THE OBJECTIVE
Joaquín Leguina

El futuro es muy oscuro trabajando en el carbón

«Sabemos que Illa es un oportunista; que hay un acuerdo de fondo entre los nacionalistas y el PSOE-PSC; y que a la legislatura de Sánchez le quedan tres años»

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El futuro es muy oscuro trabajando en el carbón

Una ilustración de Carles Puigdemont. | Alejandra Svriz

Ni yo ni nadie puede saber si las cosas van a cambiar en Cataluña y, si el cambio se produce, vaya a ser constitucionalmente positivo o negativo.

El día del debate de investidura un tal Puigdemont, reclamado por la Justicia, llegó y se largó con el apoyo o la dejadez de los mossos. Pero la dejadez de los mossos viene de atrás, pues el conato de referéndum del año 2017 no se hubiera podido hacer sin la complacencia de los mossos.

Mucho antes de aquellos hechos delictivos los nacionalistas llevaban ya años socavando la convivencia y el funcionamiento de las instituciones, con la desobediencia de los requerimientos del Tribunal Constitucional y llevando a los catalanes a extremos de enfrentamiento que ni siquiera se detenían ante el ámbito privado.

El analista catalán Arcadi Espada lo ha descrito así:

«Eran días, cabe recordarlo, en que el siniestro beato Junqueras se ufanaba de que podía paralizar la economía catalana. Ante esta sostenida y agobiante vulneración del orden democrático, la Policía autonómica exhibía la necesidad de proporcionalidad y una torpe juez daba cobertura a su pasividad cómplice».

«Los separatistas de ERC e Illa prevén ‘inventar’ una lengua minoritaria (e inútil más allá de la política) y duplicar el Estado»

Pero dejemos ese grave asunto y miremos al futuro. Para el diario El País las cosas inexorablemente mejorarán. Leamos en su editorial del domingo 11 de agosto:

«Las tensiones independentistas seguirán. Pero cuatro días después de la astracanada con la que el expresident Carles Puigdemont intentó boicotear la investidura, el escenario es este: una Generalitat que se pone al teléfono del resto del Estado, también para el PP, con el principal agitador populista huido y desacreditado. El cambio no es menor. Illa merece la oportunidad de comenzar su trabajo con el beneficio de la duda y con mano tendida. […] La fuerza que tiene el independentismo es la que le han dado las urnas, nada más, y es muy pequeña en este momento. Su discurso se tendrá que adaptar a la realidad de que Cataluña ha cambiado de trayectoria».

Y yo le añadiría al redactor del editorial: Que Dios te oiga.

En una larga y bien escrita crónica firmada por Xosé Hermida ese mismo día, se asegura que el procés está ya difunto.

«El paso de mi generación -ahí está Zapatero- está dejando al país otra vez en el borde del precipicio o la decadencia»

Pero conozco a demasiados analistas que opinan lo contrario. Me referiré a uno de ellos, exdirigente de la FSM, profesor de universidad y reconocido sociólogo, el cual me ha enviado una nota personal (de ahí que no dé su nombre). En realidad, dice que los separatistas de ERC e Illa prevén «inventar» una lengua minoritaria (e inútil más allá de la política) y duplicar el Estado, esencialmente a escala internacional: federaciones deportivas y duplicar la «representación» en todas partes. Además de la fabulosa Convención (para seguir con el raca-raca) presidida por una diputada del ERC.

Y añadía: Sabemos varias cosas: 1. Illa (PSC) es un oportunista con una doblez vergonzosa; 2. hay un acuerdo de fondo entre nacionalistas de toda laya y el aparato que ahora queda del PSOE-PSC; 3. a la legislatura de Sánchez le quedan tres años … nadie crea que esto se va a cuartear. Están dispuestos a todo.

Y como despedida: «El paso de mi generación -ahí está Zapatero- está dejando al país otra vez en el borde del precipicio o la decadencia. Un abrazo, buenas vacaciones».

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