La goma de borrar de Sánchez
«Nos ha borrado a las mujeres que ahora somos personas menstruantes, a la sedición de nuestro Código Penal y a todo aquel que no siga sus dictados»
Ilustración de Alejandra Svriz.
Fin de semana en la mancha albaceteña. Sentada en el porche viendo truenos, rayos y centellas, pensando en los castigos bíblicos y considerando la posibilidad de que algo habremos hecho mal para tanta furia, me vienen a la cabeza todas esas cosas que ha fulminado Sánchez dejándolas igual de marchitas (como puede observar su talento para la confrontación, sus cambios de opinión y su inagotable fijación por complicarnos la vida, me tiene con la salud mental en una coctelera). Con la misma saña candorosa borró a los niños y niñas víctimas de abusos, a las mujeres violadas y a las asesinadas condonando a sus verdugos con rebajas de penas y excarcelaciones. Ha borrado la adhesión a la biología humana y, cómo no, el empleo y el sueldo a profesores de la materia por decir a sus alumnos que solo existen dos sexos: masculino y femenino.
Nos ha borrado a las mujeres que ahora somos personas menstruantes o con cervix porque seres humanos con pene ya pueden ser mujeres. Ha borrado a Nicolás Redondo por tocarle los bemoles y está sacando la Milán para hacerle lo mismo a Felipe Gonzalez, Alfonso Guerra, Joaquín Leguina, Tomás Gomez… y a todo aquel que le sea incómodo y no siga sus dictados. Ha borrado 70.000 sociedades desde que gobierna y nos ha borrado los productos frescos de la nevera.
Borró con su inacción el orgullo y la celebración nacional por la victoria del primer mundial de fútbol femenino alentando una batalla política de género. Nos acaba de borrar nuestra lengua española del Congreso de los diputados donde, supuestamente, nos entendemos todos, suprimiendo un dinero —que podría destinarse a salvar vidas y economías— con el objetivo de que aquí ya nadie, nunca más, se entienda. Nos quiere borrar de la memoria los años de terrorismo etarra, los huérfanos, viudas y viudos que mataron en vida y los chantajes a los que no sucumbió el estado.
«Goma de borrar para devolverle la vida de nuevo a ese Frankenstein que tarde o temprano será su talón de Aquiles»
Borró la sedición de nuestro Código Penal y en cuestión de semanas, también el referéndum ilegal de Cataluña. Borró de nuevo, todo lo que en campaña dijo que no haría si gobernaba. Borró nuestro voto el 23-J y nos va a borrar a todos los españoles que no somos ni catalanes ni vascos. Se cree Dios y sus rayos fulminan todo lo que se cruza en su camino a la gloria para ser recordado como El Salvador. Goma de borrar para devolverle la vida de nuevo a ese Frankenstein que tarde o temprano será su talón de Aquiles.
Sea lo que sea y puestos a borrar, mire, me borro. Desparezco de esta pagina quincenal. No me veo con ánimo para reflejar lo que está por venir, sin ira y tristeza. Bien en la primera investidura, en la segunda, o en una no descartable —pero poco probable— repetición electoral, le deseo que si es su caso, disfrute de lo votado. Han sido muchos meses y muchas horas al día contando lo peor de la pandemia.
Sin descanso los periodistas salimos de la morgue y nos metieron en el vertedero para contarle los devaneos de esta panda de inmaduros sin visión de futuro que conforma la podrida clase política española. Si esta profesión tuviera sindicatos como los de los sanitarios y asociaciones preocupados, de verdad, por sus afiliados, hace mucho tiempo que se estaría hablando de la maltrecha salud mental que nos ha dejado estos años pegados ocho horas al día a la contaminada actualidad. Así que, hasta que esto se calme, cuídese de la información y sea fuerte. Una se toma un respiro.
