El derecho de rebelión
«Los venezolanos tienen que acabar con la vida de sus opresores como hicieron los rumanos para librarse de Ceaucescu»
Ilustración de Alejandra Svriz
Vivimos tiempos extraños. Los legalistas aseguran que Maduro ha cometido un fraude en las recientes elecciones venezolanas. Lo cierto es que tal fraude se viene repitiendo desde hace varios años. Pero los legalistas no cesan en hacer el ridículo continuamente y si se siguen los cauces legales, entonces, todo queda justificado. Los constitucionalistas son así: no les importa el qué, sino el cómo se obtiene el poder.
No es menos cierto que los legalistas democráticos fueron los mismos que auparon al poder a Hugo Chávez de forma democrática, libre y bajo unas elecciones transparentes. A partir de ahí, la tiranía socialista arrancó en forma de expropiaciones, nacionalizaciones y persecuciones que fueron in crescendo conforme avanzaban las reformas constitucionales bajo el amparo de un apoyo popular que, a decir verdad, era mayoritario. La tiranía democrática era tolerada, dando así una clara muestra de lo terrible que esta puede llegar a ser.
Pero ese tiempo pasó y cuando el pueblo venezolano se vio sumido en la más absoluta de las miserias y más de ocho millones tuvieron que huir del país para poder sobrevivir, el tirano comenzó a ejercer una opresión salvaje contra sus ciudadanos para asegurarse el poder. Sólo así, a través de la compra de los militares y las fuerzas policiales, el régimen chavista ha logrado sobrevivir. ¿Qué les queda a los venezolanos? ¿Qué posibilidad real tienen de recuperar la libertad que ellos mismos entregaron hace años a través de las urnas? Solamente les queda una opción: la rebelión.
«¿Qué les queda a los venezolanos? ¿Qué posibilidad real tienen de recuperar la libertad? Solamente les queda una opción: la rebelión»
Algunos aseguran que la violencia nunca está justificada. Entiendo que esos mismos se habrían rendido al instante frente al invasor. Como Francia vamos. Supongo que no habrían estado de acuerdo en acabar con Hitler, Stalin o Pol Pot porque, claro, no vaya a ser que la violencia legítima les libre del mal.
Ciertamente, tanto a lo largo de la historia como en la actualidad, se dan casos de gobernantes cuya inmoralidad es padecida por su pueblo y es ahí en donde entra en juego el derecho de rebelión. Santo Tomás de Aquino explica, a partir de una clasificación que realiza Aristóteles sobre las formas de los gobiernos, lo siguiente: «Si llega a haber un régimen injusto solamente de una persona, que busca en el gobierno su propio beneficio, pero no el bien de la sociedad a él sometida, tal dirigente es llamado tirano». Y eso es exactamente Venezuela. Un régimen tiránico que aflige a su pueblo todos los males imaginables, mientras unos pocos se benefician del latrocinio y las miserias ajenas.
La tiranía debe ser combatida con el derecho justo de rebelión, llegando a estar justificado el tiranicidio. Un mal menor para librar a millones de seres humanos de la peor de las servidumbres. Juan de Mariana afirmaba: «Si fuera necesario y no hubiera otro modo posible de salvar la patria, matar al príncipe como enemigo público, con la autoridad legítima del derecho de defensa». Si los venezolanos quieren ser libres, sólo podrán lograrlo a través de la rebelión justa y legítima. Un tirano jamás renuncia a su tiranía de forma voluntaria, por lo que debe renunciar a ella de forma involuntaria, esto es, los venezolanos tienen que acabar con la vida de sus opresores y la de sus correligionarios como hicieron los rumanos para librarse de Ceaucescu.
