El crecimiento del club de fachas y la baraka de Sánchez
«La prueba de la suerte providencial de Sánchez es que, otra vez, un listo de Vox le hace el trabajo sucio cuando más lo necesita»
Si el presidente Sánchez tenía la esperanza de que pasadas las Navidades se fueran olvidando sus medidas más polémicas y así poder encauzar libremente los mensajes para la campaña electoral que ya ha empezado, que olvide toda esperanza.
Si esperaba que también se pasaran las críticas a su sumisión a ERC y a Bildu, a los que ha regalado la derogación del delito de sedición y la rebaja de penas del de la malversación, o su forma de asalto al Tribunal Constitucional en particular y al poder judicial en general, pues tampoco.
Y si esperaba que el doloroso error jurídico de la ley de Irene Montero, la ley del solo sí es sí, que en 100 días lleva ya 208 rebajas de penas de condenados por delitos sexuales, fuera calmándose sin necesidad de corregir la ley, pues no ha acertado en nada.
Con este panorama, ni las mentiras del CIS de Tezanos, pagadas, no lo olvidemos, con dinero público, pueden calmar la inquietud de un Sánchez que sigue siendo prisionero de sus obras, y sobre todo de sus socios de gobierno y de legislatura. Tan prisionero que ni siquiera puede cesar a una ministra de su gobierno como Irene Montero, ni a su impresentable cómplice en la secretaría de estado, Angela Rodríguez Pam, un despreciable ejemplo de una política arrogante que tras reírse de la rebaja de penas de los violadores solo ha emitido una disculpa parcial, con la boca pequeña y sin cuestionarse dimitir de su sillón de 120.000 euros al año. Y Sánchez traga.
Pero no todos tragan unos errores en una ley que han provocado las críticas de gente tan poco sospechosa para la izquierda como la exalcaldesa de Madrid y magistrada Manuela Carmena, que ha calificado la inacción para corregir el desastre de «soberbia infantil». O de la que fuera número dos del PSOE y actual presidenta de la Fundación Mujeres, Elena Valenciano, que ha afirmado que la ley del solo sí es sí se debe corregir, y se lamentaba que los que han salido de la cárcel ya no volverán a entrar. Dos reacciones razonadas, de dos mujeres de izquierda, feministas y con prestigiosas trayectorias jurídicas y políticas. Pues bien, para Unidas Podemos y alrededores, las dos son ya dos fascistas más. El club de fascistas crece. Y crece no solo para Ione Belarra, a la que es increíble ver cómo manipula al mejor estilo estalinista las declaraciones de Manuela Carmena.
Desde Moncloa y Ferraz también se engorda con frecuencia esta lista del club de los fascistas. Ya tienen etiquetados así a muchísimos miembros de la oposición, del mundo judicial, del mundo periodístico y en general a todos los que han criticado en voz alta los modos de gobernar de Pedro Sánchez. Los últimos en entrar en el club de fachas han sido las 255 personalidades que han firmado el manifiesto contra el Gobierno. Cierto que muchos por ser del PP o conservadores o centristas son ya viejos sufridores de esta acusación. También lo son intelectuales y periodistas rebeldes al discurso oficial como Fernando Savater, Félix de Azúa, Andrés Trapiello , Félix Ovejero, Ignacio Varela, Antonio Caño o Fernando Múgica. Incluso prestigiosos apellidos socialistas como Cesar Antonio Molina, Joaquín Leguina, Nicolás Redondo, Pedro Bofill o José Luis Corcuera deben escuchar alucinados como les llaman fachas los compañeros de partido. También hay nombres que han sido muy influyentes en el PSOE, como Juan Luis Cebrián, Miguel Ángel Aguilar o Augusto Delkader. Todos fachas.
Todos ellos ven alarmados como las reformas del Código Penal o el intento de cambiar el proceso de acceso al Tribunal Constitucional pueden llevar a la destrucción del espíritu de la Constitución del 78 y reclaman a los socialistas que llaman silentes que levanten la voz y «paren este proceso de deserción de sus compromisos constitucionalistas». Todos fachas.
«La verdad es que impresiona escuchar la inmoralidad de los seguidores de un prófugo pidiendo la vuelta a la prisión del indultado Junqueras»
Da igual que también haya llamamientos al PP para que cumpla sus deberes constitucionales sin renuncia alguna. Todos fachas. Ese llamamiento a los medios de comunicación, a los intelectuales y a la sociedad española en su conjunto, especialmente a los jóvenes para que «reaccione cívicamente» ante estas políticas gubernamentales y legislativas para que frenen esta «erosión,» se considera en Moncloa una auténtica agresión hecha por fachas.
El panorama no parece, por tanto, fácil para Sánchez. Pero el presidente del gobierno tiene ‘baraka’. Sí, esa bendición divina que dicen los árabes que tienen los hombre con una ‘suerte providencial’ porque superan siempre situaciones complicadas. De un viejo conocido de Sánchez, concretamente del hombre que le hará pasar a la historia por exhumar su cadáver, se decía que tenía ‘baraka.’ Sí de Franco y ese sí que era facha.
Y prueba de la ‘baraka’ de Sánchez es que, otra vez, un listo de Vox le hace el trabajo sucio cuando más lo necesita. En esta ocasión ha sido el arrogante vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo, que con el anuncio de un protocolo para las mujeres que vayan a abortar ha regalado armamento electoral pesado a Moncloa. Un protocolo que debe de ser solo suyo, aunque él no sepa de embarazos, porque nadie más lo ha visto, pero que provocó silencios sospechosos y reacciones tardías en su socio de gobierno. El presidente Mañueco, en una nueva demostración de lentitud y falta de análisis, dejaba que el aborto se convirtiera en el único tema del que Moncloa y Ferraz hablaban.
La llamada de Feijóo a Mañueco para que cerrara urgentemente la crisis no va a impedir que el aborto sea ya un asunto central de la campaña. De eso se ocupa también el nuevo presidente del TC, Conde-Pumpido, que ha marcado como máxima prioridad la resolución del recurso sobre la ley del aborto, un recurso que, cierto es, lleva de forma indignante trece años escondido en el cajón de los olvidos del Tribunal Constitucional. Por cierto, que cuando el Senado apruebe la nueva ley del aborto en febrero, esta ley sobre la que versa el recurso dejará de estar vigente. Pero eso es otra historia. Lo importante es el ruido en un tema en el que nunca está cómodo el Partido Popular. Y Sánchez lo sabe.
Desde Barcelona le llega más ‘baraka’ a Sánchez. Las imágenes de la expulsión de Junqueras de la pequeña manifestación independentista contra la cumbre franco-española, con gritos de traidor por parte de la gente de Puigdemont muestra en toda su crudeza la ruptura del independentismo que era conocido por todos, pero no visibilizado hasta ahora de manera tan humillante. La verdad es que impresiona escuchar la inmoralidad de los seguidores de un prófugo pidiendo la vuelta a la prisión del indultado Junqueras.
En todo caso, una situación que refuerza la posición de Sánchez que podrá así jugar con sus necesidades en Madrid con el sacrificio y apoyo del PSC en Barcelona. Porque, aunque Junqueras diga que el procés sigue vivo, ERC está aislado y el gobierno de Aragonés en absoluta minoría en el Parlament.
Eso sí, seguro que, desde Moncloa, ni a Junqueras ni a Aragonés les llaman fachas. Eso solo para los constitucionalistas que le recuerden el respeto a la separación de poderes y al estado de derecho.