Por qué es malo que el Banco de España pierda su independencia
«La historia económica nos enseña que saltar de un Consejo de Ministros a ser gobernador es total y absolutamente inadmisible»
Para explicar las diferencias entre países ricos y pobres en los últimos doscientos años, Acemoglu y Robinson, en su obra Por qué fracasan las naciones, se fijan en las instituciones. Y concluyen que las diferencias entre los países ricos y los pobres se deben a la mayor o menor calidad de sus instituciones.
Durante muchos años, los economistas han hecho hincapié en la importancia de contar con una buena política económica para alcanzar niveles altos de desarrollo (lucha contra la inflación, equilibrio presupuestario, grado de apertura comercial, sistema flexible del tipo de cambio, etc.). En cambio, más recientemente, los economistas se han dado cuenta de que son las instituciones las que consiguen mejorar el crecimiento de la productividad y, por tanto, el desarrollo económico. De ahí que, cada vez más, la ciencia económica esté incorporando, a su acervo científico, un mejor entendimiento del papel de las instituciones.
En definitiva, los economistas recalcan que, para que haya crecimiento económico, estabilidad de precios y creación de empleo, se necesita contar con una serie de factores estratégicos institucionales como: la estabilidad política, la seguridad jurídica, la independencia del poder judicial y el buen funcionamiento de los sistemas legales (como los derechos de propiedad), la independencia del banco central, la credibilidad de los organismos reguladores, así como la transparencia y la baja corrupción de los gobiernos y las empresas.
«La confianza, el buen funcionamiento y la independencia de las instituciones son, a largo plazo, un factor determinante del crecimiento económico. Esto tiene especial importancia en el caso de los organismos reguladores»
Los países son ricos cuando cuentan con: 1) una buena política económica, 2) instituciones creíbles y estables, 3) una geografía favorable. Mientras que la valoración de estos tres factores, para muchos de los países más pobres del mundo, es negativa. Varias investigaciones han evaluado la importancia de estos tres factores en los países ricos y pobres, y demostraron que son las instituciones el factor más importante. En cambio, la geografía y la política económica, por sí solas, son menos importantes que las instituciones. Un país con una mala geografía y buenas instituciones (Chile, Australia y Nueva Zelanda) irá bien. Pero un país con una buena geografía y malas instituciones, como Venezuela y Cuba, no.
La confianza, el buen funcionamiento y la independencia de las instituciones son, a largo plazo, un factor determinante del crecimiento económico. Esto tiene especial importancia en el caso de los organismos reguladores.
Desde la aprobación de la Ley de autonomía del Banco de España, en 1994, los Gobernadores del Banco de España, Luis Ángel Rojo, Jaime Caruana, Luis Linde y Pablo Hernández de Cos, han sido consensuados por los dos grandes partidos del arco parlamentario. La excepción fue Miguel Ángel Fernández Ordóñez, secretario de Estado de Hacienda en el Gobierno Zapatero.
La Ley 13/1994 supuso un punto de inflexión en la historia de esta vieja institución (fundada en 1782 por el rey Carlos III, con el nombre de Banco Nacional de San Carlos). Con la norma, se intentaba recuperar el prestigio de la institución, dañado por el escándalo de su Gobernador Mariano Rubio. La Ley apostaba por la autonomía del Banco de España. Y es, precisamente, eso lo que ahora está en cuestión.
«Incluso los comentaristas progresistas, habitualmente cercanos al Gobierno, critican que se nombre a un ministro para dirigir un órgano regulador que es el representante en España del Banco Central Europeo»
En las últimas horas, se ha producido un clamor político y mediático contra el nombramiento de José Luis Escrivá como Gobernador. Incluso los comentaristas progresistas, habitualmente cercanos al Gobierno, critican que se nombre a un ministro para dirigir un órgano regulador que es el representante en España del Banco Central Europeo. Se intenta argumentar que también los Gobernadores de los Bancos Centrales de Portugal y Austria llegaron a esa responsabilidad desde un cargo de ministro. Sin embargo, son casos muy excepcionales.
Recientemente, el profesor Jesús Fernández-Villaverde señala que «la historia económica nos enseña de manera aplastante que saltar de un Consejo de Ministros a ser gobernador de un banco central es total y absolutamente inadmisible».
Otra referencia que está sobre la mesa tampoco ayuda a Sánchez. Es, ni más ni menos, que Donald Trump. Que parece plantearse interferir en el trabajo de Jerome Powell, al frente de la Reserva Federal. O, incluso, sustituirle. En definitiva, el autoritarismo.