THE OBJECTIVE
César Molinas

China, Ucrania y la Trampa de Tucídides

«El papel de Pekín en la guerra responde a su ambición de consolidarse como alternativa al liderazgo mundial de EEUU también en el ámbito político»

Opinión
6 comentarios
China, Ucrania y la Trampa de Tucídides

China, Ucrania y la Trampa de Tucídides. | Erich Gordon

A primera vista puede no estar claro qué se le ha perdido a China en Ucrania, pero algo debe haber. Noticias recientes confirman que Xi Jinping telefoneó a Zelenski un mes después de que el líder chino visitara Moscú el pasado mes de marzo.  Con ocasión de su visita a Rusia, Xi aprovechó para proclamar a los cuatro vientos su inquebrantable solidaridad con los actuales herederos de la Unión Soviética. A fin de cuentas, China y Rusia son las dos mayores dictaduras comunistas del planeta y la solidaridad entre ellas podría tener visos de credibilidad.

Pero no van por ahí las cosas. A China, en mi opinión, le trae sin cuidado lo que le ocurra a Rusia porque en la actualidad estamos hablando de un país residual que no aporta nada positivo al resto del planeta. Tiene muchas riquezas naturales, eso sí, y es una potencia nuclear formidable. Pero nadie en su sano juicio le hace caso alguno. No tiene nada positivo que aportar al resto de la humanidad. Y tampoco tiene capacidad de liderazgo ni un poder intimidatorio suficiente para ser una variable relevante en las principales ecuaciones políticas. Dicho esto hay que reconocer que, visto lo que está ocurriendo en Ucrania, Rusia es un verdadero incordio en el corazón de Europa. Nada positivo, pero mucho negativo.

La aparición china en Ucrania responde a criterios geoestratégicos antiquísimos que ya comenzaron a conducir la historia en el siglo V antes de nuestra era, es decir, hace la friolera de más de 2.500 años. ¿Qué ocurrió en ese pasado tan distante? Lo relata el gran Tucídides, general ateniense y autor de la Historia de la guerra del Peloponeso, un libro que se lee con total frescura en la actualidad. La primera potencia mundial en esa era remota era Esparta, que observaba con preocupación el auge de Atenas. Llegó un momento en el que los espartanos optaron por una guerra preventiva para evitar la consolidación ateniense, cosa que acabaron consiguiendo derrotando y destruyendo a  Atenas. 

«Las tensiones entre potencias mundiales consolidadas y potencias emergentes se han repetido 16 veces en la historia»

Según el politólogo estadounidense Graham T. Allison, desde que los espartanos derrotaron preventivamente a Atenas las tensiones entre potencias mundiales consolidadas y potencias emergentes se han repetido 16 veces a lo largo de la historia, que es una historia muy larga. De entre estas 16 veces, en 12 ocasiones el conflicto culminó en guerra, que es una proporción muy alta. El ejemplo alemán es muy ilustrativo. Alemania intentó dos veces en el siglo XX imponerse por las armas a la primera potencia europea –el Imperio británico- y consolidarse como una gran potencia mundial. Ambos intentos desencadenaron guerras mundiales –en 1914 y en 1939- en las que Alemania, que perdió las dos, acabó siendo despedazada.  A esta aparente fatalidad de guerra entre las potencias consolidadas y las emergentes se le acostumbra a llamar la Trampa de Tucídides porque el ateniense fue el primero que la describió.

China es hoy en día una potencia emergente que se mide a sí misma con los EEUU, que desea competir con el coloso americano y, si se presenta la oportunidad, sustituirle como primera potencia mundial. No se le ha perdido nada a China ni en Rusia ni en Ucrania, país en el que carece de intereses concretos. Su presencia en este último no responde a ningún interés específico en Centroeuropa: responde a su ambición de consolidarse como alternativa mundial al liderazgo de los EEUU, no sólo en el ámbito económico sino también en el político. Esta alternativa la estamos viendo ya en el campo económico y, sobre todo, en el comercial: China es un competidor feroz en todos los países relevantes del mundo, grandes o pequeños, ricos o pobres. Y, como se observa ya en África, por ejemplo, los progresos chinos en el comercio van acompañados, en muchas ocasiones, por progresos muy significativos en su influencia política.

Volvamos ahora a la Trampa de Tucídides. ¿Hasta dónde llegará la rivalidad de China y los EEUU? ¿Qué ocurrirá con el caso 17º de enfrentamiento entre una potencia emergente y la potencia consolidada? Si miramos al pasado, las perspectivas son sombrías: ha habido guerra en 12 de los 16 enfrentamientos anteriores. Pero si miramos al presente, hay una diferencia fundamental con lo que ocurrió en el pasado. Esta diferencia es la existencia de armas atómicas en las principales potencias del planeta. Estas armas, paradójicamente, son un instrumento de paz porque son disuasorias. Hay muchas armas atómicas, pero ello no aumenta el peligro de guerra entre las grandes potencias, sino que lo reduce. ¿Es el fin de la Trampa de Tucídides? El tiempo lo dirá, pero probablemente sí, en mi opinión.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D