THE OBJECTIVE
Esperanza Aguirre

Francia y el islamoizquierdismo

«Con su llamamiento a unirse todos, antisemitas, ‘wokistas’ y comunistas contra el RN, Macron lanza un segundo órdago. El primero no le salió bien»

Opinión
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Francia y el islamoizquierdismo

Ilustración de Alejandra Svriz.

Los resultados de la primera vuelta de las elecciones legislativas en Francia tienen que ser, sin duda alguna, un motivo para la reflexión de todos los que compartimos con los franceses la condición de ciudadanos de una democracia liberal avanzada y la pertenencia a la civilización occidental, con sus valores y principios.

Ahora hay que mirar con atención lo que ha pasado y está pasando en casa de nuestros vecinos del norte. ¿Y qué ha pasado allí?

El pasado 9 de junio se celebraron las Elecciones Europeas y, con una participación del 51,4%, se produjeron los siguientes resultados:

RN (Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen): 31,3% de los votos,

Renacimiento (el partido de Emmanuel Macron): 14,6%,

Partido Socialista (con Raphaël Glucksmann de cabeza de lista): 13,8%,

Insumisos (Mélenchon): 9,8%

Los Republicanos (el partido más o menos heredero del gaullismo): 7,2%

Ecologistas: 5,5,

Reconquista (con la sobrina de Marine Le Pen, Marion Maréchal como cabeza de lista): 5,4%

Esto suponía un triunfo sin precedentes del RN y una derrota evidente del partido del Presidente de la República. Nada más conocerse los resultados, Macron tomó la decisión de convocar inmediatamente elecciones generales. Quizá porque siempre se ha considerado que en las elecciones europeas muchas veces los votos son sólo expresión de determinadas protestas.

Parece que, en el fondo, lo que pretendía Macron con esta inesperada convocatoria era conocer hasta dónde llegaba el apoyo popular al RN. Porque el RN es un partido que está anatemizado por todos los centros de producción ideológica franceses y europeos con el adjetivo de «ultraderechista», que, como ya he explicado en alguna de estas columnas, es el sinónimo de nazi o hitleriano que utiliza la mayoría del establishment mediático y político para descalificar estigmatizando a los que no somos de su cuerda.

Nada más producirse la convocatoria, las izquierdas, lideradas por Jean-Luc Mélenchon, llamaron a la formación de un Frente Popular (reminiscencia del que gobernó Francia en 1936) que reuniera a socialistas, comunistas, ecologistas y, por supuesto, a los podemitas galos que son los Insumisos, para plantar cara a la «ultraderecha». El llamamiento fue inmediatamente aceptado, incluso por los socialistas, que con Glucksmann habían tenido el 8 de junio un aceptable resultado (13,8%), mucho mejor que el de los Insumisos (9,8%), que son los representantes del «socialismo del siglo XXI», es decir, del neocomunismo de Laclau, Chávez y en España Podemos. Así, los socialistas franceses hacen lo mismo que Sánchez, con una diferencia importante, que en España Sánchez se ha apropiado del fondo y las formas del proyecto podemita y es él el que lo lidera, y en Francia son los Insumisos los que llevan la voz cantante de la izquierda.

«Casi 10,7 millones de franceses han votado RN, el partido de Marine Le Pen»

De manera que, ante el desafío de Macron, la izquierda decidió que lo que tenía que dirimirse era si Francia pasaba a ser gobernada por el Frente Popular, con Mélenchon de máximo líder, o por el RN, con el jovencísimo Jordan Bardella de primer ministro.

Las urnas hablaron el domingo y con una participación del 66,7% dieron estos resultados:

RN: 33,1%

Frente Popular: 28,1%

Renacimiento (Macron): 21,2%

Los Republicanos: 6,5%

Reconquista (ya sin Marion Maréchal, porque decidió apoyar al RN): 0,7%

Lo que, con relación a las Europeas, supone un aumento del 1,8% en el porcentaje del RN, aunque si consideramos que Reconquista, un partido similar al RN, sacó entonces un 5,4% y ahora sólo el 0,7%, resulta que no ha habido crecimiento porcentual. Eso sí, casi 10,7 millones de franceses han votado RN.

En el otro lado, el Frente Popular ha obtenido el 28,1%, pero si observamos que la suma de PS, Insumisos y Ecologistas en las Europeas dio un 29,2%, tampoco ha crecido nada, sino todo lo contrario.

«Lo más probable es que, en la segunda vuelta, el RN se acerque mucho a la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional»

El partido de Macron es el que más ha aumentado, pasando del 14,6% al 21,2%, sin embargo, ni con ese crecimiento puede disimular el enorme fracaso que ha recogido en estas dos elecciones sucesivas.

