MyTO

Dadaísmo electoral

«El afán de los partidos del ‘espacioalaizquierdadelPSOE’ de crear un tejido empresarial paralelo de titularidad pública es pura irracionalidad»

Opinión

Alejandra Jacinto y Mónica García. | Europa Press

  • David Mejía es doctor por la Universidad de Columbia y profesor de Filosofía y Humanidades en IE University.

Pensaba comprarme un móvil, pero he decidido esperar. A este ritmo, calculo que a mediados del mes que viene Pedro Sánchez se habrá comprometido a regalarme uno. Y si esto no sucede, confío en que para septiembre Podemos haya impulsado la creación de un Apple público que democratice el acceso a los iPhones.

Los compromisos de campaña se están convirtiendo en un género literario. Qué digo un género, los compromisos de campaña son todo un movimiento artístico. O más bien un movimiento antiartístico, como el dadaísmo: sirve para cuestionar la existencia del arte de la política. Los mítines electorales son el Cabaret Voltaire de nuestro tiempo. El dadaísmo electoral no se materializa en una sucesión ilógica de palabras, sino en frases coherentes que flotan en una burbuja de irracionalidad. El dadaísmo electoral no desordena el léxico, sino la lógica democrática. La denuncia no llega mediante un juego lingüístico, sino cognitivo. En ambos casos el objetivo es despejar toda sospecha de coherencia. Son llamadas de atención cuyo fin es la negación misma de la racionalidad.

«Estas ocurrencias que pretenden ensalzar lo público, sólo consiguen degradarlo»

De qué forma, sino en un marco vindicativo del absurdo, se puede entender que en los últimos días hayamos escuchado a políticos proponer cosas como la intervención de Tinder para denunciar el ciberacoso y la violencia machista (Mónica García, Más Madrid), la apertura de una cadena de supermercados públicos para pinchar el «oligopolio alimentario» que maneja «el capo» Juan Roig (Ione Belarra, Podemos) o la creación de un Glovo público para «garantizar las condiciones laborales de los trabajadores y fomentar el comercio de proximidad» (Alejandra Jacinto, también Podemos). Si están preguntándose cómo encaja la apertura de una red de supermercados públicos con el fomento del comercio (privado) de proximidad déjenlo: lo último que pretende el dadaísmo es tener sentido.

Estas ocurrencias que pretenden ensalzar lo público, sólo consiguen degradarlo, pues asumen que el poder público es incapaz de regular las perversiones del sector privado. Es un misterio cómo un Estado al que ven incapaz de protegernos de los excesos del capitalismo va a poder neutralizarlo compitiendo con él. No sé cuál es su experiencia pero, según la mía, la Administración no está para presumir eficacia.

El afán de los partidos del espacioalaizquierdadelPSOE de crear un tejido empresarial paralelo de titularidad pública es puro dadaísmo político, es decir, pura irracionalidad. Sin entrar a valorar la eficiencia de estas nuevas empresas, fantaseo con cómo las gestionarían sus promotores. ¿No es paradójico que quienes más reivindican las virtudes de las cosas públicas sean tan propensos a gestionarlas como bienes privados?

2 comentarios
  1. Techlogic

    Ellos quieren ser Amancio Ortega, Juan Roig, etc.
    ELLOS !! , los de la última fila de la clase. Y les es tan fácil como tener un BOE pa pintar.
    Son el típico personaje de la cigarra, con los pies en la mesa viendo cómo van rellenando las hormigas lo que va a ser su futuro bolsillo.
    Y todavía hay hormigas que les jalean, son las hormigas-garrapata.
    .

  2. Grossman

    Aunque parezca exótico o dadaísta no es nada nuevo, es la izquierda implementando sus ideas de toda la vida, si, las mismas que han fracasado siempre.

    Consiste en, a través del estado, corregir todas las injusticias universales que hay en el mundo. El estado lo puede todo, es un superpoder con el que se puede acabar con los explotadores, con la sanidad privada, la enseñanza privada, los supermercados privados, las televisiones privadas, los periódicos privados…es un ungüento mágico que todo lo soluciona.

    Recientemente se ha puesto en práctica en VENEZUELA, Nicaragua, Argentina lleva décadas en practica, ahora Colombia, etc. sus resultados son hambre y miseria, pero eso no es lo importante, lo importante es que la izquierda ha conseguido implantar sus dictaduras.

    Un Chaves charlotero iba por las plazas a voces “exprópiese” y los zurdos deliraban, hoy están en quiebra y han empezado a privatizar por la puerta de atrás pero Maduro no va por las plazas “privatícese”.

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