MyTO

Deslealtad en la cumbre de Sánchez

«Pedro Sánchez, como aperitivo para su futuro papel de presidente europeo, se ha empeñado en internacionalizar ‘la normalización’ de Cataluña, el todo va bien»

Opinión

Erich Gordon

  • Periodista. Pasé años dedicada a la gestión y a escribir en la intimidad. Mi patria son dos lenguas, el castellano y el catalán. Cualquier casa de ópera es mi refugio. Y Wilson, mi perro de aguas luso, me acompaña en los naufragios.

Certificar el fin del procés independentista en Barcelona, durante una cumbre hispano-francesa, es otra idea innecesaria, producto de mentes deseosas de dar por cerrado el temita y sacar pecho al margen de la realidad. Pedro Sánchez, como aperitivo para su futuro papel de presidente europeo, título rotatorio que impresiona a pocos, se ha empeñado en internacionalizar «la normalización» de Cataluña, el todo va bien.

Mañana, Emmanuel Macron, presidente del más centralista y jacobino de los Estados europeos, será recibido en el país más descentralizado del continente. En España. El Gobierno ha elegido como lugar de reunión la montaña barcelonesa de Montjuic, sede de la Exposición Universal de 1929 y de los Juegos del 92. 

Esa elección ha sentado mal en círculos indepes. Se espera mucho público procesista en contra. Les parece humillante que los españoles den por cerrado su patriótico caminar. «Aquí no se ha acabado nada», rezan los carteles separatistas que se han repartido por la ciudad. Para ellos, la cumbre es otra oportunidad de hacerse ver. El procés ya se había exportado a España, al Congreso, a la Justicia y ahora toca el encuentro amistoso de dos países vecinos. Pas mal.

En esta cumbre chirría la actitud de Esquerra Republicana. El partido independentista que gobierna la comunidad en minoría se ha unido a la protesta convocada por las principales asociaciones parapolíticas (Omnium y la Assemblea Nacional Catalana) y a los exconvergentes expulsados de la Generalitat. ERC se manifestará contra un Gobierno socialista al que lleva apoyando toda la legislatura. 

Los líderes republicanos de Catalunya, que siempre ha sido afrancesada, se proponen besarle la mano a Macron mientras le estropean la fiesta de normalización a Sánchez. Esquerra estará en la cumbre (con la presencia de Pere Aragonès) y protestará en la calle (con la de su jefe, Oriol Junqueras). La doble cara independentista siempre aparece, se les dé lo que se les dé. 

«El PSOE quiere hacernos creer que ya se ha puesto un colorín colorado al cuento del ‘procés’»

Tras una maratón de anulación de delitos, cambios de penas y nuevos pasos para facilitar la rehabilitación de quienes declararon la independencia en 2017, el PSOE quiere creer y hacernos creer que ya se ha puesto un colorín colorado al cuento del procés, que vivimos un nuevo «paradigma» de normalidad democrática. Lástima que los independentistas, incluso los que aprueban sus presupuestos, se empecinen en demostrar lo contrario

En esta fiesta barcelonesa, Aragonès solo tiene un papel, el de dar la bienvenida como máxima autoridad de la región anfitriona. Asiste a la cumbre porque, según ha  justificado ante sus votantes, no puede desaprovechar la ocasión de intervenir en el encuentro franco-español para hablar de la nación catalana. Incluso ha pedido un tête a tête con Macron (y sin Sánchez). Quiere proponer la oficialidad del catalán en Europa entre una larga lista de temas que nadie le ha pedido. Olvida que es una reunión de presidentes de Estado, no de líderes autonómicos.

Pero ya puestos, Aragonès le podría exigir a Macron la inmersión educativa en corso y catalán en su país. En Cataluña no hace falta. A los niños catalanes solo se les impide estudiar en castellano. Se sigue incumpliendo la sentencia del 25% de español en la escuela pública (una sola asignatura).

Sabedor de cómo nos las gastamos por aquí, el ministro francés de Educación y un grupo de diputados presentaron el pasado año un recurso en el Consejo Constitucional para impedir que prosperara el proyecto de ley de inmersión en lenguas «regionales». Así las denominan. El objetivo del recurso, resumió Le Monde, era evitar «vivir en Francia el fenómeno catalán».  El Tribunal Constitucional lo zanjó rápido: «La lengua de la República es el francés».

Carles Puigdemont, el autoexiliado presidente, verá la protesta de los suyos por la tele. Volver no vuelve. Por el momento, se trata de salir en la pantalla y aparecer por las redes para tratar de convencer a los europeos de que Cataluña vive en un permanente conflicto.

«Independencia, Països Catalans y basta de represión» es el eslogan de la cumbre indepe. Les costará a estos patriotas acercarse a Macron para exigirle que les devuelva el Rosselló, el Conflent, el Vallespir, el Capcir y el norte de la Cerdanya, territorios que el Tratado de los Pirineos, firmado en 1659, entregó a Francia.

«La ANC ha sugerido a Aragonès que saque la ‘estelada’ en la cumbre y reviente el encuentro»

La Catalunya Nord -término inventado en 1974- no existe. Y la Catalunya Sud es una autonomía española con diputados independentistas en el Congreso de España. Sus partidos gobiernan Cataluña hace décadas y manejan a su antojo miles de millones de euros.

La más osada de las propuestas escuchadas estos días fue la de la presidenta de la Assemblea Nacional de Catalunya (ANC). Dolors Feliu, una señora que siempre parece estar enfadada y agita el puño en los mítines, le ha sugerido a Aragonès que saque la estelada en la cumbre y reviente el encuentro.

