THE OBJECTIVE
Carlos Padilla

Sé lo que hicisteis con Ábalos

«Con un Ábalos que se sabe imputado, la campana extractora del PSOE, con la comprensión de la prensa amistosa, ya ha comenzado»

Opinión
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Sé lo que hicisteis con Ábalos

Ilustración de Alejandra Svriz.

El PSOE, agitado ante las noticias que surgen como el rocío de la mañana, ya ha entrado en la fase «esa persona de la que usted me habla». Un nivel de ansiedad que conocen bien en Génova 13, pioneros en formas diversas y ridículas para no nombrar al compañero repudiado, otrora tesorero, consejero, ministro. Se intenta neutralizar la bomba expansiva de un escándalo que cogió vuelo—con creces—gracias al informe de la UCO. Ya saben, la sacrosanta UCO que el Gobierno quiso elevar a categoría de verdad universal con sus informes en el caso de Begoña Gómez. Ahora, con unos informes de la UCO que duelen más, apelan a respetar los tiempos de la justicia. Ahora sí se cree en la justicia.

Ya no se trata, como ha investigado la UCO, de que Ábalos, pobrecito, dejara hacer a sus cercanos, entre ellos Koldo, siempre Koldo. Es que Ábalos, concluye la UCO, participó y se benefició de los negocios de Víctor de Aldama—ahora en prisión por el caso de los hidrocarburos—y Koldo García. Aparte del asunto mascarillas, el encuentro con Delcy, el rescate de Air Europa; se suma a la lista el chalé de La Línea de la Concepción, el ático de lujo en la madrileña Plaza de España para la amiga, amante, lo que fuera, Jésica, y los trabajos de esta en empresas dependientes del Ministerio que dirigía el político valenciano. Más lo que no dice la UCO, pero ha ido publicando THE OBJECTIVE, como los 90.000 euros que un socio de Aldama ha contado que llevó a Ferraz.

Con un Ábalos que se sabe imputado y ese olor séptico que emana la corruptela, la campana extractora del PSOE, con la comprensión de la prensa amistosa, ya ha comenzado. «El presidente fue engañado», es lo mejor que se le ha ocurrido al coro socialista para dejar claro que «el que la hace, la paga» (máxima no aplicable a Carles Puigdemont y demás personas con el voto necesario para que Sánchez siga siendo presidente). Dada la escasez argumentativa del Ejecutivo, cabe pensar que quizá se encuentran más nerviosos de lo que ya de por sí aparentan. Leyendo el diario El País, un medio de verdad en papel no como esos pseudomedios digitales, se pudo leer el domingo que las fuentes consultadas en el PSOE concluyen que Sánchez desterró a Ábalos del Gobierno y de la Secretaría de Organización socialista no por sospechas de corrupción, sino por su vida disoluta.

Coño, me dije a mí mismo, pero si lo de la vida disoluta de Ábalos se lo leí hace tres años a Ketty Garat en este medio al que no se cansan algunos de llamarlo pseudonosequé. O sea que ahora el periodismo fetén publica —años después de lo avanzado en TO— que Ábalos «tenía una vida cada vez más caótica. Estaba siempre cansado. Incluso algunos recuerdan que llegó a quedarse dormido en algún Consejo de Ministros». Y me sigo sorprendiendo de leer, octubre de 2024, lo que cuenta el diario de Prisa: «Al presidente le llegaron informaciones sobre los gastos, algunos meses desorbitados, que pasaba a la cuenta del PSOE como secretario de Organización». Reviso la hemeroteca, noviembre de 2021, escribe aquí Ketty Garat: «La advertencia del gerente del PSOE, Mariano Moreno, se había producido en 2019. ‘Jose se está pasando con los gastos’». Recórcholis, me dije ahora, evitando la grosería.

No sé lo que ocurrirá con el otrora hombre poderoso del PSOE, segunda mano, confidente y núcleo duro del presidente Sánchez. Desconozco el recorrido judicial de los informes de la UCO y si esto hará caer al Gobierno del granítico Sánchez o si la oposición, en su habitual torpeza, se encargará de insuflarles ánimos. Sí sé que el presidente Sánchez no ha respondido a preguntas que son urgentes y lleva años sin hacerlo… ¿Por qué echó realmente a Ábalos de su Gobierno?, ¿en base a qué lo volvió a meter en las listas electorales? ¿Cuáles eran esas informaciones de gastos desorbitados que presentaba su número 2 en el partido? ¿Por qué nos mintió sobre su conocimiento del encuentro entre Ábalos y Delcy? ¿Qué motivos había para, preguntado por Ábalos y según la crónica de El País, no poder decirle a su antiguo hombre de confianza los motivos del despido? ¿Había algo que ocultar?

También sé, pese a ser un novicio, que los ataques del poderoso contra el periodista nunca son gratuitos. Y los hay, conozco sus nombres —usted también— periodistas del oficialismo que se levantan en armas al toque de corneta. Los hubo siempre, de un lado y otro, pero ahora estamos donde estamos. Qué no dirán nuestros queridos compañeros de los periodistas críticos —¿acaso hay otro modo de serlo?— si ya incluyeron hace unos días al The Economist en la fachosfera por osar criticar al presidente. Sánchez debe estar pensando en cambiarse al Marca, como en tiempos de Rajoy. Cáspita, qué cosas habremos de recordar.

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