A tres meses de la batalla
«Muchos votantes socialistas fuera de Cataluña y del País Vasco se encuentran con un partido que ha pensado más en ERC y Bildu que en ellos mismos»
Las fuerzas políticas reordenan tropas, preparan munición, cavan trincheras, deciden candidatos, maquinan alianzas y, sobre todo, planifican las operaciones de ataque para las próximas elecciones locales y municipales del 28 de mayo.
A tres de meses de la batalla, solo se sabe que el resultado es fundamental de cara a las generales de final de año, porque suponen el primer choque generalizado tras el triunfo de Sánchez en las últimas generales. Ha habido algunos enfrentamientos previos que tuvieron características muy específicas.
La primera diferencia es que los terrenos electorales fueron muy delimitados y por separado: Madrid, Andalucía y Castilla y León. Los populares arrasaron en las dos primeras hasta el punto de no necesitar de Vox. En Valladolid, aunque sigan gobernando, se pegaron un tiro en los pies en una comunidad que dominaban con cierta tranquilidad y en la que hora tienen que soportar a una Vox cuyos planteamientos fundamentalistas y primarios solo dan munición al PSOE. Por su parte, los socialistas fueron incapaces de recuperar y en algunas retrocedieron. Y además vieron cómo su socio de gobierno en la Moncloa bajaba hasta unos niveles que, aunque los socialistas crezcan en mayo, puede dificultar la constitución de cualquier tipo de alianza.
Las cosas han cambiado. Para empezar, no estamos ya en un momento de post confinamiento por la covid. Esta primera advertencia es importante sobre todo para Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid. No se va a encontrar ya esos huracanes de adhesión por su enfrentamiento a la gestión que hizo el gobierno de Pedro Sánchez de cierre total y por tanto de ahogo para numerosos comerciantes, en especial de la hostelería, que encontraron en Ayuso a su Agustina de Aragón que les defendía de las ordenes invasoras de Sánchez.
De aquellos tiempos de pandemia y covid nos llega también la máxima sensibilidad que tiene la ciudadanía con la situación de la sanidad pública, de sus médicos y enfermeras, de sus recursos y de las promesas hechas. Un movimiento generalizado en toda España, basada en una evidencia real. Nuestra Sanidad pública es sagrada para los ciudadanos y viene sufriendo en todas sus estructuras. En toda España se han cerrado pactos con los sindicatos tras las movilizaciones. En todas excepto en Madrid, donde Más Madrid no suelta hueso y mantiene viva y activa la protesta. Sabe que puede hacer daño a Ayuso y sobre todo que atraerá el voto de toda la izquierda, incluido el del PSOE.
Sin embargo, si algo puede marcar estos meses de precampaña y de campaña son tres armas de destrucción masiva de voto socialista. La primera es la ley del solo sí es sí. El contador con más de 600 delincuentes sexuales a los que se les ha rebajado la condena y más de 50 que han salido ya a la calle. Y lo malo es que el goteo sigue día a día, ante la parálisis de un Gobierno enfrentado en el que Sánchez no manda y Unidas Podemos no cede. Una ley que lo normal es que castigue a Sánchez por inoperante y a Podemos por el inhumano error y su inhumana soberbia que olvida incluso a las víctimas de estos delincuentes.
Dicen las malas lenguas que, a pesar de las presuntas prisas de Sánchez, el líder socialista no parece muy molesto por el retraso de la corrección de la ley, porque le permitirá venderla mejor, cuanto más cerca esté del 28-M. Lo que nadie sabe es si el daño electoral será para Unidas Podemos, para el PSOE o para los dos. Pero este contador y el error judicial son armas demoledoras para la batalla.
«No pidan transparencia a este gobierno. Para ellos la transparencia es tan oscura como la boca de esos túneles de Cantabria y Asturias por los que no caben los trenes»
Y no son las únicas. Si hay algo que poder ser considerado munición muy explosiva, eso es un caso de corrupción. Los socialistas tienen un gran agujero en sus defensas. Y el caso Mediador puede ser demoledor. No es ya el caso de corrupción de un diputado socialista, sino la trama de extorsión que había en una Canarias con gobierno socialista a distintos empresarios. Todo lo que envuelve a este caso es tóxico: fiestas con prostitutas, cocaína y viagra. Falta mucho por salir y nada bueno de una trama en las Islas que puede ser mucho más profunda y extensa.
Corrupción pura y dura. Eso sin contar con otros vientos que volverán a ser huracanes según nos acerquemos a las elecciones. Vientos penales que trajeron indultos a los condenados por el procès, la derogación del delito de sedición y el que más duele ahora, la rebaja del delito de malversación. Se buscó proteger a los amigos de ERC y el rebote del tiro ha sido doble, a los pies y a la cara. No solo indignó en toda España la protección legal de los sediciosos independentistas, sino que además no les ha servido de nada y siguen inhabilitados.
No tendrán fácil los barones socialistas explicar en Toledo o en Oviedo o en Zaragoza o en Mérida cómo se ha destrozado el Código Penal para proteger a unos delincuentes condenados. No tiene explicación, ni tampoco moralidad. Muchos votantes socialistas fuera de Cataluña y del País Vasco se encuentran con un partido que, teniendo el poder, ha pensado más en ERC y Bildu que en ellos mismos.
A todo esto, en la extrema izquierda nadie sabe cómo van, ni quiénes, ni cuántos ni a quién siguen. No saben si suman con Yolanda Díaz o restan con Pablo Iglesias. Y en la extrema derecha siguen empeñados en dar votos al PSOE. La última la moción de censura con el manipulado Tamames. Una indignidad de Abascal que abusa de la edad y de la situación del que fuera político comunista. Una moción que le viene ahora de maravilla a Sánchez.
El presidente cree que con la manguera de los millones todo lo puede apagar. Ayudas, ayudas, dinero y dinero. Da igual que las generaciones futuras estén ya endeudadas de por vida antes de haber nacido. Todo para la mayor gloria de un presidente al que saltarse los procedimientos le atrae como un imán. Y si encima hay chorros de dinero público, ya le suena a orgasmo. No pidan transparencia a este gobierno. Para ellos la transparencia es tan oscura como la boca de esos túneles de Cantabria y Asturias por los que no caben los trenes. Y eso ya lo saben hasta en Europa.