THE OBJECTIVE
Eva Poptcheva

El síndrome de los maltratados

«Lo que los independentistas empezaron a implantar en Cataluña hace muchos años es la independencia de hecho: una desconexión fáctica del Estado»

Opinión
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El síndrome de los maltratados

Ilustración de Alejandra Svriz.

Los catalanes venimos sufriendo los agravios del proceso separatista desde hace más de una década. La Administración, en manos de los independentistas, discrimina a los constitucionalistas en el uso de la lengua y les maltrata en miles de gestiones diarias, además de atentar contra los intereses, los derechos y las libertades del conjunto de los catalanes y de todos los españoles.

La lista es muy larga: multas por rotular en negocios privados en la lengua mayoritaria de los catalanes, imposición del catalán en las escuelas y rechazo a cumplir con las sentencias judiciales obligando a ofrecer 25% de las clases en castellano, adoctrinamiento antiespañol en las escuelas, persecución y marginación de aquellos que se atreven a expresar su desacuerdo, insultos, ataques físicos… Además, la escalada de la desestabilización económica -al provocar la huida de miles de empresas y la pérdida de recursos económicos por culpa de los chiringuitos independentistas— y la del deterioro de la convivencia personal, social y política, con familias y amistades rotas, la amenaza de perder la nacionalidad española y con ella la ciudadanía europea, el vandalismo contra las sedes de los partidos no independentistas, la estigmatización de todo lo español y las humillaciones en la televisión pública, los cortes de carretera, los intentos de asaltar el Parlament y el aeropuerto de El Prat… Y finalmente, la realidad de las relaciones con el Gobierno de Putin, la violación de los derechos de la oposición, las vulneraciones del reglamento del Parlament, del Estatuto de Autonomía de Cataluña y de la Constitución española, la declaración unilateral de independencia y el golpe de estado.

Así que, cuando el pasado domingo el PSC ganó las elecciones, muchos se precipitaron a felicitarse porque el independentismo habría muerto. 

Depende de qué entiende uno por independentismo. Lo que la mayoría de los que no han vivido en Cataluña no entienden es que el independentismo hace mucho que dejó de perseguir la independencia de iure, es decir un Estado independiente como tal. Los independentistas necesitan un «Estado opresor» para seguir teniendo raison d´être. Lo que los independentistas empezaron a implantar en Cataluña hace muchos años es la independencia de hecho: una desconexión fáctica del Estado. Y qué mayor desconexión que la no aplicación de las sentencias judiciales y de la Constitución. 

Todo esto ha ocurrido con el beneplácito, o directamente con la actuación. del PSC. Por eso, Teresa Freixes y Nicolás Redondo, junto a otros miles, firmaban antes de las elecciones catalanas el manifiesto Por un voto constitucionalista sin engaños y excluían de las fuerzas constitucionalistas al PSC por haber abandonado las tesis de la igualdad y la solidaridad para abrazar las de los privilegios y la singularidad –superioridad– catalana.

«El PSC seguirá profundizando en la independencia de hecho»

Así las cosas, es fácil de entender que a muchos de nosotros no nos cause ninguna tranquilidad el buen resultado del PSC. El PSC, que seguirá profundizando en la independencia de hecho, porque defiende el sistema de inmersión en las escuelas, ha declarado que quiere un sistema fiscal singular para Cataluña; un sistema para gestionar todos los ingresos, algo incompatible con mantener las políticas públicas intactas en el resto de las CCAA. Incluso pedía en su programa electoral romper la unidad del poder judicial y crear un poder judicial catalán aparte. Independencia de hecho. 

No culpo a muchos de los maltratados que prefieren la independencia de hecho a la independencia formal, la discriminación a la confrontación directa. Que prefieren a Illa antes que a Puigdemont; que se inclinan por la amnistía en lugar de por el golpe de Estado. 

Ahora bien, todos sabemos que esto no solucionará ninguno de los problemas que padecemos. El independentismo pata negra no fue postrado por los indultos y la amnistía, sino por la desafección de muchos independentistas que se sintieron defraudados. Y el fraude por parte de sus líderes tiene su origen en la eficaz defensa del Estado de derecho. Así que los que no nos resignamos y no aceptamos el mal menor vamos a luchar por un Gobierno de la nación que se dedique a gobernar en vez de a gestionar chantajes. El maltrato no podrá con nosotros.

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