Sanchismo disimulado
«Si el centrismo supone, desde la equidistancia y la superioridad moral, hacer buena una parte del sanchismo se equivoca. Pasó su tiempo o lo malgastaron»
La antigua generación de nuevos talentos centristas se ha quedado en tierra de nadie. Ha ocurrido muchas veces en la historia. No es preciso alarmarse. Se les hizo creer que poseían la verdad y la virtud frente a «los viejos», y que, con una claridad intelectual sin igual, venían a salvarnos. El fenómeno está muy estudiado porque la vida política europea de los últimos doscientos años está llena de mesías y profetas efímeros.
Lo digo porque Begoña Villacís, último reducto de Ciudadanos, se presenta a las elecciones municipales madrileñas diciendo que su socio de Gobierno, el PP de Almeida, es como Vox. «Votar PP es votar a Vox», ha dicho después de cuatro años de compartir el poder con la mímesis del «ultraderechismo». A esto añadía: «Y votar PSOE es votar Podemos». Ya. Entonces pactar con el PSOE mociones de censura en Madrid y Murcia debe ser abrazarse a Podemos, tal y como hizo Cs al votar a favor de la ley de Irene Montero.
Detrás de la boutade centrista de Villacís hay un sórdido cálculo electoral. Cs sabe que su votante ha decidido que el partido está muerto, y que, entre la abstención y participar, se va mayoritariamente al PP. Conoce también que ese elector repudia a Vox, compendio, a su entender, de las ideas y maneras dignas de cancelación. La manera de retenerlo es decir que si votan al PP lo estarán haciendo directamente al partido de Abascal. Es tan básico que da pena. Supone un insulto tal a la inteligencia de los votantes que no merece ni atención.
«El llamado ‘centro’ exige no estar con unos ni con otros, sino reconvenir a ambos»
La rebaba de este centrismo acomodaticio está en la aceptación de parte del sanchismo, aunque no se sepa cuál. El punto geométrico llamado «centro» exige no estar con unos ni con otros, sino en reconvenir a ambos. Esto encaja muy bien con esa generación de virtuosos que llegó a la política para arreglar todo lo que «los viejos» habían estropeado. Tenían que regañar y corregir o no eran nada. Sin embargo, hay una diferencia esencial (y pasmosa) entre el compromiso cívico y el mesianismo.
La coherencia es vital en política, aquí y fuera. El proyecto del PP se fragua ahora desde la oposición, como es lógico, y su máxima aspiración es reunir a todos los que están contra las medidas y formas del Gobierno sanchista. Esto es perfectamente legítimo, e incluso inteligente. Permanecer en el karma kantiano de la búsqueda de la perfección es no comprender la realidad de la vida política.
Voy con un ejemplo. El Partido Demócrata de Biden se presentó a las elecciones como un proyecto anti-Trump. Era necesario, según pensaban, sacar de la vida política a un personaje populista, ególatra y engreído, con una tendencia autoritaria evidente, que forjó su mandato en la polarización política y social. La mayoría de norteamericanos pensó que hay momentos en la historia en los que es obligatorio, si se aman las libertades y la democracia, taparse la nariz y votar a quien puede sacar del poder a un personaje tóxico. Y si Biden falla se lo quitarán de enmedio recurriendo a las urnas, como es natural.
«No es posible rescatar algo del sanchismo porque sus medidas están pensadas para el enfrentamiento»
Regresando a España, el antisanchismo consiste en priorizar la derrota electoral de Sánchez por sus formas, las medidas que decreta, sus aliados, y las consecuencias de sus actos y palabras. Cuando un Gobierno coloniza el Estado para tergiversar la democracia y empobrecer por generaciones a un país, o es autoritario y polarizador, lo inmediato es llevarlo a la oposición. Si un partido que aspira a gobernar, como el PP, desatiende un sentir mayoritario como es el poner punto final a la etapa monclovita del PSOE, está traicionando la esencia de un gobierno representativo, tal y como escribió Bernard Manin.
