THE OBJECTIVE
Javier Santamarta

Descolonizando los museos o la nueva memez cosmopaleta

«Devuélvase lo robado por otros. Perfecto. Pero dejemos tontunadas cosmopaletas absurdas como es pretender descolonizar museos en España»

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Descolonizando los museos o la nueva memez cosmopaleta

No hace mucho, un querido lector me señalaba una sorprendente e inquietante noticia: Cultura crea un grupo de trabajo para la «descolonización» de las colecciones estatales. La negrita en el texto es mía, que no las comillas. Lo que indica que al redactor de la misma tampoco le pasó desapercibido el tema. Descolonización. Así. Con un par. Imagino que don José María, mi benévolo lector, caería en el mismo estupor rayano al alipori, que tuve yo al leerlo. Entre otras cosas porque ignoraba que en España las «colecciones estatales», que suena a colección de sellos de funcionarios, tuvieran que descolonizarse. Es más. ¡Ignoraba que estaban colonizadas! No voy a entrar en la polémica de si España tuvo colonias o no. Que nos íbamos a enredar tal vez más de lo que se debería y perder el foco en la noticia. Pero es que el melón que abre este asunto va mucho más allá, pues después de eso que se denomina descolonizar, nos puede venir lo de desprovincializar, lo de descomunizar (o como leches se pueda decir con referencia a las Comunidades Autónomas), y así hasta donde queramos.

Analicemos la noticia para quien no la conozca. Resulta que el director del Museo Nacional de Antropología (MNA), don Fernando Sáez Lara, en el VIII Encuentro Cultura y Ciudadanía patrocinado por el Gobierno de España, ha declarado que ya se ha iniciado el proceso de descolonización de las colecciones estatales de los museos españoles. Como suena. Añadía que «estamos sometiendo a una visión crítica toda esa historia». Y con visión crítica se refería al contenido de museos como el de antropología que él dirige, o el más que recomendable y desconocido Museo de América. Sumándose a los estudios que museos de Francia y Alemania están llevando a cabo para dar cumplida cuenta de las reclamaciones que ciertos países les han realizado. Algo como la tan manida de Grecia al Reino Unido sobre los mármoles del Partenón de Atenas que, por cierto, también de eso tienen en los mencionados países.

El ministro de Cultura, Miquel Iceta, quiere estar preparado para cuando lleguen las posibles reclamaciones de devolución a sus países de origen, de piezas que se encuentren en el MNA y el de América, muy especialmente. Algo que parece muy loable, pero que no parece que tenga, cuando menos legalmente, mucho recorrido. ¿Y por qué? Porque a diferencia de Francia, Alemania y el Reino Unido, que esos sí que fueron a establecer de manera clara colonias por el mundo, y de paso traerse cosas que no eran suyas, las colecciones que cuentan los museos españoles se nutren de donaciones y adquisiciones legales. No son el fruto de ninguna rapiña. Por no añadir que, en efecto, en aquellos tiempos en que se llevan a cabo, eran parte integrante de la Corona de la Monarquía Hispánica, y no existían los países que podrían llegar a realizar tales reclamaciones. ¡Cómo iban a hacerlo si hasta el XIX no se constituyeron y formaban parte de los diferentes Virreinatos!

Además, por centrarnos en el Museo de América (que recomiendo una o las visitas que sean necesarias para disfrutar de ese pasado común hispanoamericano en este maravilloso lugar justo al comienzo de la Ciudad Universitaria madrileña), la colección principal viene del naturalista nacido en Guayaquil, hoy Ecuador, pero en 1711 cuando viene al mundo, parte del Virreinato del Perú, don Pedro Franco Dávila. Un científico que dirigiría el Real Gabinete de Historia Natural de España, hoy Museo Nacional de Ciencias Naturales, y que se arruinó como coleccionista de cuanto de interés para la ciencia, la etnografía y la arqueología, entre otras disciplinas, pudiera adquirirse legalmente. Con factura. Insisto: ¡se llegaría a arruinar! Si sería cabal y honrado el hombre. Su colección era de tal calidad, que se la ofrecería, primero al rey Fernando VI, y luego a su hermano Carlos III que, como conocemos, fue un auténtico friki de la arqueología, y gracias a él le debemos las excavaciones sistemáticas de las ruinas de Pompeya y Herculano cuando fue rey de Nápoles.

Esta colección sería la base también del futuro Museo Arqueológico Nacional (MAN), gracias a que, como se señala desde la misma web del Ministerio de Cultura, «se incorporaron piezas procedentes de las primeras excavaciones arqueológicas realizadas en América así como objetos etnográficos recogidos en las expediciones científicas». En época en que, insisto, eran parte de España. ¡Y tó pagao, que diría un castizo! Con lo que difícilmente México, Perú, Ecuador… etc., podrían solicitar algo que, teniendo su origen en su territorio actual, es cierto, legalmente nunca les perteneció ni fue expoliado. Pues sería tanto como decir que la Dama de Elche fue expoliada de la localidad levantina para ser llevado a ese Madrid que parece la guarida de todo mal últimamente. Sin entender que la capital de cualquier nación, es la sede lógica de los Museos Nacionales en todo el mundo. Aunque no seré yo quien niegue que podrían hacerse delegaciones por todo el territorio en los lugares que fuera posible, con tanto fondo que no es posible exponer. Que lo hay.

Pero lo que es de todo tipo y razón absurdo, es que estemos de verdad pensando en desgajar y destrozar el legado de nuestra historia común por satisfacer demandas sin base legal ni lógica alguna. Pues, además, sería abrir una puerta a que los museos de este tipo fueran tan sólo lugares con piezas única y exclusivamente locales. Lo que es pelín ilógico, poco práctico e inviable económicamente. Y porque España no se encuentra en el nivel que los citados países sí lo están en cuanto a latrocinio de souvenirs que no les correspondían. Devuélvase lo robado por otros. Perfecto. Pero dejemos tontunadas cosmopaletas absurdas como es pretender descolonizar museos en España. Que bastantes problemas tienen los museos en España y mejoras necesitan, como para que el señor Ministro ande sumando esta estupidez al panorama museístico actual. Y disfrutemos de estas instituciones culturales de primer nivel, y dejemos los complejos patrios históricos de una vez por todas pegados con Loctite… pero fuera de los museos.

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