THE OBJECTIVE
Ricardo Dudda

Si no te gusta la solución, eres parte del problema

«Se mide la competencia de un político por sus diagnósticos y no por sus soluciones, que suelen ser cosméticas, una manera de demostrar que hace algo»

Opinión
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Si no te gusta la solución, eres parte del problema

Ilustración de Alejandra Svriz.

Se ha escrito mucho sobre la idea del Gobierno de establecer un certificado digital de mayoría de edad para el consumo de pornografía en internet. Es buen material para columnas satíricas; también se ha mencionado su poca efectividad y sus problemas de privacidad. Tras su anuncio, el periodista de El Mundo Jorge Bustos dijo en Twitter que «la parodia se pone imposible». Citó a Daniel Gascón, que suele utilizar una divertida plantilla para describir sucesos delirantes o surrealistas de la política española: «La Asociación Imaginaria de Parodistas y Satiristas de España (PISE, por sus siglas disléxicas) insiste en que sigue disuelta porque la competencia desleal de la realidad imposibilita que sus socios hagan su trabajo».

El Ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública, José Luis Escrivá, responsable de la medida, respondió a Bustos («permíteme que responda con un hilo a por qué esta medida no es una parodia») con una serie de datos (muchos inexactos, pero esa es otra cuestión) que justificarían la creación del carné digital para la pornografía: desde la edad temprana en la que supuestamente acceden los jóvenes al porno hasta la relación entre la pornografía y la violencia sexual, una causalidad no muy clara.

Lo interesante es que el ministro, para justificar una solución, se dedicó a explicar la gravedad del problema. Resulta obvio que lo que se critica estos días es una medida que implica burocratizar el consumo de porno online, algo parecido a ponerle puertas al campo, y no el problema del consumo de pornografía entre jóvenes, que es real a pesar de que es un debate donde abunda la histeria y el moralismo.

Es como si propongo para resolver el problema del acceso a la vivienda para los jóvenes la obligatoriedad de compartir piso hasta los 40. Se me reprocharía con razón que es una medida estúpida. Si yo respondiera que a los críticos no les preocupa el problema de la vivienda, se me etiquetaría de manipulador: que la solución sea mala no significa que no exista un problema. Algo parecido han hecho los defensores de este certificado digital: ¿es que acaso no te preocupa el problema del consumo porno entre los menores? 

«La tarea del político contemporáneo consiste en la denuncia exacerbada de un problema; la solución es otra cuestión»

Es una práctica común en la política contemporánea: para justificar una solución, se habla largo y tendido del problema. La tarea del político contemporáneo consiste en la denuncia exacerbada de un problema; la solución es otra cuestión. Se mide la competencia de un líder político por sus diagnósticos y no por sus soluciones, que a menudo son cosméticas, demoscópicas, una manera de demostrar que hace algo. La verdadera función del político de hoy es simplemente denunciar problemas. La ministra de trabajo, Yolanda Díaz, es una gran diagnosticadora de los problemas laborales de España, pero no parece muy capaz de solucionarlos.

Cuando se modificó el Código Penal para endurecer las penas de delitos sexuales tras la sentencia de La Manada, el debate público se llenó de comentarios sobre la imperiosa necesidad de reducir esos crímenes, no sobre la efectividad de las soluciones propuestas. Está comprobado que un Código Penal más estricto no acaba con esos delitos, pero la gravedad del problema (en muchas ocasiones magnificado por la histeria del momento) justificaba cualquier supuesta solución.

Y cuando esa solución no fue efectiva, lo último fue la autocrítica: si las cosas salieron mal fue por culpa de fuerzas exógenas como, por ejemplo, una judicatura conservadora y machista. Lo que consigue esta lógica de malas soluciones no es solo frivolizar problemas reales, sino también perpetuarlos. Quizá ese es el objetivo. Parafraseando la célebre frase de Upton Sinclair, es difícil que un político solucione algo cuando su salario depende de no solucionarlo.

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