No es posible rescatar algo del sanchismo porque sus medidas están pensadas para el enfrentamiento, no para la conciliación. No hay más que escuchar a Patxi López despreciar al PP tras su voto a la reforma de la ley del solo sí es sí. Así es el sanchismo: leyes ideológicas que crean más problemas de los que arreglan, polarización y maneras autoritarias. Es el Gobierno por decreto que hurta los debates parlamentarios y violenta las sesiones de control. ¿Y qué decir del sanchismo respecto a los nacionalismos rupturistas? ¿O es que hay alguna duda de que harán Lehendakari a Otegi? ¿O de que abrirán la puerta a un referéndum pactado en Cataluña, tal y como exige ERC? ¿O de que permite leyes educativas que marginan al español?
Si el centrismo supone, desde la equidistancia y la superioridad moral, hacer buena una parte del sanchismo creo que sus defensores se equivocan. O peor. Es posible que hayan envejecido antes de tiempo, porque, al decir de las encuestas, los jóvenes entre 18 y 24 años se deciden por el PP, no por Cs. Quizá pasó su tiempo, o lo malgastaron.
Buenos días Vilches
Pues una buena parte del voto a Cs se fue a VOX, en Cataluña por ejemplo.
Lo peor es que la actitud de la Sr Villacis acabará siendo recompensada por …. el PP. Y si no al tiempo.
El centro es la excusa, la de Cs y la del PP. Lo mismo que el «antisanchismo», esa cosa tan indefinida que apesta a que un PSOE sin Sánchez es taumaturgicamemte algo aceptable. Ergo si se logra que Sánchez desaparezca de la escena, ayudándole con una buena patada hacia arriba en un organismo internacional de enjundia, será posible conservar lo «positivo» de sus medidas.
O sea Agenda 2030 en vena, aunque sin burbujas (que son mu malas para la salud).
La cuestión es que el personal no se cosque de que es lo que significa la Agenda y de quienes están a favor y en contra. Y por cierto muy liberal, precisamente, no es.
Un saludo cordial
Buenos días, don Pasmao.
Bien lo describe usted: “el anti Sanchismo”. Como si fuera el Anticristo y hubiera que exorcizar el partido poseído , cuando lo que se hace es quitar al demonio de un cuerpo, pero el demonio sigue ahí, a la espera de volver a encontrar un huésped.
Buenos días tenga.
Es tal el traumita de este elemento hacia el PP (Imposible encontrar un comentario que no saque el PP a la palestra o a la agenda 2030 que firmó la Unión Europea por él), que ayer mismo decía que la AIREF fue para controlar a Rajoy.
De verdad que resultan esperpénticos los «comentarios» de este elemento lastrados con su traumita al Partido Popular.
AIREF: Fue creado en 2013 por el Gobierno de España, a iniciativa de la Unión Europea y como desarrollo del mandato constitucional establecido en el artículo 135. El 14 de noviembre de 2013, se publicó la Ley Orgánica 6/2013, que creaba la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal española (AIReF) y en junio de 2014 se iniciaron efectivamente sus trabajos.
La puesta en marcha de una Autoridad Independiente fiscal tuvo una primera etapa a mediados del siglo XX. Países Bajos creó la primera IFI en 1947. Pocos años después dio paso a otras experiencias, en Dinamarca y Alemania y, algo más tarde, se sumaron Estados Unidos, Bélgica, Austria, Corea del Sur, Suecia y Canadá.
NI SABE QUE LA AIREF LA EXIGIÓ MERKEL POR LAS TRAMPAS DE ZAPATERO. PERO QUE ATREVIDA ES LA IGNORANCIA DE LOS VOXEROS.
Tengo la plena seguridad de que Santiago Abascal el NINI ha identificado al «Pasmao» y lo incluye dentro del siguiente titular de Prensa:
11/11/2019: «Santiago Abascal: «300.000 españoles que votaron al PSOE han apostado por Vox en esta ocasión».
Todos estos elementos llevan el odio en su cuerpo al comprobar como el PARTIDO POPULAR rescataba España y los ponía a trabajar.