THE OBJECTIVE
Francesc de Carreras

La guerra de Ucrania: ¿quién gana y quién pierde?

«Mi respuesta es que el perdedor es la UE, especialmente Alemania, y la han ganado los fabricantes de armas, EEUU y su estrategia de dominio mundial»

Opinión
11 comentarios
La guerra de Ucrania: ¿quién gana y quién pierde?

El presidente ruso, Vladimir Putin.

En conversaciones con amigos, el capítulo guerra de Ucrania se sustancia con rapidez: Rusia fue el Estado invasor y debe pagar por ello, hay  que alcanzar la victoria final, es decir, restituir a Ucrania la totalidad de su territorio, incluido por supuesto Crimea.

Esta es una perspectiva defendible, con argumentos indudables basados en el derecho internacional. Seguramente es una posición que adoptan una gran mayoría de los españoles. Parte de la base de que el conflicto Rusia/Ucrania es de carácter regional, se circunscribe a estas dos partes, no hay más protagonistas, es un guerra entre dos Estados. Hay que acabar con Putin (Pedro Sánchez se refiere siempre a la «guerra de Putin»)  y sanseacabó: muerto el perro, muerta la rabia.  Occidente, es decir, la UE, Estados Unidos y sus áreas de influencia, deben apoyar al agredido, defender a Ucrania con todas sus fuerzas. En definitiva es lo que está sucediendo. 

Pero no es la única perspectiva, quizás incluso no es la más inteligente y profunda, hay otras formas de enfocar el problema que tienen en cuenta factores distintos y, sobre todo, parten de otra base: no se trata de una guerra regional sino que debe inscribirse  dentro de un marco mucho más amplio de carácter global, de la lucha para conseguir la hegemonía mundial, el predominio económico y, previamente, político y militar. 

Esta segunda perspectiva es la más inquietante: las causas y las consecuencias de la guerra de Ucrania nos afectan a todos, es un capítulo más de la lucha entre los bloques que en este comienzo de siglo XXI se disputan el poder económico, cosa tan inevitable como peligrosa si se lleva al terreno militar. Por tanto, a mi modo de ver, la guerra de Ucrania no es un conflicto cualquiera sino un pequeño ensayo de otro mucho más amplio. No es sólo un conflicto bélico sino geopolítico.

«El trato dado a Rusia por Occidente fue humillante y ofensivo»

La URSS se desintegró entre 1989 y 1991 y quedó reducida a Rusia: el trato dado a ésta por parte del mundo occidental fue humillante y ofensivo, entre otras cosas porque se le amputó Ucrania (o por lo menos la parte oriental de la misma y la salida al mar por Crimea) y Bielorrusia (la antigua Rusia Blanca). Además, se la engañó militarmente en la cuestión de la OTAN (ni un milímetro avanzará hacia el Este, había prometido James Baker a Gorbachov) y no se la ayudó en su período de reconstrucción económica. 

Al contrario, Occidente dejó que en el nefasto período de Yeltsin, el paso de una economía completamente estatalizada a un sistema económico basado en la propiedad privada no fuera una auténtica economía de mercado porque se impidió la libre competencia, auténtico motor de la misma. De ahí que los oligarcas mandaran sobre los políticos. Pero ya bajo Putin en el siglo XXI, con un Estado más autónomo del poder económico, es decir un Estado más moderno, tampoco se le ayudó aunque entre la UE y Rusia hubiera muchos intereses comunes. 

Lo explicaba con detalle el embajador de España en Moscú Javier Elorza en el más que interesante Vidas cruzadas de este pasado domingo en THE OBJECTIVE a preguntas de David Mejía. Explicaba que entre 2006 y 2008, España intentó, de acuerdo con el presidente de la Comisión Europea, Durão Barroso, establecer relaciones económicas estables con Rusia y crear una zona de libre comercio. Lo aprobó la Comisión Europea y se firmó un tratado entre ambas partes que duró sólo dos años porque los europeos querían injustificadas ventajas respecto al gas y el petróleo ruso: «Las grandes compañías petroleras [europeas] no querían ceder su cuota de mercado a Gazprom [la gran compañía energética rusa] y comenzaron a utilizar todo tipo de restricciones. […] Y al final, Gazprom se encontró con una maraña de disposiciones sobre competencia que le impedía acceder al mercado de los países occidentales».

