La sublevación de Jaca de 1930
“Aquel que se oponga de palabra o por escrito, que conspire o haga armas contra la República naciente será fusilado sin formación de causa”
“Aquel que se oponga de palabra o por escrito, que conspire o haga armas contra la República naciente será fusilado sin formación de causa”
España es un país cuya historia está repleta de golpes de estado y pronunciamientos, uno de los menos populares, pero a la vez con mucha significación es el que ocurrió el 12 de diciembre de 1930 en la ciudad aragonesa de Jaca.
Nos situamos en el final del reinado de Alfonso XIII, tras la dimisión de Miguel Primo de Rivera llegó al poder Damaso Berenguer para restablecer la normalidad constitucional, este periodo será popularmente conocido como la dictablanda. Por aquel entonces la popularidad de la monarquía había decaído, y el movimiento republicano cada vez copaba más espacio en el ambiente popular e incluso dentro de la administración monárquica.
Es así como llegamos en agosto de 1930 al Pacto de San Sebastián, una reunión en la que todos los partidos republicanos del país se pusieron de acuerdo para derrocar a la monarquía y proclamar la Segunda República Española, en esta reunión se encontraban las figuras principales del régimen político posterior como Manuel Azaña, Lerroux o Niceto Alcalá Zamora, entre otros.
Se conformará así el Comité Revolucionario que posteriormente se convertirá en el Gobierno Provisional de la Segunda República. Este Comité Revolucionario era algo así como un gobierno republicano en el exilio, pero en el propio régimen monárquico. Una de las premisas que quedó clara es que las elecciones democráticas no traerían la república, había que optar por la vía insurreccional.
El Comité Revolucionario acuerda la fecha del 15 de diciembre para el levantamiento. La figura principal de esta sublevación será Fermín Galán, capitán del 19º regimiento de Infantería Galicia y combatiente en la Guerra del Rif, además de colaborador en la Sanjuanada para derrocar la Dictadura de Primo de Rivera. El segundo actor principal fue Ángel García Hernández, al mando de la compañía de ametralladoras del regimiento de Galán.
Galán decide adelantar el levantamiento al día 12 pese a estar acordado previamente el día 15, las causas son varias, en primer lugar, la falta de coordinación con el Comité Revolucionario, en concreto con Casares Quiroga, que esa misma noche se fue a dormir sin saber que Galán se iba a sublevar a la mañana siguiente. Galán también temía que las nieves cortaran las comunicaciones, además el día 12 había mercadillo en Jaca y podría utilizar los carromatos y camiones para movilizar a sus tropas ya que no contaban con ningún medio.
A las cinco de la mañana del día 12 Galán subleva a la guarnición de Jaca y ocupa determinados puntos estratégicos de la localidad como la estación de ferrocarril, el centro de teléfonos y correos. Tras un tiroteo con miembros de la Guardia Civil y dos carabineros, a las once de la mañana se proclama la República y Galán publica un bando que fija en las calles de Jaca, este bando tenía un único artículo que decía así: «Aquel que se oponga de palabra o por escrito, que conspire o haga armas contra la República naciente será fusilado sin formación de causa».
Se organizaron dos columnas para dirigirse a Huesca, una por ferrocarril comandada por el capitán Sediles y otra con camiones encabezada por Galán. La columna de Sediles tuvo que seguir a pie a la altura de Riglos debido a que se habían cortado las vías de ferrocarril, en el camino tuvieron un enfrentamiento con miembros de la Guardia Civil, de la contienda saldría herido el general de la Guardia Civil, Manuel Lasheras, que fallecería por sus heridas más tarde.
Una vez caída la noche la columna de Galán llegó a la localidad de Ayerbe, desde allí marcharon hacia Huesca, en las lomas de Cillas se enfrentaron con las tropas gubernamentales, comandas por el Capitán General de Aragón, Fernández Heredia. Tras el combate todas las fuerzas sublevadas huyeron en desbandada y se detuvo a los cabecillas del levantamiento.
El 14 de diciembre se celebró un Consejo de guerra sumarísimo en el que se condenó a pena de muerte a Fermín Galán y García Hernández, ese mismo día fueron ejecutados al grito de ‘¡Viva la República!’.
Tras su fallecimiento se convirtieron en mártires de la causa republicana y precipitó la proclamación de la Segunda República en las elecciones del 14 de abril de 1931. En los diarios de Azaña se encontró la siguiente nota: «La monarquía cometió el disparate de fusilar a Galán y García Hernández, disparate que influyó no poco en la caída del trono».