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Pilar Marcos

De 25-M a 25-O: una década de patrañas

«La pareja de esta década de las patrañas, pese a su feroz enemistad recíproca, lleva seis años sosteniendo al gran impostor, bastante más listo, aprovechado y guaperas que estos dos»

Opinión
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De 25-M a 25-O: una década de patrañas

Pablo Iglesias, Íñigo Errejón y Pedro Sánchez. | Agencias

Diez años y cinco meses después, se desmoronó el tinglado para el segundo de los dos siameses que se alzaron con el santo y la limosna de una presunta nueva izquierda el 25 de mayo de 2014. Aquel día se celebraron elecciones europeas y una ignota lista electoral que ofrecía como sello en cada papeleta la cara de un tipo mal peinado logró cinco eurodiputados. El entonces mal peinado cayó hace algún tiempo (con un empellón de Isabel Díaz Ayuso) y, con toda probabilidad, ha maniobrado mucho más allá de lo visible para empujar al descalabro del que fue su segundo, su dilecto alter ego y luego su más aborrecido enemigo. 

Aquellos cinco diputados fueron lo más cercano al cielo que lograron asaltar estos dos jugadores de fortuna recién llegados de (digamos) asesorar a regímenes bolivarianos. El que cayó antes creció a la sombra del fallecido Hugo Chávez; el que acaba de caer, bajo los auspicios de Evo Morales, hoy investigado por abuso de menores.

Cinco eurodiputados garantizan mucho dinero si se decide, como decidió esta pareja de viejunos adolescentes perpetuos, dedicar la asignación europea a montar una plataforma política nacional. Sin entrar en las facilidades que esos ingresos pudieran darles para (digamos) enjabonar lo que quiera que trajeran de su etapa de cobijados por Chávez y Morales, el empujón de aquel 25-M les cundió una barbaridad.

Lo más célebre es el 15-M de un año después, pero lo más importante fue su máximo resultado electoral, en junio de 2016. Nada menos que 71 escaños en el Congreso de los Diputados, a sólo 14 de los 85 diputados que logró en aquella convocatoria Pedro Sánchez. Nada que ver con los escuálidos resultados que restan ahora. Pero aquellos 71 parlamentarios ya marcaron el inicio de un descenso a los infiernos que ha culminado este 25-O, diez años y cinco meses después. Ahora los dos vuÉLven a ser nada: lo que siempre fueron. Pero el que cayó primero tiene más opciones de volver –ÉL, siempre ÉL– a la carga. 

La patraña original fue que estábamos ante una izquierda tan nueva que no miraba a izquierda y derecha, sino arriba y abajo. Ni siquiera era comunista… La engañifa de los 71 consistió en contarnos que toda la izquierda auténtica podía unirse en amor y compaña, porque «Unidos Podemos». Para reforzar esa milonga y contarnos lo muy feministas que eran, pronto le cambiaron el género y pasaron a ser «Unidas Podemos». Ideal, aunque habría sido más preciso ofrecer el eslogan completo: ‘Unidas podemos emponzoñarlo todo… que desunidas no nos escucha nadie’.

«La década de la patraña está agotada; y se desmorona el sexenio de sostenerle el tinglado de corrupciones al ‘guapo’»

Luego llegaron los desmembramientos, siempre con apariencia aglutinadora: llamar «Sumar» a la oquedad tiene su mérito. El tinglado aguanta mientras se mantiene en pie el trampantojo. Se les cayó este 25-O por mucho que mantengan la ficción de cuatro ministros en el Gobierno y novedosos cursillos sobre violencia sexual que expliquen a sus pudorosos dirigentes qué deben hacer para no comportarse como el portavoz ya defenestrado. Nadie dice nada de la conveniencia de consumir menos ‘sustancias’ para controlar los arrebatos violentos de niñatos envejecidos y muy mal criados. 

La pareja de esta década de las patrañas, pese a su feroz enemistad recíproca, lleva seis años sosteniendo al gran impostor, bastante más listo, aprovechado y guaperas de lo que se sueñan estos dos. ‘El guapo’ no quiere que se le desmorone el tinglado y, con la que tiene encima, necesita dar apariencia de solidez a esa hueca alianza que llaman Sumar. 

Pero el que cayó primero acaricia otros planes, al menos, a medio plazo. La década de la patraña está agotada; y se desmorona el sexenio de sostenerle el tinglado de corrupciones al ‘guapo. Los nuevos tiempos no serán de engañifas: porque más ya no cuelan. Toca ir a cara descubierta, como una Mertxe Aizpurua o un Enrique Santiago de la vida. A cara descubierta, de acuerdo, pero -a ser posible- sin seguir a pies juntillas aquella ‘enseñanza’ de Mao en la que todos ellos creen fervientemente: «El poder reside en la punta del fusil». 

A ser posible…

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