada que no sirve de nada desde el punto de vista lingüístico, pero que da mucho votito el día que la democracia nos llama a las urnas.

Entonces, nada, querido lector, prepárese para contar con una sociedad de comprometiditos bien pastoreados, de fraternales compañeros ideológicos. Seamos uno más, así lo quiere nuestro sistema educativo. Hágase.

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