Moción de censura contra la maldición de Ortega y Gasset
«La moción sólo puede ser útil si permite exponer y debatir en profundidad a dónde ha llegado la democracia española, si está amenazada y cómo protegerla»
Para muchos que de una u otra manera nos ocupamos del interés general, o del futuro de nuestros descendientes o de la libertad, igualdad y prosperidad de los españoles de hoy y, sobre todo, del futuro, el Reino de España tiene hoy en día dos terribles problemas mayores. El primero es que España se ha convertido ya en buena parte en una confederación asimétrica y que sigue avanzando ya aceleradamente para culminar el camino. El segundo es que la manera de hacerlo, últimamente, rompe con todo espíritu democrático y las formas empleadas son totalitarias, arteras y tramposas, cuando no directamente ilegales o anticonstitucionales en esencia.
¿Por qué nos parecen problemas trascendentales? Desde mi perspectiva de izquierdas o centro izquierda, por destacar sucintamente lo fundamental, el primer problema es una tragedia porque impide cualquier posibilidad de tener una sociedad de libres e iguales, creando españoles de distintas categorías, con distintos derechos civiles y de desigualdad económica inevitablemente creciente. Y el segundo problema es un ataque a la esencia de la democracia, destruyendo por la puerta de atrás el espíritu de la Constitución que se aprobó y a una mínima separación de poderes e independencia y profesionalidad de la Justicia, que es la garantía indispensable para que un régimen se considere democrático.
Estos problemas son absolutamente trascendentes y transversales. Se sitúan muy río arriba de problemas de gestión, económica o social, y de problemas electorales o partitocráticos. Son radicales, por la raíz, y esenciales, porque está en juego la lesa democracia. Por eso, los muchos que estamos alarmados por estos problemas cubrimos un amplio espectro ideológico, desde la más conservadora derecha democrática, pasando por el centro, el liberalismo, la socialdemocracia y hasta la izquierda más jacobina, pero democrática. Nos une la repugnancia al totalitarismo y el sueño de una sociedad de libres, iguales y solidarios. Admito que podemos estar equivocados, o excesivamente alarmados, pero llegados a este punto singular de la Historia de España, ante la acumulación de evidencias fácilmente interpretables y ante la ya importante masa crítica de españoles preocupados por su patria y por su democracia, lo que no se debe ni puede evitar es un debate profundo y riguroso, un análisis estricto y una clarificación de verdades y engaños que llegue hasta las capas más despolitizadas de los votantes, porque está en juego el ser o no ser.
«Se trataría de hablar mucho de conceptos, de hechos, de acercarse a la verdad, y lo menos posible de personas»
Y en esto llega de la mano de Cs y Vox, liberales y ultraconservadores, una propuesta de moción de censura. ¿Le puede ser útil a la ciudadanía española? La respuesta es mucho, pero con condiciones. Dejemos de lado los análisis contables y la visión de pugna partidista a ras de tierra que es la que, precisamente, haría inútil la moción. Esta moción de censura de momento histórico sólo puede ser útil si permite exponer y debatir en profundidad, con la mejor caja de resonancia posible, qué debería ser el Congreso, a dónde ha llegado la democracia española, si está amenazada, y cómo protegerla y con ello proteger el interés general. Otra manera de hacerla inútil y contraproducente sería convertirla en un rifirrafe partidista plagados de las memeces frívolas o insultos en el albañal habitual que son las Cortes de hoy en día.
Se trataría de hablar mucho de conceptos, de hechos, de acercarse a la verdad, y lo menos posible de personas. Sería una moción atípica, pues no sería para sustituir una gestión de gobierno, tema imposible, sino para alarmar, o no, a la sociedad y comprender la gravedad, o no, de la alarma. Por supuesto que debería tener consecuencias electorales, como todo en democracia, y serían derivadas de un mayor conocimiento y valoración de la situación que vivimos, por parte de los votantes. Ortega y Gasset afirmaba que «lo que nos pasa es que no sabemos lo que nos pasa», una auténtica maldición que creemos veraz hoy en día. La moción de censura debería aspirar, en este momento, exclusivamente, a romper o mitigar esa maldición, y centrarse en los problemas existenciales. No podemos votar desde la inconsciencia ni desde la nesciencia.
En este panorama puede preocupar el rechazo a apoyar activamente la presentación de la moción por parte del PP (aunque haría muy bien en no presentar un candidato propio y apoyar un referente que permitiría lo esencial, el debate y el desenmascaramiento del ataque, o no, a la democracia). ¿Indica el PP a sus potenciales votantes que no ve la situación alarmante, que el momento histórico no merece el mayor debate posible, que no concede importancia a este hipotético cambio de régimen, o que cuando llegue al poder no piensa abordar el problema y limitarse a ser un poco menos woke y bajar los impuestos? En el centro izquierda español nos hemos quedado sin partido que nos represente en Cortes, tras la laminación del PSOE de la Transición y somos carne de abstención y voto en blanco, ¿También los preocupados del centro derecha se han quedado sin partido patriótico y activamente demócrata? En definitiva, ¿tenemos alguna masa crítica de políticos responsables capaces de ayudar a la sociedad española a saber lo que nos pasa, como tuvimos en la Transición? O tempora, o mores.