América, feudo demócrata
«Lo más fascinante de Biden es cómo se ha hecho un político, todo un maestro del ejercicio de besar a los niños del pueblo, sin saber mantener el hilo de un debate»
La prensa del mundo se ha puesto de acuerdo, el gatillazo histórico de Biden nos parece todo un signo de que hay que cambiar de candidato. El monobloque monolítico mediático que ahora se ha quedado sin dueño del mundo comienza a hablar de Newsom, el Gobernador de California, como posible sucesor. California, feudo demócrata. Leo que las políticas de Newsom, un lúcido político, condujeron directamente a un aumento vertiginoso de la delincuencia y la droga. La democracia de los Estados Unidos, que es la que inspiró a Tocqueville y a Francia, se ha convertido en un barrio más chungo que las Barranquillas. Es admirable el parecido entre Newsom y Tierno Galván, políticos que animan a la gente a colocarse. «Todos necesitamos automedicarnos periódicamente», dijo el americano.
El fentanilo lo ha cambiado todo. La ciudad es un panorama parecido a una película americana de zombis. Más de 100.000 personas murieron el año pasado a causa de las drogas duras. En San Fran-Sicko algunas personas, por identidad o experiencia, son declaradas como víctimas con derecho a comportamientos destructivos. El resultado es un debilitamiento de los valores que hacen posibles las ciudades y la civilización misma.
«Quiere decirse que la democracia, como el despotismo ilustrado, es una cosa que depende de quien administra la información»
Los griegos inventaron la democracia, pero era una democracia de élite, llena de chaperos mitológicos y lo bueno de la democracia americana, otrora exportable, era el mito de la civilización. De un tiempo a esta parte, se ha repartido la ideología woke, unida a políticas de gasto desorbitado, altos impuestos, inflación y endeudamiento. Quiere decirse que la democracia, como el despotismo ilustrado, es una cosa que depende de quien administra la información. FT insiste en que la riqueza del Imperio USA marcha viento en popa pero los americanos son los ciudadanos más endeudados del mundo.
Hace tiempo los chicos con vaqueros y las chicas sin sujetador eran la epifanía máxima de la democracia de Estados Unidos. Ahora sale el presidente a hablarles en slang a los afroamericanos, y Trump no le entiende. Biden llama a Trump «delincuente convicto», Trump se arranca y le llama «palestino débil» y en ese plan. Y los medios, ahora ya sí, caen en la cuenta de Biden ha perdido el hilo de lo que estaban diciendo, porque son unos maestros de la comunicación.
Lo más fascinante de Biden es cómo se ha hecho un político, todo un maestro del ejercicio de besar a los niños del pueblo, sin saber mantener el hilo de un debate. Lo fascinante de Trump, es que mediante la muda incomprensión (mirada atónita, labios fruncidos) acorrala a los que no quieren comprender. Estos años en la oposición le han forjado una pose más seria, y ahora obtenemos un profesional absoluto que ha pasado de la teoría a la práctica, curtido ya en multitudes, en el ejercicio de influir, esta vez sí, en las editoriales de los medios que no necesita.