THE OBJECTIVE
Ignacio Vidal-Folch

Cómo será el gran debate

«Feijóo le recordará a Sánchez que alcanzó la presidencia gracias a Bildu y ERC. El presidente le echará en cara la amenaza que supone con Vox para la agenda social»

Opinión
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Cómo será el gran debate

El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo.

Ante la negativa de su adversario a combatir con él en seis debates públicos, seis –una propuesta un tanto extemporánea, y hasta estrambótica dadas las circunstancias, el presidente del Gobierno ha decidido arremangarse, y después de años escurriendo el bulto a la prensa, de manera parecida a como lo hacía Rajoy, al que tanto se le reprochaba el recurso al plasma, ha decidido que él solito haría esos debates, y no ya seis sino a 12 o los que dé de sí la precampaña, y ha emprendido la tournée de los grandes programas radiofónicos y televisivos, donde perora infatigablemente, sea simpático o adverso el periodista de turno, con el propósito de darle la vuelta a los sondeos de opinión y a las expectativas de que se confirme la derrota de los pasados comicios autonómicos.

Es un hombre tenaz, y nadie debería atreverse a dar por fracasada esa operación de imagen, pues también cuando el partido le defenestró se sacudió el polvo, se subió a un coche y se puso a recorrer España perorando sin tasa hasta convencer a los militantes de que él era lo que necesitaban. Pero aquello era la tournée de un candidato a jefe de la oposición, ahora es la tournée de Dios.

Amparado en su energía y apostura (me lo imagino por las mañanas al afeitarse, mirándose al espejo y musitando «¡Gracias, mamá!»), reconfortado por el ruido de desavenencia que generan los encajes del PP con Vox en el reparto de poder en las tierras conquistadas, se sienta ante Alsina, y ante Motos, y ante quien le pongan por delante, y les explica que lo que ellos califican como «mentiras» hay que entenderlo como «cambios de opinión». Cambios de opinión inevitables a la vista de realidades que antes se le ocultaban o que no se habían declarado.

«En el caso de Sánchez sus ‘cambios de opinión’ casualmente siempre coinciden con su beneficio personal»

Es la famosa sentencia de Keynes: «Cuando las circunstancias cambian, yo cambio de opinión. ¿Usted qué hace?» Esto está muy bien, porque encastillarse en posiciones inamovibles denota rigidez mental, carencia de flexibilidad, que no son grandes virtudes para conducirse por la vida, en un mundo tan móvil e imprevisible. También Rajoy prometió en campaña que bajaría los impuestos y tuvo que subirlos, y el alcalde de Madrid consiguió serlo poniendo como primera promesa de su programa la supresión de Madrid Central, y lo que hizo fue agrandarlo. Sucede que en el caso de Sánchez da la impresión de que al espectador no se le escapa el hecho de que sus «cambios de opinión» casualmente siempre coinciden con su beneficio personal. Ignoro si pese a eso resulta convincente.

Hay analistas que celebran como un éxito de Feijóo el hecho de que su share en la entrevista de El hormiguero fuese más alto, lo cual demostraría que despierta más curiosidad, pero quizá precisamente eso resulte contraproducente para el jefe de la oposición, al ser más los testigos de sus meteduras de pata en dos o tres cosas de sentido común, que por cierto no son las primeras que mete, y que dan la impresión de que no está muy ducho en el papel. Evidentemente no es tan apuesto y arrollador como su rival, y reconoce que no habla inglés, lo que ya es ser carroza, pero es más tranquilo y creo que se parece más a los españoles, y eso es un punto a su favor.

Habrá un cara a cara en la tele. Seguramente no lo veré, pues leo la prensa diaria, de uno y otro bloque, y ya ahí están expuestos los argumentos, lo demás será mera representación y no me gusta mucho el teatro. Al día siguiente ya me enteraré de quién se impuso, y si uno barrió al otro o la cosa quedó casi en tablas. Obviamente el líder de la derecha le recordará a Sánchez que alcanzó la presidencia gracias al apoyo de los secuestradores y asesinos de Bildu y de los golpistas de ERC. Si además estudia un poco los papeles, podrá razonarle que las cifras de la marcha estupenda de la economía que publica el Gobierno son engañosas. El presidente le echará en cara a Feijoo su vieja amistad con un notorio narcotraficante, y la amenaza que representa, en comandita con Vox, para los adelantos en la agenda social. No me extrañaría una alusión al franquismo, siquiera de pasada…

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