Y el embajador Elola se pregunta: «¿Qué habría pasado si en lugar de romper [las relaciones económicas con Rusia], hubiéramos sido más flexibles? Habríamos podido modular esas reglas tan drásticas que la Comisión quería aplicar, las cuales no tenían ninguna razón de ser, excepto la codicia de nuestras propias empresas petroleras. Si hubiéramos sido más suaves, más modulados, más flexibles… ¿qué habría pasado si Rusia y la Unión Europea hubieran llegado a un acuerdo sobre el cambio? Yo creo que habríamos cambiado la historia de Rusia y Europa. No habría habido una invasión de Crimea unos años después, ni lo que está ocurriendo ahora en Ucrania, porque habríamos actuado económicamente en nuestro beneficio ya que Rusia era la parte más débil, la que tenía menos capacidad industrial, menos tecnología operativa. (…) Y perdimos la oportunidad».

«Tras la catástrofe soviética, seguimos tratando a los rusos como peligrosos enemigos» 

Perdimos la oportunidad y la seguimos perdiendo. Desde entonces, desde 2008 han pasado muchas cosas en lo que hoy es zona de guerra: Crimea, el Maidán, la guerra soterrada en el Donbás, de la que curiosamente no informaron los medios de comunicación hasta la invasión rusa de febrero de 2022. Rusia es el Estado más extenso del mundo, con fronteras que van desde varios países de la UE hasta India, China, frente al Japón, pasando por otros muchos países, sin apenas salidas al mar (de ahí la importancia crucial de Crimea). La Rusia europea, así como Ucrania, es de cultura tan europea como el resto de países occidentales, solo hay que evocar para comprobarlo algunos nombres de escritores o músicos de los dos últimos siglos. Y sin embargo, tras la catástrofe soviética, seguimos tratando a los rusos como peligrosos enemigos. 

Javier Elorza dijo que perdimos una oportunidad entre 2006 y 2008 y en 2023 la seguimos perdiendo. Rusia suministraba gas y petróleo barato a Alemania, una de las bases de la prosperidad económica europea y, a consecuencia de la actual guerra, se han volado los gaseoductos por los que entraban estas fuentes de energía. Es una agresión a la UE y hemos callado cobardemente. Ahora compramos gas a EEUU, por cierto extraído mediante fracking de forma antiecológica.

Se decía hace medio año que EEUU entraría en recesión y quien está en recesión es Alemania, no los norteamericanos. Nos preocupamos por el aumento de las fuerzas políticas de extrema derecha en Europa pero nos desentendemos de sus causas: ¿cuántos alemanes -y otros europeos- pasarán a votar a los partidos extremistas al darse cuenta de que su nivel de vida disminuye por culpa de que no les llega el petróleo y el gas barato de Rusia? Busquemos las causas.

¿Quién gana y quién pierde en esta guerra, aparte de los rusos y ucranianos que la sufren? Esta es la gran pregunta. Contemplándolo desde la segunda perspectiva, mi respuesta es que el perdedor es la UE, especialmente Alemania, y la han ganado los fabricantes de armas, especialmente EEUU y su estrategia de dominio mundial. Todo es más complicado, ya lo sé, también los chinos nadan por ahí, pero no me basta con responder simplemente que es «la guerra de Putin», sin ignorar por supuesto la gran responsabilidad que éste tuvo al desencadenarla. Peor que un crimen, y además de un crimen, fue un error de Putin. Pero no olvidemos que hay algo más, mucho más.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D