¿Y los Presupuestos 'pa' cuándo?
«España necesita de unos Presupuestos que cambien radicalmente la orientación ‘pro gasto’ de la política económica aplicada en los últimos años por el Gobierno»
Parece confirmarse que tampoco esta semana llevará el Gobierno al Congreso la propuesta de techo de gasto, pues la ha retirado a última hora consciente de que tampoco en esta ocasión lograría su aprobación.
La retirada de la propuesta supone un nuevo retaso en la posible aprobación de los Presupuestos correspondientes a 2025 que, incluso, podría desembocar en que finalmente el Gobierno tampoco fuera capaz ahora, por segundo ejercicio consecutivo, de lograr la aprobación de la Ley que enmarca la política económica de un país. Sería algo inaudito e inédito en nuestra democracia constatar que un Gobierno constituido en un año -2023- siguiera dirigiendo al país hasta al menos dos años después -final de 2025- sin haber sido capaz de lograr la aprobación de unos presupuestos desde que fue constituido. Pero ya deberíamos saber que Pedro Sánchez está aquí para innovar y entre sus innovaciones se encuentra ignorar el espíritu constitucional al que responde la cuestión de confianza, instrumento que debiera utilizar tras haber perdido ya 35 votaciones en el Congreso desde que fuera investido presidente del Gobierno hace aproximadamente un año.
No plantear la, a mi juicio obligada, cuestión de confianza prevista en nuestra Constitución ante el sucesivo carrusel de consecutivas derrotas parlamentarias solo es posible desde el más absoluto desprecio a las reglas de la democracia parlamentaria. Eso es lo que hay y así lo ha explicitado, ¡manda carallo! el propio Sánchez cuando manifestó que gobernaría con o sin el Parlamento, declaración que hubieran suscrito Hitler, Mussolini, Lenin o Stalin, precedentes todos del antiparlamentarismo confesado y demostrado por Sánchez.
Quiero detenerme en el argumentario que lanzado por los comisarios políticos de La Moncloa repiten robóticamente los ministros del Gobierno y los dirigentes del nuevo movimiento nacional -antes, PSOE-. Según ellos, la culpable de las derrotas parlamentarias del Gobierno es la oposición por no apoyar las iniciativas gubernamentales, es así de esotérico. De modo que Sánchez conformó hace un año una mayoría de investidura absolutamente anti natura y ahora pretende que lo que lleve al Congreso sea aprobado por los de Núñez Feijóo y, al no conseguirlo, intenta cargar a éste la culpa de sus fracasos y de la parálisis parlamentaria consecuente.
Aún más. Es cada día más perceptible que en su esfuerzo por intentar condicionar la conducta parlamentaria de la oposición, Sánchez y los suyos recurren permanentemente al chantaje, práctica caracterizadamente mafiosa y por tanto muy propia de su ADN, intentando hacer ver que quien no esté con ellos y sus propuestas está contra los intereses generales. Así, dicen y repiten que si el PP no votase a favor del techo de gasto que proponga el Gobierno y no facilite así la aprobación de los Presupuestos perjudicará a las comunidades autónomas en las que gobierna provocando que reciban menos dinero del Estado.
«Lo que le sucede a Sánchez y a los suyos es el problema típico de los que no tienen escrúpulos y piensan que los demás tampoco»
El chantaje, instrumento propio de delincuentes y terroristas, es siempre rechazable, pero utilizarlo en política del modo en el que utiliza el actual Gobierno resulta absolutamente deleznable. Y quien así lo utiliza, Sánchez y los suyos, debieran saber que no todos los políticos son como ellos, que todavía hay algunos que guardan algo de ética en su conducta y que consecuentemente no son susceptibles de ceder a las prácticas chantajistas.
Lo que le sucede a Sánchez y a los suyos es el problema típico de los que no tienen escrúpulos y piensan que los demás tampoco los tienen. Si un proyecto de Presupuestos y el techo de gasto que le anteceden son malos para España, lo son en cualquier caso. Y lo son aunque su aprobación supusiera un porrón de millones de euros para un Gobierno regional o local. De ahí que cumpliendo el papel de oposición que le ha tocado cumplir, el PP se haya opuesto a los proyectos presupuestarios expansivos que maneja el Gobierno.
Ésta es la cuestión que se dirime que tendrá una superficie monetaria -más o menos dinero para los Gobiernos regionales o locales- pero tiene un trasfondo de ética y responsabilidad pública, características ambas ausentes en Sánchez y en los agentes sanchistas. Ellos se quedan en la citada superficie, el PP está atendiendo al fondo del asunto. Cuando menos hasta ahora y es de esperar que por el interés general así siga siendo. España necesita de unos Presupuestos responsables que cambien radicalmente la orientación pro gasto de la política económica aplicada en los últimos años por el Gobierno y retomen la buena administración de los recursos públicos, esos que se obtienen con el esfuerzo exigido, y de qué manera, al conjunto de los contribuyentes españoles.