Las casualidades del presidente
«Desde el minuto uno el Gobierno trató a la ciudadanía en el ‘Delcygate’ como si fuera imbécil. Ahora un informe de la UCO desvela que la tesis oficial era mentira»
El 20 de enero de 2020, la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez aterrizó en el aeropuerto de Madrid. La esperaban el entonces ministro de Transportes José Luis Ábalos, su asesor Koldo García y el empresario Víctor de Aldama, que entre otras cosas trabajaba para Globalia, la empresa matriz de Air Europa. Los tres acabarían formando parte de una trama corrupta que se extendería desde el negocio de las mascarillas hasta el de los hidrocarburos.
Según Aldama, acudió a Barajas para cobrar una deuda de 176 millones de euros que le debía el Gobierno venezolano a Air Europa. No es muy aventurado sugerir que quizá lo que contenían las famosas maletas que llegaron en avión era ese dinero. No era la primera vez que Aldama gestionaba un pago de una manera tan siniestra. El empresario había ya hecho negocios directamente con Delcy. Uno de ellos parece sacado de un thriller de la Guerra Fría: el empresario supuestamente ayudó a la vicepresidenta venezolana a transportar de Moscú a Caracas, vía Zambia, 70 millones de dólares en barras de oro. Está al nivel de sutileza, sofisticación y cosmopolitismo de Carlos Chacal.
Un mes después de la recepción en Barajas, el 25 de febrero, Sánchez explicó en el Senado el caso. «La vicepresidenta de Venezuela se dirigía en vuelo privado hacia España», comenzó, como si fuera una fábula, un chiste o un acertijo. «Sobre la vicepresidenta primera de Venezuela pesa una sanción europea que le prohíbe la entrada en territorio legal europeo. Había dos maneras de evitar que esto no sucediera, o que esto sucediera. La primera era generando una crisis diplomática […], y la segunda vía […] era hacerlo evitando una crisis diplomática». Es fascinante lo farragosa que resulta su intervención a pesar de estar leyendo de un papel. «El señor Ábalos consideró, con muy buen juicio, a mi juicio, que era preferible la segunda vía, es decir, entre forzar o evitar una crisis diplomática, el señor Ábalos eligió lo segundo, evitar una crisis diplomática».
Es decir, la tesis del Gobierno era que la vicepresidenta vino en viaje privado a Madrid. El Gobierno de pronto descubrió que no podía entrar en territorio europeo y envió a alguien a su rescate. Y quién mejor que el ministro de Transportes para resolver una posible crisis diplomática. Por entonces se justificó esa elección con el argumento de que como la reunión era en un aeropuerto, pues por eso debía ir el ministro de Transportes. Desde el minuto uno se trató a la ciudadanía como si fuera imbécil.
«Si Sánchez no sabía su negligencia es preocupante; si lo sabía, su connivencia es inmoral»
Esta semana, un informe de la UCO, la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, ha desvelado que la tesis oficial era mentira. Ábalos escribió al presidente Sánchez para decirle que «la vicepresidenta de Venezuela viene en privado el lunes, quiere verme discretamente como continuación del encuentro que tuve con el ministro de Comunicación (que es su hermano)». La reunión tenía como objetivo hacer gestiones en favor de empresas españolas. Es decir, que Aldama pudiera cobrarse sus negocios, por eso acompañó a Ábalos a Barajas. El presidente Sánchez le contestó: «Bien». Si Sánchez no sabía que un personaje tan siniestro iba a acompañar a su ministro en las negociaciones, su negligencia es preocupante; si lo sabía, su connivencia es inmoral.
Y ahora tres casualidades.
- El 3 de noviembre de 2020, Air Europa recibió un rescate en forma de préstamos por valor de 615 millones de euros del gobierno. El principal promotor y negociador de ese rescate es Víctor de Aldama, que trabajaba para la aerolínea. En un año obtuvo dos grandes éxitos para su empleador, todo gracias a su relación con el ministro Ábalos: que Venezuela le devuelva una deuda a Globalia y que el Gobierno le rescate durante la pandemia. Cuesta mucho creer que el presidente Sánchez no supiera nada de sus gestiones.
- El 9 de marzo de 2021, el Gobierno rescató la aerolínea Plus Ultra, a la que dio 53 millones de euros en préstamos. Apenas daba servicio en España (no llegaba al 0,1% de cuota de mercado) y estaba en la quiebra ya antes de la pandemia. Tres empresarios venezolanos cercanos a Maduro son los principales accionistas. Todos ellos tienen estrecha relación con el magnate venezolano-libanés Camilo Ibrahim Issa, muy cercano a Delcy Rodríguez. Por supuesto, como en buena trama internacional, hay cuentas en paraísos fiscales como Panamá, empresas pantalla y testaferros.
- Según el informe de la UCO, el mismo día que Pedro Sánchez y José Luis Ábalos celebraron una reunión clave para el rescate de Air Europa, la esposa del presidente, Begoña Gómez, se reunía con el consejero delegado de la aerolínea, Javier Hidalgo.