THE OBJECTIVE
Tadeu

Menos muros y más de todo

«El PP se ha olido perfectamente de dónde le pueden venir los problemas electorales y por eso está endureciendo su discurso mimetizándose con el de Vox»

Opinión
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Menos muros y más de todo

Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez. | Alejandra Svriz

El repugnante eslogan de Vox «Más muros y menos moros» (¿acaso son más nocivos per se los moros que, qué sé yo, los kosovares o incluso los hoy muy comunitarios rumanos, a los que el alcalde Xavier García-Albiol quería expulsar en su día a manguerazos de Badalona, por cierto) tiene, como dice los franceses, «el sentido de la fórmula». 

Y, en política, un eslogan poderoso no importa que sea mendaz si da con la tecla puede llegar a atraer millones de votos. Y éste ha sabido captar de alguna manera la tormenta que se avecina y… hasta la vecina que se atormenta, si se  me permite el chiste malo.

Al calor flamígero de la llamada crisis migratoria canaria, que ha incendiado las antorchas de la alarma social en este final de verano apenas sacudido por el concierto fiscal catalán, y después de los viajes de Sánchez por tres países africanos “exportadores de ilegales”, en los que tan pronto hablaba de expulsiones masivas como de inmigraciones de un cuarto de millón de personas, el tema de la inmigración ilegal ha llegado para quedarse.

España, de todos modos, no iba a ser la excepción en este complicado y complejo asunto de la inmigración.  De hecho, ya ha pasado de novena a cuarta preocupación entre la ciudadanía (según el CIS, que en principio no debería mentir en este apartado: ya lo hará). Y no sería de extrañar que fuera escalando posiciones, tal como ocurre en Estados Unidos y en algunos países europeos, en los cuales el problema se ha convertido en uno de los principales motivos de preocupación para la ciudadanía y principal tema de campañas electorales. 

Y es que cuando se habla de inmigración se habla principalmente de dos cosas: de aumento de la delincuencia y de pérdida de la identidad. Porque el argumento, viejo como el tiempo, de que los inmigrantes vienen a quitar el trabajo de los autóctonos, ya no cuela. Esos trabajos no los quiere nadie.


Y por eso ahora se les acusa de recibir a tutiplén ayudas y subvenciones que se les niegan a los nacionales; las leyendas urbanas son imparables, a lo Eugenio: “¿Saben aquell que diu que hay uno que tiene ocho hijos y tres mujeres y cobra por todos y no pega ni un palo…  Pues resulta que se quiere divorciar para encima cobrar la pensión…?”

En España el PP de Feijóo se ha olido perfectamente de dónde le pueden venir los problemas electorales (que son los únicos que le preocupan), y por eso está endureciendo su discurso, mimetizándose con el de Vox,  pues ve cómo los partidos hermanos en Europa de los de Abascal están sacando muy buenos réditos con un discurso xenófobo, cuya fórmula mágica es “deportaciones masivas”: expresión en la que lo masivo es la “deportación”, palabra de resonancias históricas indudables. O bien la más técnica e imaginativa fórmula de “reemigración”. Se oirá hablar del palabro.

 Con todo, no debe negarse la realidad del problema de unas oleadas de inmigración ilegal que asaltan a la ciudadela-fortaleza Europa; pero siendo como es un problema europeo la respuesta ha de ser necesariamente europea también. Los inmigrantes han de repartirse por todo el territorio siguiendo criterios objetivos. Eso y no alquilar campos de concentración en Turquía.

«La población en Europa está envejeciendo y la propia supervivencia de nuestro modelo de bienestar pasa por la integración de millones de inmigrantes»

La población en Europa está envejeciendo de un modo imparable, el invierno demográfico ha dejado de ser una hipótesis, y la propia supervivencia de nuestro modelo socio-económico y de bienestar pasa por la integración de millones, sí, millones, de inmigrantes en las próximas décadas… Que vengan del este de Europa, de África, de Oriente Medio, del Lejano Oriente o de Latinoamérica es ya, y ha de ser, lo de menos, siempre que funcione un modelo de asimilación a la europea, con una única diosa: la de la Ilustración. Los que no se conviertan no deberían entrar ni permanecer.

En Solingen, Alemania, siguen lógicamente traumatizados por el atentado con cuchillo (tres muertos y cinco heridos graves) de un joven sirio de 22 años que llegó hace un par de años al calor de una política de acogida regional. Lo ha reivindicado el ISIS, que todo lo aprovecha cuando las vacas son flacas. Pero es un caso aislado. Por mucho que el gobierno tripartito “semáforo” de Scholz afirme se esté preparando medidas de endurecimiento de acogida y de asilo, en las próximas elecciones regionales de Turingia y Sajonia, la formación xenófoba AfD puede alcanzar unos resultados del todo extraordinarios.  “Danke, Merkel”, se leía en carteles y mensajes durante los funerales. Un sirio. Entraron un millón cuando Merkel.  Un millón. Y ahora le echan en cara éste.

Menos muros y más de todo. Básicamente más Ilustración.

Coda 1) Cupo, concierto y fuga.  Visto que la pajarera socialista de las delegaciones territoriales andaba más que agitada por el acuerdo suscrito con ERC de un régimen fiscal singular para Cataluña (esto es, insolidario y hecho a la medida de un “Cataluña ahora será la que robe”), y vista la necesidad de cumplir con sus socios lo acordado, a expensas de poner en peligro la aprobación de los presupuestos (Junts y Puigdemont no dejarán pasar tampoco la ocasión de extorsionar a Sánchez, ahora que creen que nada les debe, o bien de meterle el miedo en el cuerpo, especialidad de la casa Waterloo), el secretario general socialista ha decidido adelantar a noviembre el Congreso Federal con el fin acabar con los rescoldos de oposición que pudiera encontrar y, justo después, echar a los críticos del partido en los subsiguientes Congresos regionales.  

Con Page en Castilla-La Mancha será complicado, pues gobierna con mayorías desde hace tiempo y pocos se atreverán. La salud declinante de Lambán puede en cambio facilitar su relevo en Aragón; y Juan Lobato en Madrid o bien se doblega o bien ya puede irse preparando las maletas. En el resto de delegaciones, el rodillo sanchista debería imponerse. Sueñan los que creen que a Sánchez lo derrotarán desde dentro del partido. Sólo las urnas lo harán, y ese es el problema de Feijóo.

Coda 2) Paralímpicos en eso también.  Hasta el último momento RTVE no se hizo con los derechos de retransmisión de los Juegos Paralímpicos de París 2024, ¿se supone que a la espera de que lo hiciera alguna cadena privada? Al no ser el caso, y por vergüenza torera, y probablemente para que no se le pudiera reprochar su  clamorosa dejación de servicio público, los adquirió y actualmente está ofreciendo una cobertura  modesta  en Teledeporte (refugiándose eso sí en el comodín de RTVE PLAY para los que quieran ver más pruebas en otros dispositivos). A diferencia del deporte de élite, muy o bastante profesionalizado, y con historias humanas digamos, las más de las veces, “normalitas”, detrás de cada deportista paralímpico hay siempre un historia personal (y colectiva, pues nunca están solos) de superación, coraje y enaltecimiento de los valores humanistas (y cristianos, que diría el presidente Salvador Illa) de solidaridad, dignidad y fraternidad. Sólo por ello Pedro Sánchez y su mujer deberían haber tomado ejemplo de la reina Letizia, e ir a París a apoyar a la delegación española, en vez de largarse a Andorra a ver el mundial de bicicleta (y esperemos que solo fueron para eso).

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