El 'caso Koldo': la matriosca de la corrupción socialista
«Nos hallamos ante un entramado en el que confluyen todos los escándalos gubernamentales, desde Delcy Rodríguez en Barajas hasta Begoña Gómez»
El mes de mayo de 2018 daba sus últimos coletazos cuando el PP fue condenado a pagar 245.000 euros como responsable a título lucrativo en la primera época de Gürtel. Días después, Pedro Sánchez presentaba la moción de censura con un discurso que merece la pena reproducir «para recuperar la dignidad de nuestra democracia que hoy se ve cuestionada por el partido que gobierna en las principales instituciones de nuestro país. Una moción de censura para recuperar las reglas del juego, que han sido cuestionadas y violentadas por un partido que, durante décadas, ha concurrido a las elecciones dopado, financiado irregularmente. Una moción de censura para defender nuestra Constitución, porque los derechos, libertades y la exigencia de ejemplaridad y de ética pública de todos y cada uno de los cargos que ejercemos esa representación también se recoge en nuestro ordenamiento constitucional. Una moción de censura a favor de la recuperación de la normalidad en nuestra vida pública y sacar a la política y el debate político de esta novela negra de corrupción en la que le ha sumido el Partido Popular y volver a hablar de lo que importa a la ciudadanía: sus derechos sociales, laborales, sus libertades cuestionadas. Los desafíos que tenemos encima la mesa en el ámbito de la desigualdad, de la precariedad o de la sostenibilidad de nuestro país».
Aunque esas palabras sonaron entonces a promesa de regeneración, hoy podemos afirmar que Sánchez estaba presentado públicamente su hoja de ruta para los próximos seis años: sus mandatos han estado marcados por la degradación institucional y democrática, por la corrupción, por el cuestionamiento de las libertades constitucionales, por la desigualdad ante la ley, por el empobrecimiento de la población y por la precariedad.
Sobre el deterioro de nuestras instituciones y la pérdida de calidad democrática he escrito mucho. Sobre la corrupción menos, porque ya lo estaban haciendo los grandes periodistas que trabajan para este medio, soportando insultos, descalificaciones y presiones de los políticos y medios progresistas. Pero lo que sí que vengo afirmando desde que se iniciaron las pesquisas judiciales del llamado caso Koldo es que nos hallamos ante un entramado de corrupción en el que confluyen todos los escándalos gubernamentales, desde el encuentro con Delcy Rodríguez en Barajas hasta el tráfico de influencias por el que se investiga a Begoña Gómez, pasando por el rescate de Air Europa y las comisiones ilegales en la compra de material sanitario.
La trama Koldo -que, para ser justos y preciosos, deberíamos llamar trama PSOE- vendría a ser como una gran matriosca cuya primera capa se presentó como un tinglado interministerial para la compra de mascarillas, pero que alberga en su interior múltiples casos de corrupción con un nexo común, el comisionista Víctor de Aldama y un epicentro compartido, radicado en el Ministerio de Fomento regentado por José Luis Ábalos.
Según el informe de la UCO que se hizo público este jueves, el interior de la gran matriosca albergaría una capa que contiene la autorización de Pedro Sánchez -al que la trama se refería con el sobrenombre de «El 1»-, al encuentro ilegal con Delcy en Barajas, a la que exministro Ábalos había invitado previamente con una misiva cuya lectura no tiene desperdicio.
«Al abrir la tercera matriosca, llegamos a Ábalos negociando el rescate de Air Europa con Sánchez y Nadia Calviño»
Otra de las capas que integra la matriosca de la corrupción socialista estaría conformada por la negociación de Aldama con Delcy para adquirir lingotes de oro venezolano y las bolsas con dinero en efectivo llegando a Ferraz.
Al abrir la tercera matriosca, llegamos a Ábalos negociando el rescate de Air Europa con el presidente Sánchez y la vicepresidenta y ministra Nadia Calviño a petición de Aldama, que también era consejero del grupo turístico Globalia. Ese mismo día, el CEO de ese conglomerado, Javier Hidalgo, se reunía en secreto con Begoña Gómez y el propio Aldama, según publicó El Confidencial en marzo. Las gestiones de los miembros del entramado resultaron fructíferas, dado que Air Europa fue finalmente rescatada por la SEPI (el montante fue de 475 millones).
Pero todavía nos quedan capas por destapar, como el contenido de las otras reuniones de la esposa del presidente del Gobierno con el comisionista Aldama (ahora en prisión provisional por el presunto fraude en los hidrocarburos), pues no debemos olvidar que Globalia patrocinó, a través de la empresa Wakalua, el instituto Africa Center que creó el IE en agosto de 2018 y cuya primera directora fue la propia Begoña. Por no hablar de los lazos que atan al socialismo español con el régimen de Maduro y que explicarían la equidistancia mostrada por el Gobierno ante el golpe de Estado en Venezuela y sus reticencias a reconocer a Edmundo González como el presidente legítimo de ese país.
Visto lo visto, no es de extrañar que uno de los principales objetivos de este Gobierno desde que empezara a destaparse su corrupción haya sido amordazar a la prensa crítica bajo el pretexto de luchar contra la desinformación, sin olvidar el manifiesto afán por deslegitimar a los jueces que la investigan.
El presunto entramado de corrupción, bautizado como caso Koldo, no sólo presenta proporciones colosales, sino que nació en un momento crítico y delicado para la sociedad española: en el peor momento de la pandemia de la COVID-19, con los españoles confinados ilegalmente en sus casas, los hospitales colapsados y miles de personas fallecidas. Luego, desde algunos ministerios, se atreven a señalar a particulares porque les parece fatal que se «lucraran» durante la pandemia con la venta de material sanitario. Hay que tener la cara muy dura y los bolsillos repletos para actuar con tanto desparpajo sin sonrojarse siquiera.
Por otra parte, no es de extrañar que a este Gobierno se haya mostrado dispuesto a amnistiar los delitos de corrupción de otros para seguir en el poder. Es posible que, más pronto que tarde, necesiten que les devuelvan el favor pues, como reza el refrán, es de bien nacido el ser agradecido.