THE OBJECTIVE
Ignacio Ruiz-Jarabo

La cruzada de Sánchez

«Lo de menos son las medidas anunciadas, unas inanes, otras irrealizables. Lo de más es que Sánchez va en serio contra la libertad de prensa y de opinión»

Opinión
8 comentarios
La cruzada de Sánchez

Ilustración de Alejandra Svriz.

Fue ayer, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, cuando a dos de sus miembros les tocó protagonizar un nuevo paso en lo que parece ser la cruzada de Pedro Sánchez contra uno de los obstáculos a los que se enfrenta su proyecto autocrático. Las empresas privadas de comunicación, la prensa libre, los periodistas que no dependen del Gobierno, los que colaboran en los medios y no tienen nómina oficial, todo constituye una amenaza para la autocracia que Sánchez está construyendo y tiene ya en avanzado estado de construcción. De ahí que salga ahora con su Plan de Acción por la Autocracia.

No es casualidad que hace solo escasamente unos días manifestara públicamente que gobernará con o sin el Parlamento, eslogan que hubiera suscrito no ya el Maduro que defiende Zapatero, sino el mismísimo Hitler por lo que supone en términos de desprecio a la esencia de la democracia parlamentaria. No es tampoco casualidad que hace unas semanas haya dirigido a instrumentos del Estado, como son la Fiscalía y la Abogacía del Estado, contra el juez que se ha atrevido a investigar lo que parecen ser auténticos desmanes, veremos su alcance penal, que ha cometido su mujer. Y no lo es tampoco que ambos instrumentos estatales anden dedicando sus esfuerzos en desactivar otra investigación judicial que intenta aclarar las tropelías llevadas a cabo por su hermano, ya veremos si su carácter resulta o no delictivo.

Lo cierto es que históricamente ninguna dictadura ha consentido que se investigue a los familiares del dictador, por lo que hacerlo tal y como se han atrevido a hacer un juez de Madrid y una jueza de Badajoz no puede ser consentido por Sánchez sin reaccionar con la violencia con la que ha reaccionado. De ahí su proyectado y anunciado plan autocrático que ayer presentaron en sociedad Urtasun y Bolaños, «el ministro que tiene que subir».

En el momento actual, lo de menos son las medidas que se anunciaron, unas vetustas, otras inanes, muchas irrealizables, casi todas poco decorosas. Lo de más es que se haya confirmado que Sánchez va en serio en su cruzada contra la libertad de prensa y contra la libertad de opinión, en definitiva contra la libertad. Ya se verá qué es lo que finalmente puede llevar a cabo y hasta donde puede llegar la asfixia que está dispuesto a aplicar a ambas libertades, pero ya no queda duda respecto a su voluntad. Y ésta no es otra que elaborar y aplicar su Plan de Acción por la Autocracia para amordazar a todos aquellos que no le bailan el agua. 

«Todos los dictadores buscan lo mismo, el control de la información como herramienta para impedir el libre juego democrático»

Porca miseria dirían en Italia, tanta lucha por alcanzar una democracia y tantos esfuerzos por cuidarla y preservarla para constatar que una y otros van a concluir en un sistema en el que el Gobierno cercenará la información. Para cercenarla el general Franco se basó en el monopolio de TVE, en la obligada conexión de las emisoras privadas de radio con el Diario Hablado de RNE, en el inevitable visionario del NODO por los que acudían a una sala de cine, y en la conocida Ley de Prensa que ponía un bozal a los medios escritos de propiedad privada. Sánchez se propone hacerlo con el Plan de Acción por la Autocracia que anunciaron ayer Bolaños y Urtasun. Como coloquialmente se dice ahora, me da igual que me da lo mismo. Todos los dictadores buscan lo mismo, el control de la información como herramienta para impedir el libre juego democrático.

Con todo, lo de ahora puede ser aún peor que lo sucedido en el pasado, toda vez que existe un arma del que no dispuso el general Franco, pero que Sánchez sí puede utilizar adicionalmente, y me refiero a la Agencia Tributaria. En función del sistema tributario entonces vigente, de su intensidad y de su configuración jurídico-técnica, la administración tributaria franquista no era un instrumento que pudiera acabar con las empresas. Con la realidad tributaria actual, otro gallo nos canta pues, dirigida a la caza de la pieza que le sea señalada, la AEAT sí puede acabar hoy con cualquier empresa española, con razón o sin ella. Y, desde luego, no es en absoluto descartable que de fracasar el intento de domesticar a un medio de comunicación incómodo con las medidas que conformen oficialmente el Plan de Sánchez, el sanchismo pueda decidir enviar su arma fiscal final para destruir la empresa correspondiente.

Si me hubieran preguntado hace tan solo unos meses por la posibilidad de que se utilizase a la AEAT en la línea que he expuesto, hubiera respondido categóricamente de forma negativa. Hoy, vista la utilización política que hace la ministra de Hacienda de los expedientes tramitados o impulsados por la institución y visto cómo esta es usada en la defensa procesal del propio hermano de Sánchez, debo responder que todo es posible, todo, hasta que la Agencia Tributaria acabe siendo el arma secreta —nunca confesada, faltaría más— que utilice Sánchez para acabar con las empresas de los medios de comunicación que no le gustan. El tiempo lo dirá, pero cuando alguien empieza una cruzada como la que ha iniciado Sánchez, nada puede descartarse.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D