THE OBJECTIVE
Eva Poptcheva

Un desconcierto económico para Cataluña

«El acuerdo establece que ‘la Generalitat sea la que gestione, recaude, liquide e inspeccione los impuestos en Cataluña’. ¡Un concierto fiscal por excelencia!»

Opinión
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Un desconcierto económico para Cataluña

Ilustración de Alejandra Svriz.

El concierto económico para Cataluña da al parecer mucho de sí. Cada uno ve en él lo que le interesa. La Vicepresidenta Montero acaba de negar que se tratase de un «concierto» fiscal, ni de un «cupo». Varios periodistas, convertidos de la noche a la mañana en expertos en fiscalidad alemana, se apresuraron a justificar el pacto entre PSC y Esquerra Republicana de Cataluña con su presunta alemandad. Dicen que replica el sistema alemán y, que es, por lo tanto, federal por excelencia. Ni una cosa es cierta, ni la otra.

El acuerdo de investidura establece textualmente que «la Generalitat sea la que gestione, recaude, liquide e inspeccione todos los impuestos aportados en Cataluña» ¡La definición de un concierto fiscal por excelencia! Y sigue el acuerdo con el «cupo» que la Generalitat aportaría al Estado: «La aportación catalana a las finanzas del Estado consistirá en la aportación por los costes de los servicios que el Estado presta a Cataluña y la aportación a la solidaridad». Suponiendo que no es la intención ni de ERC ni del PSC que la Generalitat aportara igual o más que actualmente al Estado, sino mucho menos, se trata de un sistema muy parecido al del País Vasco y Navarra.

Ya sabemos cómo funciona esto: poner unos precios ridículos a los «servicios» del Estado como justicia, diplomacia o ejército, no incluir en los cálculos del cupo ni el porcentaje correspondiente de las pensiones, ni del pago de los intereses de la deuda del Estado para así llegar a un «cupo» muy por debajo de lo adecuado. Claro, poner precio a ser español es difícil desde un punto de vista económico, pero más aún desde un punto de vista político. Y aun así, el que tiene la llave de la caja transfiere sistemáticamente al Estado una cantidad menor a la del tendenciosamente bajo cupo, como hace el Gobierno Vasco, y aquí nadie se atreve a alzar la voz.

Por otra parte, tampoco se trata de un sistema a la alemana. Es cierto que en Alemania el Bund (el Estado central) no recauda (físicamente) los impuestos, sino cuasi exclusivamente los Länder, con la excepción de los aranceles. Pero los Länder son meros recaudadores, mientras el Bund tiene la competencia normativa exclusiva sobre casi todos los impuestos (la competencia de legislar sobre los impuestos), como por ejemplo el IRPF y el impuesto de las sociedades, mientras que los Länder tienen competencia solo sobre el impuesto de la sucesión, el de la iglesia, de los perros y poco más. El IRPF se reparte entre Bund, Länder y municipios en un 42,50/42,50/15%.

Los ciudadanos en todos los Länder pagan una tasa de solidaridad que se introdujo con la unificación para ayudar a la convergencia de los «nuevos» Länder. Pero lo interesante es que la tasa de la solidaridad la pagan todos los ciudadanos (que no los territorios) en todos los Länder a partir de una cierta cantidad del IRPF. El Bund hace transferencias a los Länder más pobres para tener una capacidad financiera similar en todo el territorio alemán, un sistema parecido a nuestros ajustes. No hay mercadeo bilateral. Es un sistema absolutamente simétrico que se adoptó en el Bundestag y en el Bundesrat, donde están sentados los presidentes de los 16 Länder.

«La lealtad federal es un principio constitucional sagrado en Alemania, y se aplica tanto en las relaciones entre los Länder como entre el Bund y estas últimas»

Tampoco es cierto que el ajuste financiero regional esté limitado por el principio de ordinalidad, un principio que el acuerdo PSC/ERC pone como límite a la aportación a la solidaridad a pagar por Cataluña. Es más, la Ley alemana que fija los criterios del ajuste fiscal (Maßstäbegesetz) establece justo lo contrario: el ajuste financiero puede alterar el orden de capacidad financiera de los Länder (artículo 11 par. 3 de la Ley). Tanto es así, que cuando el Gobierno de Baviera llevó la cuestión ante el Tribunal Constitucional Alemán, este dijo que el sentido del ajuste fiscal entre los Länder es precisamente el de alterar el orden de su capacidad financiera. De no ser así —pensando precisamente en los individuos—, el que pagase más impuestos tendría derecho a obtener más servicios públicos que el que paga menos.

El sistema fiscal alemán es, por lo tanto, altamente integrado entre Bund y Länder, y precisamente por eso es un sistema federal de verdad, y no lo que nos quieren vender para Cataluña. Pero se les ha olvidado a los nuevamente surgidos expertos en fiscalidad alemana otro aspecto que es imprescindible en Alemania y en cualquier sistema fiscal federal: la lealtad federal. La lealtad federal es un principio constitucional sagrado en Alemania, y se aplica tanto en las relaciones entre los Länder como entre el Bund y estas últimas. Pero los que suscriben el concierto económico para Cataluña nunca han practicado tal lealtad federal, es más, presumen de engañarse mutuamente. Así tenemos garantizado un desconcierto en vez de un concierto para Cataluña y para España.

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