THE OBJECTIVE
Tadeu

Corriendo despavoridos delante o detrás

La violencia pudiera ser en sí misma una patología; el proceso de civilización consiste en sustituir mecanismos violentos por otros de cooperación

Opinión
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Corriendo despavoridos delante o detrás

Donald Trump y Joe Biden. | Alejandra Svriz

¿Quién, de mozo, no ha corrido alguna vez en su vida despavorido (y a veces entre risas de espanto) detrás o delante de un retrasado mental enfurecido por haber sido víctima de burlas o de variados tipos de escarnio colectivo? La naturaleza humana no siempre tiene cosas bonitas que mostrar y el humanismo (y no digamos ya el cristiano, Illa maravilla, al que le parece bien robar por solidaridad) no es sino la sublimación de unos ideales civilizatorios tan ensalzados como escasamente practicados. 

Por ello, es tan importante preservar, con mano de hierro  si menester, lo que supone vivir en un Estado de Derecho democrático: pues el mejor de los sistemas, si excluimos todos los demás, como dijera tópicamente Churchill, es la excepción y no la norma, que sería ese otro Estado de Fuerza que rige en gran parte del planeta (y hasta anteayer mismo en la historia de la humanidad toda), bajo la forma de la tiranía y con el sometimiento de las masas a unas minorías extractivas, crueles y despóticas.

En otros lugares, o en otros tiempos, la suerte del presumible asesino del niño de Mocejón y la de su familia (culpable por conexión de toda la desgracia ocasionada por éste), estarían ya echadas. Mejor ni imaginarlas.

Más allá de lo que determine la justicia en este caso, y de la imputabilidad penal o no del presunto asesino, que parece sufrir una discapacidad del 70%, y de si su futuro será la privación de libertad en un entorno carcelario o médico, y de si se tomará como atenuante en cuenta el acoso o las burlas de las que parece que fue objeto el enfermo mental por parte de la chiquillería (o no tan chiquillería) del pueblo de sus veraneos, debemos seguir evolucionando, contra el instinto, contra la sed de venganza, con la esencia humana incluso, para acabar algún día viviendo en un sistema en el que, al tristísimo funeral del niño asesinado, pudieran asistir, compartiendo el insondable dolor de los parientes y allegados, la familia del supuesto asesino… y hasta el propio asesino, (si las circunstancias de seguridad y médicas lo permiten).

El investigador Arcadi Espada especulaba, en relación con este asunto, con que la violencia pudiera ser en sí misma una forma de patología (parece ser más bien un rasgo de evolución de la especie); la ciencia no aporta de momento una respuesta, pero lo indudable es que el proceso de civilización consiste en sustituir mecanismos violentos por otros de cooperación y compasión para con el débil. El niño Mateo nunca debió morir. Y su asesino nunca debió serlo.

Coda 1) Concierto bis. Cómo ha de escocer el concierto fiscal catalán en el seno socialista que la ministra Montero intenta desnaturalizarlo de palabra antes de que se plasme en un texto legislativo en los próximos meses. Pero no hay manera: Borrell, desde la independencia que le brinda la inminente jubilación bruselense y el conocimiento de las cuentas y los cuentos catalanes, ha puesto los puntos sobre las íes: el mecanismo fiscal es técnicamente un concierto, indiscutiblemente, y a la manera del vasco y navarro. Se ha pasado del Madrid nos roba al Cataluña nos va a robar. Tal vez Sánchez haya cometido su, hasta la fecha, error más grave, calculando mal las tragaderas de los propios. Sin contar con la sobrepuja de Junts, mortal de necesidad en sus horas más bajas.

Coda 2) Kamala dos. Disparada en los sondeos, la candidata demócrata ha capitalizado en pocas semanas la renuncia de su jefe Joe Biden, convirtiendo en viejo, gaga y gastado al hasta nada pujante candidato Trump. 

Su doble condición de mujer y de no blanca es un plus, algo así un mix de Barak  Obama y de Hillary Clinton. ¿Serán suficientes su desparpajo y el apoyo de un vicepresidente que se parece a la América de las clases medias y la series televisivas para obtener la victoria? Es pronto para saberlo, y las encuestas la colocan de momento sólo ligeramente por encima de Trump y su rudo escudero JD Vance, ese par de “raros” (weirds) según los describen, con acierto mercadotécnico, desde el campo demócrata.  

De momento Kamala ha logrado aparecer como la candidata de la esperanza que nadie esperaba y nadie conocía, como si sus cuatro años de vicepresidencia no hubiesen existido. Que todo el mundo la conozca de antes y que todo el mundo la descubra como por primera vez es ciertamente pura magia. En los debates habrá de pasar de las musas a las tablas.

Coda 3) El asesinato absurdo de El extranjero de Albert Camus.

“Y esta vez, sin levantarse, el árabe sacó el cuchillo y me lo mostró bajo el sol. La luz se inyectó en el acero y era como una larga hoja centelleante que me alcanzara en la frente. En el mismo instante el sudor amontonado en las cejas corrió de golpe sobre mis párpados y los recubrió con un velo tibio y espeso. Tenía los ojos ciegos detrás de esta cortina de lágrimas y de sal. No sentía más que los címbalos del sol sobre la frente e, indiscutiblemente, la refulgente lámina surgida del cuchillo, siempre delante de mí. La espada ardiente me roía las cejas y me penetraba en los ojos doloridos. Entonces todo vaciló. El mar cargó un soplo espeso y ardiente. Me pareció que el cielo se abría en toda su extensión para dejar que lloviera fuego. Todo mi ser se distendió y crispé la mano sobre el revólver. El gatillo cedió, toqué el vientre pulido de la culata y allí, con el ruido seco y ensordecedor, todo comenzó. Sacudí el sudor y el sol. Comprendí que había destruido el equilibrio del día, el silencio excepcional de una playa en la que había sido feliz. Entonces, tiré aún cuatro veces sobre un cuerpo inerte en el que las balas se hundían sin que se notara. Y era como cuatro breves golpes que- daba en la puerta de la desgracia”.

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