THE OBJECTIVE
Román Cendoya

Prohibido criticar (a Sánchez)

«Ya no le basta con someter al silencio a su partido. Necesita el silencio total. Todo lo que no sea respaldo inquebrantable al líder y su familia son bulos»

Opinión
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Prohibido criticar (a Sánchez)

Ilustración de Alejandra Svriz

El autócrata Sánchez es incompatible con la crítica. Jamás la ha soportado. Para frenarla en su partido siempre ha utilizado el mismo recurso. La acción política sorpresa horas antes de que nadie del partido pueda hacer cualquier crítica en el Comité Federal.

Sánchez llegó al Gobierno por una moción de censura. El apoyo recibido no le permitió elaborar unos presupuestos, que ya estaban prorrogados por Rajoy, y convocó elecciones en abril de 2019. Eran los tiempos en los que estaba en primero de dictadura. Aquellas elecciones le otorgaron 123 escaños, el PP obtuvo el resultado más bajo de su historia, castigado por el pésimo Gobierno del tóxico Mariano Rajoy y su lamentable equipo. Pedro Sánchez, ante la fragmentación de la derecha en tres, prefirió la repetición de las elecciones. Fue el 10 de noviembre de 2019 cuando Sánchez pasó de 123 a 120 escaños y el PP, con Pablo Casado, sumó 89 escaños ante el descalabro de Ciudadanos. Su fracaso no tuvo crítica del partido.

Pedro Sánchez, horas antes del Comité Federal donde iba a ser criticado por el resultado electoral, hizo público su sorprendente pacto con Pablo Iglesias y Podemos. Prefirió dejar de dormir tranquilo, que Pablo Iglesias fuera vicepresidente y ceder ministerios, a cambio de no recibir la crítica. Y todo el partido callado por si les caía algún cargo.

Pedro Sánchez sufrió una estrepitosa derrota en las elecciones municipales y autonómicas de 28 de mayo de 2023. Perdió las capitales de provincia y la práctica mayoría de las comunidades autónomas. Todo un desastre para un partido con tanto poder territorial. Miles de afiliados y asimilados al paro. Los electores castigaron a Pedro Sánchez en las personas de alcaldes y varones regionales. Pero la mañana del 29 de mayo, horas antes de la reunión del Comité Federal donde iba a ser duramente criticado por el desastroso resultado electoral, anunció la disolución de las Cámaras y la convocatoria de elecciones generales para el 23 de julio. Ni una crítica en el Comité Federal. Todo el partido callado porque Sánchez, con su aparato, iba a elaborar las listas electorales. Sin primarias por la urgencia. La decisión de convocar arrojó como resultado la sumisión y el sometimiento de todos por el miedo a no ir en las listas.

Pedro Sánchez perdió las elecciones generales de julio de 2023. Los electores votaron mayoritariamente por el Partido Popular de Alberto Núñez Feijóo. La pésima última semana de campaña del Partido Popular, unida al importante retroceso sufrido por Vox, impidieron que Feijóo sumara la mayoría necesaria para formar un gobierno. Sánchez, ya doctorado en dictadura, se autoproclamó vencedor de las elecciones. Se aseguró una mayoría Frankenstein a cambio de cruzar todas las líneas rojas posibles. Por evitar la crítica de su Comité Federal anunció la continuidad en el Gobierno a través de una mayoría de izquierda progresista. Así  el PNV o Junts pasaron a ser «izquierda progresista». Para evitar la crítica asumió una ley de amnistía inconstitucional e hizo, una vez más, todo lo contrario a lo prometido.

«Para callar las críticas, anunció la convocatoria de un Comité Federal para convocar un congreso extraordinario del PSOE»

Antes de las elecciones europeas organizó su numerito de los cinco días de retiro familiar para meditar sobre si merecía la pena seguir en política cuando los jueces investigan a tu esposa y hermano por presunta corrupción. El número fue tan ridículo como eficaz. No sólo ya no hay críticas, todos tuvieron que felicitarse aliviados porque su amado líder continuaba. Pedro Sánchez también perdió las elecciones europeas. Todos los partidos de izquierda que lo apoyan retrocedieron desgastados. Al final, la irrupción de Alvise, con sus tres escaños, impidió a Sánchez poder celebrar una manipulada victoria. Todos los que apoyaron a Sánchez en la investidura sumaban menos escaños que las derechas. Pero como después de la meditación decidió seguir no hubo crítica y todos están aliviados.

Su imposible legislatura avanza de derrota en derrota en las votaciones del Congreso. Pero en su huida hacia adelante, por permanecer como sea en el poder, negoció con ERC que Salvador Illa fuera presidente de la Generalitat a cambio de que Cataluña tenga un inconstitucional, insolidario y rechazado concierto económico. Las voces discrepantes de socialistas sonaban individualmente por toda España. Pedro Sánchez, para callar las críticas, anunció la convocatoria de un Comité Federal para convocar un congreso extraordinario del PSOE. Otra vez el recurso de Sánchez para evitar críticas.

Todos en silencio —excepto Page y Lambán— no vaya a ser que se queden fuera de sitio en el partido. El megalómano narcisista no puede ser criticado. Ni él ni su familia. Son una unidad de destino en lo universal. Por eso, en su progresión autócrata, ya no le basta con someter al silencio a su partido. Necesita el silencio total. Todo lo que no sea respaldo inquebrantable al líder, su familia y sus propuestas son bulos y fakes de pseudo medios, tabloides digitales. Para evitar la crítica y la información sobre los casos judicializados de su familia ha propuesto todo un plan mordaza contra la libertad de opinión, de prensa y de información. Un plan que, en boca de Bolaños, sirve para «premiar y castigar».

«Si la democracia necesita ‘regeneración’ es por el deterioro de la misma durante el mandato de Sánchez»

A censurar, extorsionar a los medios con el dinero público de la publicidad institucional, establecer registros y listas de afines y críticos, controlar quién pregunta y quién participa de la cercanía del poder lo denomina «regeneración democrática». Si la democracia necesita «regeneración» es por el deterioro de la misma durante el mandato de Sánchez. Quien causa el problema jamás puede ser la solución. Es repugnante además de burdo. Todas las medidas que propone son un paso más en el totalitarismo sanchista. Cada paso que da es una prueba más de su debilidad. Cualquier día impone como Franco el parte único obligatorio.

Me resulta patético ver a tanto periodista sumisamente feliz con esta ley de censura y control. Aplauden al poder porque a ellos, felices amanuenses, les permiten ser de los favorecidos con estar cerca del amado líder. Con Sánchez regresa la liquidada prensa del movimiento. El Gobierno decide quién es periodista y medio. Un inútil recurso que le hace ser más patético como dictadorzuelo y no va a evitarle sufrir las críticas y las informaciones sobre su familia. Al tiempo. Qué bueno no formar parte de la lista de los premiados ni como periodista, ni como medio.

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