El cambio climático no tiene nada que ver con la tragedia
«Hay que hacer un análisis sobre las consecuencias de las posiciones hiperecologistas sobre la seguridad de bienes y personas en el Mediterráneo»
Ante las torrenciales lluvias que diferentes partes de España han sufrido en los días 28 y 29 de octubre, principalmente en Letur (Albacete) y en Valencia, tanto en Utiel como en las zonas tributarias del río Turia y de la Albufera, se ha desatado la polémica de la posible influencia o no de la política de restablecer, al menos, 25.000 kilómetros de cauces libres de obstáculos en Europa como uno de los puntos contenidos en los planes de Europa Verde y dentro del contexto de la Agenda 2030.
Ante todo, lamentar los más de 90 fallecidos de momento, cifra que se complementará cuando los actualmente contabilizados como desaparecidos obtengan su calificación definitiva.
Hay que decir que los actuales azudes y presas demolidos en España no parece que tengan que ver con una magnificación de la catástrofe vivida.
En nuestro mejor archivo (por el tiempo que abarca) sobre estos fenómenos de sequías e inundaciones, están las sacristías de las diferentes parroquias de España, por las menciones a las procesiones realizadas para rogativas de lluvias o, por el contrario, para solicitar al Altísimo el cese de las mismas lluvias.
Conocemos, por lo tanto, las frecuentes inundaciones existentes en la región mediterránea básicamente en los meses de septiembre y octubre, y que en Valencia concretamente, por atenernos a épocas vividas por buena parte de la población actual, destacaríamos el desbordamiento del Turia en 1957, que dio lugar a su encauzamiento en la ciudad de Valencia y la rotura de la presa de Tous el 20 de octubre de 1982.
«Este fenómeno nada tienen que ver con el llamado cambio climático»
Por lo tanto, es claro que lo primero que hay que tener presente es que estos fenómenos nada tienen que ver con el llamado cambio climático, pero sí es muy importante hacer un análisis sobre las consecuencias que vienen trayendo desde hace ya más de 40 años las posiciones hiperecologistas sobre la seguridad de los bienes y las personas en la zona mediterránea.
Analizando las inundaciones de 1957, se adjunta una foto del desvío del cauce del Turia en el día de hoy, lo cual nos hace pensar la magnitud de la catástrofe que se habría producido si no se hubieran realizado dichas obras.
Respecto a la rotura de la presa de Tous de 1982, la capacidad de embalse de la presa inicialmente proyectada se vio reducida por diferentes estudios de servicios afectados, y de haber construido la primera solución, no se hubiera producido la rotura de la presa con las trágicas consecuencias que llevó.
El plan de demolición de azudes no es lo fundamental, sino la concienciación que se intenta introducir en la opinión pública sobre el estado de algunas presas en servicio, éstas ya de notable utilidad para la sociedad, y que confundiendo el plazo de concesión de las instalaciones hidroeléctricas que lleve aparejadas con el estado de la presa, comienzan a crear opinión de que en una segunda etapa se deberían comenzar a demoler presas de utilidad importante por cuestiones de seguridad de las ciudades situadas aguas abajo de las citadas presas.
Sí que sería preciso la repercusión que han tenido los diferentes estudios de impacto ambiental en los últimos 50 años en la reducción de la capacidad de embalse del país y los males causados por dicha reducción, basada, en gran parte de las ocasiones, por hipótesis absurdas.
Dicho la anterior, es evidente que cuanto mayor es la densidad de población en una zona, más hay que cuidarla, evitar construir en zonas inundables para soslayar la demolición de viviendas causadas por las crecidas de los ríos y ramblas mediterráneas.
Igualmente, es necesario estudiar los reales efectos barrera que pueden producirse por la construcción tanto de autopistas como de ferrocarriles, asunto que se tiene realmente en cuenta.
Conclusiones:
-Debemos analizar las recientes declaraciones del laureado por el Congreso de España, el presidente de Colombia, haciendo mención a que las presentes inundaciones son consecuencia del estrés climático causado por el consumo de combustibles fósiles.
«Hay que hacer un análisis profundo de los efectos causados por los movimientos hiperecologistas»
–Reconsiderar, desde un punto de vista real de protección del medio ambiente, las medidas que son necesarias para la seguridad de la población y la riqueza de la nación.
-Hacer un análisis profundo de los efectos causados por los movimientos hiperecologistas, empezando por la prohibición del uso del DDT, cuyas muertes desde su prohibición, por efecto de la no eliminación de la malaria en países del tercer mundo, puede alcanzar una cifra superior a los muertos causados por el nazismo, e incluso aproximarse a los causados por las dictaduras comunistas.
-Asimismo, hay que considerar lo que podríamos llamar el efecto que viene el lobo, que ante los continuos avisos de emergencias por catástrofes naturales que luego se quedan en nada, lleven a la población a no tomar las medidas oportunas cuando realmente se produce una riada catastrófica.
–Sigamos construyendo presas donde son necesarias. Recordemos que sin las presas realizadas en España, solo podríamos vivir cinco millones de habitantes en un país.
–No construyamos en zonas inundables y alarmemos a la población solamente cuando la situación lo requiera.
-Por último, considerar en esta ocasión el efecto beneficioso de las presas de Benageber y de Forata y del desvío del Turia de 1957.
Embalse: Benageber
Embalse: Forata