¡Más madera, que es la guerra!
«Si comparamos nuestra economía con la de Alemania o Francia, podríamos decir que nuestro tren es una locomotora de vapor, mientras que las suyas son un AVE»
El Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó este viernes la Encuesta de Población Activa (EPA) del tercer trimestre del año, que muestra un fortalecimiento del mercado laboral. Se baten una serie de récords: a) población de 16 años y más: 41,6 millones de personas; b) población activa: 24,6 millones; c) población ocupada: 21,8 millones; d) mujeres trabajando: 10,1 millones.
También la tasa de paro ofrece un buen dato. Es la más baja desde el tercer trimestre de 2008: un 11,2% de la población activa. A esta cifra se llega por el aumento de la ocupación propia del verano en el sector servicios, en los meses de julio, agosto y septiembre.
Un largo camino por recorrer
Estos datos récord de empleo están en consonancia con el elevado crecimiento de la economía española. Efectivamente, esta semana, FUNCAS y el Fondo Monetario Internacional informaron que, en 2024, la economía española crecerá un 3%. Se trata de un ritmo mucho más rápido que el de la zona del euro y también de países grandes de esa zona, como Alemania, Francia e Italia, que se mantendrán prácticamente estancados.
Para explicar este fenómeno, imaginemos que la economía es como un tren. En 2023, nuestro tren avanzaba a una velocidad de 100 km/h, y, según las previsiones, en 2024 acelerará hasta los 103 km/h. Es decir, un 3% más rápido. Mientras tanto, los trenes de Alemania, Francia e Italia, que son las grandes locomotoras de la zona del euro, mantendrán la misma velocidad de 100 km/h, sin apenas crecimiento.
Este crecimiento español puede parecer alentador a primera vista, pero tiene sus matices. Si comparamos nuestra economía con las de Alemania o Francia, podríamos decir que nuestro tren es una locomotora de vapor, mientras que las suyas son trenes de alta velocidad (AVE). Aunque en este momento nuestras máquinas de vapor parecen ir más rápido, lo hacemos porque seguimos utilizando un recurso abundante: mano de obra barata y poco cualificada. De hecho, cada año España recibe cerca de 500.000 inmigrantes adicionales, muchos de los cuales se integran en sectores de baja productividad que echan más «carbón» a la caldera de nuestra economía.
La famosa frase de Groucho Marx, «¡Más madera, que es la guerra!», describe bien esta situación. Nuestra economía, impulsada por trabajadores de baja cualificación, mantiene el crecimiento a base de añadir más fuerza de trabajo, pero sin mejorar la eficiencia o la productividad a largo plazo.
Por otro lado, las economías de Alemania y Francia, aunque actualmente tengan dificultades para crecer, son máquinas mucho más avanzadas. Están diseñadas para operar con alta tecnología, mayor inversión productiva y trabajadores altamente cualificados. Estos trenes de alta velocidad no dependen tanto de la cantidad de carbón que se echa a la caldera, sino de su inversión productiva y de su capacidad tecnológica para avanzar.
«Si España quiere realmente acercarse a las economías más avanzadas, necesitamos cambiar nuestra locomotora de vapor por un tren de alta velocidad»
El crecimiento del 3% que se espera para España en 2024 está impulsado principalmente por dos factores. Por el lado de la demanda, el gasto público crecerá un 3,8% y el consumo privado un 2,7%. Desde la oferta, gran parte de este aumento se debe al crecimiento del empleo, especialmente el empleo de los inmigrantes, que tiende a ser de baja productividad.
Sin embargo, este modelo de crecimiento tiene un límite. Si España quiere realmente acercarse a las economías más avanzadas, necesitamos cambiar nuestra locomotora de vapor por un tren de alta velocidad. Esto significa que debemos centrarnos en aumentar la inversión en tecnología, mejorar la formación de los trabajadores y fomentar un crecimiento más sostenible, basado en la productividad, no solo en la cantidad de mano de obra.
A medida que invertimos en mejorar nuestra «máquina», es decir, en modernizar nuestra economía, nos acercaremos a la frontera del conocimiento y podremos generar un crecimiento más duradero y empleos de mayor calidad a largo plazo.
Perspectivas de futuro
¿Qué ocurrirá en 2025? Es probable que, el año que viene, se produzca un debilitamiento del mercado de trabajo español por varias razones: la subida del salario mínimo, el incremento de las cotizaciones sociales y el aumento de los impuestos a los ciudadanos y a las empresas. Todos ellos son factores que van a castigar al tejido empresarial. A lo que hay que unir la incertidumbre política que se percibe, tanto a nivel nacional como internacional. Un conjunto de problemas que podrían perjudicar al consumo, la inversión, el crecimiento del PIB y, consecuentemente, el empleo.
¿Se puede mejorar el mercado laboral en 2025? Va a depender de que las políticas económicas fomenten más la productividad a través de la apuesta por la formación profesional y el avance tecnológico. Sólo así, se creará empleo de calidad, estable y con salarios dignos, que ofrezca un mayor nivel de bienestar a la población. Es un largo proceso, pero resulta imprescindible empezar a caminar en el sentido correcto. De esta manera, evitaremos el estancamiento empresarial y laboral, que puede provocar la situación política y económica de nuestro país. Como dice un proverbio chino, una crisis es un peligro, pero también una oportunidad para cambiar.
Por último, se deben llevar a cabo una serie de reformas pendientes: a) aumentar la productividad y la empleabilidad, con una mayor adecuación de la formación del capital humano a las necesidades de las empresas; b) liberalizar el mercado de la vivienda y del suelo para atraer inversión nacional y extranjera al sector de la construcción; c) dotar al país de una política fiscal inteligente que reduzca las ineficiencias del gasto público y disminuya la presión fiscal.
Si se aplican las reformas tendremos mayor nivel tecnológico, más productividad y empleo más cualificado. En definitiva, jugaremos en la Primera División europea.