Solo el pueblo salva al pueblo
«¿Quién es Mazón? Una nota al pie. En cambio, el pueblo es eterno. Honor y fuerza, amigos valencianos. Sols el poble salva el poble»
Hace una década, el politólogo Steven M. Teles acuñó el concepto de kludgeocracy («chapuzacracia«) para explicar la ineficiente reacción del Gobierno estadounidense al huracán Katrina como un torpe entrelazamiento entre responsabilidades federales y estatales. A su juicio, no era ya útil la dicotomía que enfrentaba a estatistas y liberales, pues no se trataba de que el Estado fuera más o menos grande, sino más o menos eficaz.
Un kludge es para los programadores informáticos una suerte de parche que, aunque no arregla el sistema, permite ir tirando. Cuando un sistema está formado por parches, sus soluciones suelen ser las más complicadas y también las más inoperantes. Verbigracia: que no se movilizase al Ejército hasta este viernes por la tarde porque la Comunidad Valenciana no lo había solicitado. El hecho dice algo sobre la inoperancia del Estado autonómico, sin duda, pero dice algo más sobre la discutible intendencia del presidente Mazón.
¿Kludge? En realidad, extraviarse por los tortuosos vericuetos de nuestro diseño territorial obligaría a perder de vista lo obvio. Como ha escrito acertadamente Helena Farré, la clase política sigue sin estar a la altura de los españoles. ¿Basta con «depurar responsabilidades», como dicen los horteras, cuando el sistema de selección de élites premia la mediocridad, el oportunismo y la vileza? La función hace la forma y la democracia española solo produce mazones y barzones. ¿Cómo va a haber rendición de cuentas si en la intrincada burocracia del «gobierno de Nadie», Arendt dixit, ninguno de sus miembros se hace responsable de nada?
Sombras y luces… Los políticos cruzando acusaciones y los ciudadanos recorriendo treinta kilómetros a pie cargados de alimentos. La ruindad de quien prohíbe al subalterno salir del trabajo en plena alerta y la prodigalidad de quien se juega el tipo para sacar del agua a una familia de vecinos. La lentitud de reflejos del burócrata, que solo actúa con varias horas de retraso, y la rapidez de la gente común, que reacciona a la velocidad de la luz. Las administraciones se estorban entre sí mientras la sociedad civil se moviliza como un solo cuerpo.
¿Mentía Machado cuando dejó escrito que en España lo mejor es el pueblo? Las trabajadoras de una residencia que suben dos pisos a pulso a más de un centenar de ancianos; el hombre que, sin barajar beneficios ni pérdidas, se lanza a un torrente de agua y lodo para salvar a un niño; la madre que mantiene el temple de la familia, como un samurái, durante cuatro días sin luz… Indiferentes anónimos que a la hora de la verdad se transfiguran en héroes de leyenda.
«Solo el pueblo salva al pueblo, en efecto, pero el pueblo encarnado en bomberos, soldados y miembros de Protección Civil»
Así y todo, cuando el agua destruye puentes, carreteras y redes de agua, no basta con el buen hacer de un grupo de voluntarios. Solo el pueblo salva al pueblo, en efecto, pero el pueblo encarnado en bomberos, soldados y miembros de Protección Civil. Hay quien sueña con la voladura del Leviatán y quien fantasea con comunas autogestionadas. Pero solo el Estado puede proteger al pueblo, y en este caso ha actuado tarde y mal.
¡Vivir para ver! Creíamos que la sociedad contemporánea solo permitía el entendimiento entre individuos por medio de contratos, cláusulas de rescisión, adendas al convenio y demás engendros legaliformes. Y entonces descubrimos que la gente de a pie no se espera a que la norma aparezca en el BOE para repartir agua, retirar escombros y limpiar el barro. Creíamos destejido el lazo comunitario y entonces aparecieron, como en una ensoñación, cáfilas de valencianos camino de Paiporta… ¿Ensoñación? ¿O más bien el despertar de un largo sueño?
La comunidad puede ser tan abstracta como una idea y tan concreta como las escobas y los cubos de esos mismos valencianos. Por eso la comunidad nunca muere. Como decía Ortega, todo lo grande en España es obra del pueblo, y lo que no ha hecho el pueblo se ha quedado sin hacer. ¿Quién es Mazón? Una nota al pie. En cambio, el pueblo es eterno. Honor y fuerza, amigos valencianos. Sols el poble salva el poble.