THE OBJECTIVE
Ricardo Gómez Díez

¿Por qué el PP no gana al PSOE?

«Marco mental, batalla cultural, liderazgo inicial, relato emocional, descontento electoral, transmedia coral y política popular. Por estas razones y alguna más»

Opinión
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¿Por qué el PP no gana al PSOE?

Montaje de Feijóo y Pedro Sánchez. | Ilustración de Alejandra Svriz

Dice Feijóo, con los estudios de Génova en la mano, que el PP no gobernó el año pasado por culpa de cuatro diputados y 20.000 votos. Con los datos encima de la mesa esa es la fría realidad para los populares. Pero es sólo la consecuencia, no la explicación de lo que en realidad ocurrió. Los microdatos y los análisis cualitativos nos dan más claves. Hay que bucear en los datos y combinarlos con las ideas que los votantes tienen en la cabeza.

Concentrar 11 millones de votos en una misma papeleta como en 2011. Lograr una mayor penetración en el voto joven de menos de 35 años, en especial por debajo de 25. Dar la batalla cultural, de las ideas, pero también la de los medios y la de la comunicación en un sentido amplio. Y, sobre todo, relacionado con esto, el marco mental. Toda buena estrategia de campaña empieza por imponer en qué elefante no hay que pensar.

Y, en relación con ello, no imponer el marco mental desde el principio, llevar el balón y controlar el juego desde el centro del campo y desde el minuto uno es un error. En junio y julio de 2023 se habló más de los acuerdos con Vox (el miedo a la derecha y a Franco) que de la pérdida de poder adquisitivo de los españoles por culpa de la inflación. Donde está la atención, está la percepción y de ahí, con el contexto adecuado, la decisión.

Pero hay más: si estás en el Gobierno activas, como hizo el PSOE, el voto del miedo para no perder. Pero si estás en la oposición tienes que activar el voto del descontento para ganar. Si en tu bloque electoral el voto del descontento lo capitaliza otra opción política que, además, activa el voto del miedo entre todos los demás del bloque contrario a tu investidura, Houston, tienes un problema y gordo. El descontento ha de ganar al miedo.

Podemos hablar también del estilo de liderazgo y, con respecto a eso, del líder político pop o del telepresidente al que hoy votan mayoritariamente los electores. Si esperas a un año tras las elecciones para ser entrevistado por el youtuber de moda entre los zetas de tu espectro político mientras tu contrincante lo hace en campaña, vas por detrás, aunque ganes el cara a cara. De nuevo, microdatos, microsegmentación, micromedios.

«Para captar la atención necesitas hoy una dosis importante de dramatización, especialmente en el momento de la decisión»

O también no ser el héroe, como personaje clave en tu relato que confronta con el villano del espacio de enfrente, el superhéroe de tu bloque político y de tu electorado actual y potencial, las dos cosas. Para captar la atención necesitas hoy una dosis importante de dramatización, especialmente en el momento de la decisión. Elegimos por emociones, no por razones. Post-racionalizamos (justificamos) la decisión después.

Existen seis emociones básicas o primarias en las personas: asco o rechazo, tristeza, alegría, cabreo, miedo y sorpresa. Todas ellas hay que conjugarlas y utilizarlas en política hoy en día. Pero a ser posible, que el partido (y el líder) alegre, positivo, aunque a veces cabreado, y que sorprende sea el tuyo, y el triste, negativo, gruñón, avinagrado o dóberman sea el suyo. La gente compra el descontento que al final sonríe con esperanza. 

Después elegir bien las batallas y las entrevistas: a dónde no ir y a dónde sí. Este es un fallo que vemos en el último año que sigue una y otra vez cometiendo. Claro que, para elegir bien, hay que tener antes estructurado el universo transmedia (que sea mainstream, dominante) de periodistas e influencers en los medios y plataformas que te defienda coralmente. Ahí el PP tampoco tiene bien ordenado ese patio trasero.

La guerra por las fake news y los verificadores es otra cuestión no menor, porque es tan importante aprovechar las medias verdades que te favorecen como saber neutralizar, como una cúpula de hierro anti-bulos, las medias verdades que te perjudican. Si todos los verificadores de informaciones y datos que se hacen circular en los debates o a través de los memes están en manos enemigas, es muy difícil que ganes esa batalla.

«La confianza es asimétrica, y se otorga más fácilmente a quien ya está en una posición de poder»

A eso ayuda, asimismo, tener un posicionamiento claro y reconocible en la mente de tus posibles votantes, que no evidencie vaivenes constantes, dudas, lagunas o incoherencias, sobre todo cuando se está en la oposición, porque paradójicamente la confianza es asimétrica, es más rápida de destruir que de construir, y se otorga más fácilmente a quien ya está en una posición de poder que a quien aspira a conseguirla. 

Marco mental, batalla cultural, liderazgo inicial, relato emocional, descontento electoral, posicionamiento integral, electorado potencial, transmedia coral y política popular. Por todo esto y por alguna otra cosa más, el PP no le gana el gobierno (que es lo que cuenta) al PSOE. Son cuatro escaños y 20.000 votos, pero son también necesarios 11 millones agrupando el voto. Algo se ha corregido ya, la mayoría está aún por corregir.

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