Sin embargo, el presidente independentista catalán se paseará por los salones de la cumbre y se fotografiará sonriente con Sánchez y Macron. Mientras, Junqueras -el líder en la sombra- se sumará a las protestas del poble. Será incongruente, pero es lo que toca para ganar elecciones.

El procés y el deseado final del mismo dan votos a unos y a otros. Por el momento, cada partido explica la realidad a su modo. Y, como es normal desde hace años, en Cataluña nada es normal. Ni las fraternales cumbres europeas. Solo la continua y, ya cansina, deslealtad independentista

4 comentarios
  1. 23xtc

    Como no tengo nada que hacer le copio que opina Abreu y estoy de acuerdo, hay algo que Abreu argumenta para decir que la consentida y errónea forma que tienen personas como usted de denominarme castellanohablante no es del todo verdad. Abreu dice que es ahora, o tal vez desde 300 años atrás, Koine el idioma español y es verdad, pero no del todo correcta que es Koine y desde cuando el español, tampoco Cela y es culpable de lo que esta pasando por su redacción de ese articulo de la constitución, ahora, de muchos serviles «constitucionalistas» que ni piensan ni quieren pensar solo obedecer. Ya se que esta redactada la ley de LENGUAS POR JOAQUÍN BOSCH, » para que todas sean españolas», y el se lava sus manos.

    » Es de justicia reconocer que el único idioma ¡y gran idioma!, que existe en España es el español. Que es mucho más que un idioma ¡es la koiné hispana! «…»Manuel Rivas o Quim Monzó, son escritores españoles que escriben en lo que les apetece, como es lógico en un país libre. Podrían ser escritores catalanes o gallegos si existiera un país catalán o gallego. Pero no existen. Un idioma no es más que un sistema de comunicación, no confiere ciudadanía ni conlleva nacionalidad o Patria adjunta. Todos los escritores españoles, escriban en el gran idioma español o en una de las lengüitas menores y regionales que se usan en España, son escritores españoles. «…»Es decir, que comprendan de una vez que el llamado castellano no existe. Será un pequeño paso, es cierto, pero al menos será dado en la dirección correcta. «…» ¿A nadie le da vergüenza lo del 25 por ciento de español en Cataluña? Es algo humillante y grotesco»…»Los españoles viven inmersos en un mundo de supersticiones, la primera, la existencia de ciudadanías vasca, gallega, catalana, y así hasta las diecisiete comarcas. Pero. Los ciudadanos catalanes no existen, los ciudadanos vascos, los ciudadanos gallegos y etcétera, no existen. Solo hay una ciudadanía en España, la de los españoles». «En una España de ciudadanos españoles libres e iguales, el gran idioma español ha de ser obligatorio en todo el sistema educativo, institucional y de justicia. El que quiera hablar, escribir o estudiar una de las lengüitas menores españolas podrá hacerlo, como es natural, pero no deben tolerarse imposiciones que perturben la igualdad ni el acceso al trabajo ni el buen funcionamiento de la España de ciudadanos libres e iguales, hermanados primera e irrevocablemente por el gran idioma español.»

    «Llamar castellano al gran idioma español es una aberración impuesta por los nacionalistas tribales regionales para colocar (cosa demencial) el gran idioma español al mismo nivel que sus regionales lengüitas. Pura mezquindad. Una maniobra divisiva, ruin, mezquina, burra y antiespañola»

  2. RoseCullellMuniesa

    Tengo que admitir, Laure, que me creí , al principio de la Transición, los argumentos de quienes, desde el PSUC y el PSC, promovieron en los años 80’s la inmersión en catalán. De hecho, el Nacionalismo de Jordi Pujol prefería crear dos escuelas, la catalana y la castellana, un sistema parecido al vasco. La inmersión en catalán para todos, defendían, ayudaría
    a favorecer la integración y acabaría con las diferencias de clase. No ha funcionado, en ese sentido. y se ha impedido que el castellano se estudie en profundidad. En la escuela pública catalana de hoy, el español se enseña como si fuera una lengua extranjera. La xenofobia ultranacionalista ha crecido y, curiosamente, la inmersión escolar no aumenta el uso del catalán en la calle . Ha sido un fracaso que ha acabado con una de las grandes riquezas de Catalunya: el bilingüismo.

  3. Laure

    Rosa Cullell habla, una vez más, de la inmersión lingüística, ciertamente negativa para la convivencia social –y cultural– en Cataluña. Curiosamente, creo haber oído, fueron el PSC y el PSUC los partidos que abogaron por ella, frente a las reticencias iniciales de Jordi Pujol. Un hecho todavía más curioso: el entonces presidente Felipe González aprobó sin pestañear dicha inmersión ¡diciendo que era algo parecido a enviar a tus hijos a estudiar en el Liceo Francés o el Instituto Británico! ¡Algo surrealista que demuestra la escasa talla cultural de nuestros políticos! Recuerdo asimismo que una alta autoridad jurídica como Francisco Tomás y Valiente cuestionó esa actitud del presidente González. Años más tarde Aznar remató la jugada, regalándole a Jordi Pujol todas las competencias en enseñanza primaria y secundaria. ¡Y así andamos! Lo que no entiendo es el silencio existente en torno a las normas educativas que estableció la Generalitat de Catalunya en la década de 1930, por entero justas y razonables: una vía lingüística a la vez doble y fusionada, de acuerdo con la voluntad de los padres del alumno y el empeño –legítimo– por acrecentar el conocimiento de la lengua catalana.

Inicia sesión para comentar