Nada más conocerse los resultados, los especialistas en demoscopia del sistema francés de doble vuelta adelantaron que lo más probable es que, en la segunda vuelta, el RN se acerque mucho a la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional.

Inmediatamente, el Presidente de la República hizo la siguiente declaración: «Frente al Reagrupamiento Nacional, es la hora de un amplio reagrupamiento claramente demócrata y republicano para la segunda vuelta». Un llamamiento, sin complejos, a que todas las fuerzas se unan para evitar esa mayoría absoluta del RN. Y cuando dice «amplio reagrupamiento» está incluyendo a los Insumisos, que, también sin complejos, se declaran «socialistas del siglo XXI», es decir, comunistas, con todo lo que eso significa. Y que la misma noche de los resultados se manifestaban en la Plaza de la República de París con banderas palestinas, con lo que remachaban el antisemitismo del que hacen gala en todo momento.

Pero a Macron eso no le echa para atrás, como sí le ocurre con el RN y con sus millones de votantes, a los que parece considerar como totalitarios nazis y fascistas.

«Le Pen ha abandonado el antisemitismo, el negacionismo acerca del Holocausto o la ambigüedad acerca del Régimen de Vichy»

Entonces hay que preguntarse: ¿qué pasa en Francia para que tantos millones de franceses voten a un partido que, desde el poder y el establishment mediático, es descalificado de manera tan radical?

Primero, que el RN, con Marine Le Pen, ha evolucionado mucho desde aquel Front National que creó hace más de 50 años su padre, Jean-Marie Le Pen, ha abandonado radicalmente el antisemitismo, el negacionismo acerca del Holocausto o la ambigüedad acerca del Régimen de Vichy, y ha puesto el acento en la defensa de la seguridad ciudadana y en la exaltación de los valores de la Historia y la Cultura Francesas.

Estas señas de identidad que ha hecho suyas el RN han conectado con esos millones de franceses que han dejado de hacer caso a los que lo criticaban durísimamente y han dado el paso de votarlo. Porque la seguridad en Francia es ya un problema que asedia la vida cotidiana de muchos ciudadanos y porque hay muchos franceses que están viendo cómo su patria se está convirtiendo en un país cada vez más islámico, lejos de lo que ha sido Francia a lo largo de su historia. Además, hay que tener en cuenta que el RN no propugna un cambio de régimen, ni amenaza la propiedad privada, ni pretende acabar con la separación de poderes, como sí lo pretenden muchos de los que ahora están en ese nuevo Frente Popular.

«Los seguidores de Mélenchon han abrazado la estrategia woke de hacer suyas las reivindicaciones de determinados colectivos»

Todo esto está ocurriendo con el apoyo de la izquierda, hasta el punto de que ha dado lugar a la creación de un término: el islamogauchisme, el islamoizquierdismo, que es la forma que tienen los izquierdistas, con los Insumisos a la cabeza, de hacer suyas las reivindicaciones de los millones de musulmanes que ya viven en Francia. Porque los seguidores de Mélenchon, como los podemitas españoles e, incluso, como los sanchistas, han abrazado la estrategia woke de hacer suyas las reivindicaciones de determinados colectivos (mujeres, homosexuales, minorías raciales o religiosas -siempre que no sean judías o cristianas-, ciudadanos de ex colonias,…) para atribuirse su representación.

No tienen reparos en apoyar el islamismo radical, a pesar de que cualquiera sabe que la sharia, que es el código de conducta islámico, contiene infinitas normas que chocan frontalmente con los valores y principios sobre los que se sostiene la civilización occidental. Aquí puede ser bueno recordar que la Consejeria de Igualdad y Feminismo de la Generalidad de Cataluña, ha multado con 10.000 euros a la alcaldesa de Ripoll, Silvia Orriols, por criticar la sharia y decir que el «islamismo radical va en contra de los valores occidentales». Silvia Orriols es la presidenta del partido político de extrema derecha independentista Aliança Catalana, con el que, como puede suponerse, no tengo la menor afinidad, pero, como ya nos dejó dicho Antonio Machado en su Juan de Mairena, «la verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero». Y Orriols ha dicho la verdad, y los seguidores de este wokismo que nos amenaza como amenaza en Francia, la han multado por decirla.

Con su llamamiento a unirse todos, antisemitas, wokistas y comunistas incluidos, contra el RN, Macron lanza un segundo órdago. El primero es evidente que no le ha salido bien.

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