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Carlos Padilla

'Txapote' y la inmensa torpeza de la oposición

«¿Cuántos diputados, asesores, amiguetes, vecinos de las sedes, les hacen falta al PP, Vox y UPN para leer lo que luego votan?»

Opinión
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‘Txapote’ y la inmensa torpeza de la oposición

El exjefe de ETA Francisco Javier García Gaztelu, alias 'Txapote'.

Ah, es que el Gobierno de Pedro Sánchez utilizó una triquiñuela. Pero bueno, el Ejecutivo ha colado una enmienda al final de un barullo de otras cosas, siempre enmarañando, lo que les gusta enredar. Ahí va, qué sorpresa, el PSOE que depende de los apoyos de Bildu—y más ahora que andan a palos los independentistas catalanes— ha colado una ley que beneficia a los etarras encarcelados. No puede ser, no creo, cómo van a tener más conocimiento los de la izquierda abertzale, que son seis, de cómo funciona el proceso de parir un cambio legal, que todos los del PP y Vox juntitos, que suman 170 diputados en la Cámara Baja.

Escribió Ricardo Dudda en X, siempre brillante: «Mi ideología ya es una cosa delgadísima. Se reduce a ‘no soporto que me traten como a un gilipollas’». Firmo debajo, a la derecha o izquierda, donde haga falta. No aguanto esa intentona, que les valdrá a algunos, de explicar lo que no tiene más que una razón, inventarse argumentos para humanos con déficit de atención o lemas que más que mármol, piden basurero. Nuestra querida clase política rebusca en las escombreras intelectuales para presentar cada día un manojo de banalidades, ideas sandias, cuando no mentiras de brocha gorda, vendidas en forma de argumento sólido.

La cuestión, como tantas cosas de la vida, es más sencilla de lo que parece. Hay una ley orgánica, la 7/2014, por la que Bildu lleva peleando unos cuantos años. Una ley sobre los antecedentes penales y resoluciones judiciales dentro de la Unión Europea. Y que entre sus objetivos, grosso modo, estaba descontar el tiempo que un reo ha pasado en la prisión de otro país comunitario. Un ejemplo, Xabier García Gaztelu, Txapote, cumplió seis años y nueve meses en una cárcel francesa. Si esta ley se hubiera aplicado tal cual en su momento, esos años en una trena gala se le habrían descontado de su pena en España. El PP, en agosto de 2010, incorporó a la ley una disposición para que los condenados antes del 15 de agosto de ese año no pudieran rebajarse nada. Una cláusula pensada para los etarras.

El Gobierno de Sánchez, en coherencia con su forma de gobernar, le negó a Bildu—y a las asociaciones de víctimas del terrorismo—que fuera a rebajar ninguna condena. ¿A qué ya adivinan lo que ha acabado ocurriendo? En efecto, el Gobierno terminó diciendo sí a los diputados vascos. Ley orgánica por la vía de urgencia, se fuman los informes jurídicos, y a votar. El Congreso aprobó la ley sin nadie en contra, 346 votos a favor, y Bildu se fue a la herriko taberna para celebrarlo. Ahora, contado de manera somera, ¿qué van a venir a decirnos Feijóo y Abascal? Bastaría que pidieran perdón, ambos lo han hecho, pero es que ahora surgen, especialmente entre las filas populares, excusas baratas, llantos de crío. Y me acuerdo de la ideología de Dudda.

«Sánchez ha jugado sus cartas, manchadas aquí de una bajeza importante, y la oposición ha corrido en su auxilio»

Pedro Sánchez ha jugado sus cartas, manchadas aquí de una bajeza importante, y de nuevo, como pasó con el voto de Casero en la reforma laboral, la oposición ha corrido en su auxilio. Y es esa oposición cándida la que intenta arreglar lo que ya no tiene solución. Alargarán el trámite, escribirán tuits muy compungidos, y luego a seguir. ¿Cuántos diputados, asesores, amiguetes, primos, vecinos de las sedes, les hacen falta al PP, Vox y UPN para leer lo que luego votan? ¿De qué sirve el trabajo del legislador si este se limita, bien pagado, a pulsar el botón que le manden? «Una votación adulterada», dijo Sémper. Vaya, ¿desde cuándo este Gobierno ha querido adulterar algo, estimado Borja?

Aunque cabe diferenciar el error, el lapsus, la torpeza supina de la oposición, del convencido presidente y su coalición pseudoprogresista para apoyar ese descuento de penas a los etarras, uno de los sueños húmedos de Bildu (que no es ETA, pero una casualidad, aquí se beneficia a los sanguinarios etarras). Por último, si la oposición al Gobierno en España depende que una periodista de El Confidencial, Itziar Reyero, haga el trabajo que 170 diputados —y sus muchos asesores— no han querido hacer, Pedro Sánchez deberá dormir hoy a pierna suelta. Seguro no tendrá pesadillas con esta oposición.

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