MyTO

El secreto mejor guardado de Pedro Sánchez

«Un efecto secundario de nuestra variante populista es convencer a sus votantes de que están votando lo de siempre. Otro, más perverso, es normalizar la mentira»

Opinión

Ilustración de Alejandra Svriz.

  • David Mejía es doctor por la Universidad de Columbia y profesor de Filosofía y Humanidades en IE University.

Comparar a Pedro Sánchez con Donald Trump, Viktor Orbán, Hugo Chávez u otros populistas obstinados es un error. No niego ciertas similitudes en su manera de conducirse como elefante en la cacharrería democrática, pero exagerar los rasgos comunes enturbia una diferencia esencial: el populismo común, sea de derechas o de izquierdas, tiene un discurso abiertamente anti establishment. El éxito de Pedro Sánchez radica en que su performance no es antisistema. Sánchez no se erige como azote del establishment, sino como su más noble encarnación. Es el líder de un partido socialdemócrata clásico, viste con corbata y discursivamente defiende los valores de la democracia liberal. No es de extrañar que en Europa, donde se juzga a los líderes más por lo que dicen que por lo que hacen, tenga buena fama. 

Como los populistas habituales, Sánchez divide a la sociedad en dos entes antagónicos, menoscaba desde dentro las instituciones, gripa la separación de poderes y da la espalda a la prensa crítica. Pero a diferencia de ellos, no tiene un discurso histriónico o rupturista. Sánchez adopta una pose tradicional e imposta un discurso templado y liberal para presentarse ante el mundo: no sólo no es un riesgo para las democracias liberales, es su única esperanza. Y el mundo está predispuesto a creer que un apuesto político español, líder de la Internacional Socialista que recibe en El Prado y en La Alhambra, detendrá el avance del fascismo, y en el proceso reconciliará esa España que la derecha y su lawfare desgarraron. El relato es falso, pero de fácil digestión. 

«La mentira tiene consecuencias nefastas para la democracia»

Uno de los efectos secundarios de nuestra variante populista es que da una coartada a sus votantes, que se convencen de estar votando lo de siempre. Otro efecto, más perverso, es la normalización de la mentira. La entrega a Bildu de la alcaldía de Pamplona contiene dos ofensas: la propia entrega y la mentira sobre la entrega. La cesión es sobrecogedora, pero les confieso que estoy más preocupado por cómo se ha naturalizado en nuestra conversación pública traicionar la palabra dada. La mentira tiene consecuencias nefastas para la democracia, especialmente si la fuente es una institución como la Presidencia del Gobierno. 

Escuchen cómo lidian con las mentiras y las palabra traicionadas los portavoces y medios afines al PSOE. No pueden negarla, así que la relativizan y la colectivizan: todos los políticos mienten. Así la mentira contamina a la ciudadanía, que cada día es un poco más cínica, un poco más desconfiada. Hasta que cuaja una sociedad donde se asume que nada ni nadie es de fiar, porque todos mienten. 

Otra habilidad de Pedro Sánchez es transformar toda crítica en crítica ideológica. Pero alertar de los riesgos de respirar tanta mentira, como advertir de los riesgos de los altos de niveles de monóxido en el aire, no es una tarea ideológica, sino moral. 

25 comentarios
  1. SUASORIAE

    Y LA EXCEPCIÓN es el secreto. Puede mentir todo lo que considere necesario o placentero pero NUNCA MENTIR EN UNA TRANSACCIÓN NECESARIA (algo así como la ley del hampa; “hombres de honor”, se dicen en la mafia): tras la primera mentira en este campo el método se haría irreproducible y, por tanto, improductivo. De ahí que el mediador no sea tanto signo de desconfianza del Fugado como una vuelta de tuerca en la humillación por puro placer. Y, de ahí también, que con cada CESIÓN, con cada PAGO, lejos de debilitarse por ceder a una extorsión, su posición se afianza: es una demostración urbi et orbi de que si le dan lo que él desea… él está dispuesto a dar lo que le pidan SIN FALLAR… Lo sabe Marruecos. Lo sabe el Fugado. Lo sabe Bildu. Lo sabe von der Pony. Y puede que lo sepan muuuuchos más… (que cerca se habla ruso de maravilla). En lo que a él le importa ES… TOTALMENTE FIABLE.

    Como en las películas, Sietevotez le pide a sus adeptos que suspendan el juicio de realidad y se sumerjan en su “relato”. Pero con otros hay HECHOS (votos: siete), no relatos: CONTANTES Y SONANTES.

  2. SUASORIAE

    DE sus mentiras y sus correlatos:
    1. los que dependen de él se suman cínicamente a ellas, las edulcoran, las propalan, inventan creativas justificaciones, se humillan y deshonran públicamente en su defensa (en la optimista creencia de que a ellos, igual que a Sietevotez, todo les será perdonado).
    2. Sus adversarios, por lentos que sean en aprender, ya le van conociendo: mentir con desfachatez y con rotundidad, primero, luego con sarcasmo y burla, acusar siempre al otro de ser el que miente y, finalmente, justificarse con rocambolescas excusas en una reacción en cadena de mentiras que se perpetúan, atropellan y reproducen exponencialmente. UN MURO de mentiras.
    3. A los que les conviene fingen creer que es el líder moderado que dice ser. El dulce ronroneo de la mentira que siempre susurra lo que el otro desea escuchar: no falla.
    4. Tampoco parece importar que su palabra sea ya un criterio de falsación. La probabilidad de que un hecho ocurra es directamente proporcional a la fuerza con la que Sietevotez lo niega. Podría decirse, por resumir, que ya NO LE CREE NADIE aunque consigue que todos se esfuercen en fingir, convincentemente o no, lo contrario. CON UNA EXCEPCIÓN NOTABLE.

  3. SUASORIAE

    Pedro y el lobo. Está ya escrito hasta sin la intervención de Lozano.

    Luchar contra la mentira es más que una necesidad moral. Es una necesidad práctica de SUPERVIVENCIA.
    Porque el problema cuando se admite la mentira como instrumento válido… es que siempre habrá un mentiroso más hambriento, más eficaz, más desaprensivo, más inteligente… (y esto con Sietevotez no es difícil: y nuestro problema sería infinitamente peor).
    El inmenso problema de los que se enfrentan a él es que no pueden usar sus mismas armas tramposas, a riesgo de convertirse en lo mismo que él representa: deben ganar demostrando que puede hacerse limpiamente.
    Eso es lo verdaderamente revolucionario de MILEI: le ha dicho al votante la verdad.

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