Entre las cuevas y el mar
«’Escritos sobre Miquel Barceló’, del poeta Enrique Juncosa, es la crónica de un deslumbramiento a través de dos vidas: una desde la pintura; otra, frente a ella»
Hay libros, hechos de textos dispersos –catálogos, artículos, ensayos breves…– que se quedan en eso: mera recolección –aunque pueda haber brillantez en algunos de ellos– y a otra cosa mariposa. En cambio, hay otros, en los que también se recogen textos de aquí y allá, y de repente aparece un libro único, una monografía sobre el asunto del que tratan sus fragmentos. O sea que donde no existía un libro ahora sí lo hay: como si su autor tuviera un plan y se hubiera sentado a escribirlo, de principio a fin, sin desviarse un solo segundo de ese plan establecido. Cuando esto ocurre, aquella reunión de textos escritos en épocas diferentes y por motivos variados, adquieren un cuerpo distinto y nos dan su verdadera dimensión: la del libro y la de la coherencia intelectual tanto de su autor como del objeto de su ensayo.
Escritos sobre Miquel Barceló (Galaxia Gutenberg), del poeta y curator Enrique Juncosa, es uno de esos libros y trata de lo que anuncia su título: el arte de Miquel Barceló. Pero además de hacerlo desde el punto de vista de un gran conocedor de la obra barcelonita, lo hace también –y esto es inconsciente– a la manera del gran Plutarco en sus Vidas Paralelas. Porque Escritos… es la crónica de un deslumbramiento a través de dos vidas: una, la de Barceló, desde la pintura; otra, la de Juncosa, frente a la pintura. Y el resultado no es un ensayo voluntarista y documentado sobre la vida y obra de un artista, sino un libro orgánico, hecho con retazos de vida –de uno y de otro– entretejidos en el tiempo. No en vano, Juncosa ha seguido, desde la adolescencia, la obra de Barceló con la misma pasión que en su deslumbramiento inicial.
Los poetas llegan donde los artistas no lo hacen y al revés: los artistas llegan más allá de los poetas. Ambas corrientes se complementan y ahí tenemos a Joan Miró con Jacques Dupin o René Char, o a Salvador Dalí con René Crevel. Y aunque no escribiera versos, al gran John Richardson, tan amigo de Auden, y sus estudios biográficos sobre Picasso, llenos de literatura. Es el caso, también, de Enrique Juncosa y Miquel Barceló, o el diálogo entre un escritor que ama el arte y un artista que ama la literatura. Juncosa acude al Capote de Plegarias Atendidas y Barceló lo hace a Kafka –al que ha ilustrado recientemente para Gallimard– y François Augiéras, entre tantos otros. Y ese diálogo se plasma en uno de los capítulos del libro con un diálogo real entre el poeta y el pintor y de igual modo, el mapa de Barceló está descrito –como quien lo consulta antes de emprender el viaje– en un impecable Diccionario Veneciano. Y ahí se desgranan, perfiladas, distintas constantes barcelonitas. Las demás, habitan todo el libro.
«‘Escritos sobre Barceló’ es un atlas que retrata el territorio del pintor con vocación etnológica y precisión entomológica»
Una de ellas es la conversación del artista mallorquín con el arte de todos los tiempos: desde las cuevas de Chauvet y Altamira –tan presentes en la capilla de Sant Pere o su intervención en la catedral de Mallorca– a Miró y Picasso en la cerámica, sin olvidar a Pollock –tan presente en Barceló– pasando por lo que podríamos llamar la Perspectiva Tintoretto o dos ambiciones que se encuentran en un punto que todo lo determina. Otra es la relación con el tiempo y la muerte y aquí Juncosa sentencia: «La creación es inseparable de la corrupción. La vida conlleva la muerte. El acto de pintar es para MB lo que la literatura es para Capote, un intento exagerado de detener el tiempo, resultado de una ansiedad creativa irreductible».
Escritos sobre Barceló es, pues, un atlas que retrata el territorio del pintor con vocación etnológica y precisión entomológica. Algo que también hace Barceló con la vida, a sabiendas de que la vida de un artista es el objeto de su arte. En estas páginas está esa vida en clave artística y Enrique Juncosa es su mejor hermeneuta, su viajero en paralelo plutarquiano. Para los conocedores de Juncosa, un continuum luminoso. Para los admiradores de la obra de Barceló, un libro imprescindible. No se lo pierdan.