Ayudas por presupuestos
«Hace mucho tiempo que Pedro Sánchez es la expresión viva de la indignidad personal y de la degeneración política»
Cuando en la condición humana se abre paso la indignidad ésta no tiene límites ni barreras. Hace mucho tiempo que Pedro Sánchez es la expresión viva de la indignidad personal y de la degeneración política. En su mente no hay nada más que la imperiosa necesidad de permanecer en el poder. Y para ello le vale todo. El instrumento necesario para la continuidad de un gobierno no es la mayoría parlamentaria, es la capacidad de conseguir la aprobación de los presupuestos. Pedro Sánchez sabe que los presupuestos son el instrumento político necesario para asegurarse que la legislatura llegue hasta su final. Si consigue la aprobación de los presupuestos de 2025, sabiendo su precariedad parlamentaria, podría prorrogarlos el año siguiente y así culminar este mandato que ostenta tras ser derrotado en las elecciones generales.
Nunca ha habido un presidente del gobierno que personifique en sí mismo tanta maldad y egoísmo. Sólo el hecho de poder pensar que las imprescindibles y necesarias ayudas a los damnificados por la dana estén condicionadas a la aprobación de sus presupuestos es repugnante. Decirlo, como lo ha dicho, es inhumano y retrata todavía más la ausencia total de ética del personaje. No sirve como atenuante de tanta perversión su condición de megalómano narcisista psicopático. Pedro Sánchez carece de la más mínima sensibilidad y empatía social. No conoce lo que es la solidaridad. En su egoísta mente sólo cabe el todo vale por permanecer en el poder. El super yo por encima de todo.
Por eso, ante más de 220 muertos y decenas de desaparecidos, ante tantos miles de ciudadanos damnificados que lo han perdido todo, ante tantas infraestructuras destruidas, ante tanto dolor y desgracia sólo piensa en su poder. Es tan repulsivo. Ayudas por presupuestos. Ropa por presupuestos. Comida por presupuestos. Agua por presupuestos. Viviendas por presupuestos. Colegios y residencias de ancianos por presupuestos. Asistencia, ayuda y atención por presupuestos. ¿Puede un ser así permanecer un minuto más como presidente del gobierno?
En su momento resultaba impensable que alguien se atreviera a hacer lo que Pedro Sánchez hizo en 2019. Pactó el apoyo político a sus presupuestos a cambio de la libertad de los presos terroristas de ETA que asesinaron, entre otros, a sus compañeros. Lo explicó con toda claridad Arnaldo Otegi contándoles a sus compañeros de organización terrorista que necesitaban seis años de Sánchez en el gobierno de España para excarcelar a los presos. «Y si para eso hay que aprobar los presupuestos los apoyaremos». Dicho y haciéndolo.
Ahora ha sido capaz de ir todavía más lejos si cabe con ayudas por presupuestos. Pero, para empezar, el dinero público que conforman los presupuestos es de todos los españoles que pagamos impuestos. No es de Pedro Sánchez. No hace falta que el CIS diga nada, basta con tener un mínimo de sensibilidad humana para que cualquier dirigente político entienda que es un clamor social que se destine todo lo que sea necesario para paliar, en todo lo que se pueda, el daño generado por la catástrofe meteorológica. Todo es todo sabiendo que no se pueden recuperar las vidas perdidas.
La dana enterró muchas cosas pero afloró la miseria política. Siguen sin aparecer decenas de desaparecidos pero, pasados los primeros días del desastre, la confrontación política es lo único que mueve a los dirigentes. Lamentablemente con la colaboración necesaria de algunos medios de comunicación y de los pseudoperiodistas mercenarios que se prestan a ser altavoz de las consignas.
Creo que es prioritario resolver las necesidades de asistencia y recuperación de personas y el entono para intentar, cuanto antes, la normalización. Después es imprescindible la depuración de todas las responsabilidades políticas. De todas. Del Gobierno de la Generalitat y del Gobierno de España. El hecho de que el próximo miércoles no acudan a la sesión de control al gobierno en el Congreso de los Diputados ni el huidizo Pedro Sánchez ni la ministra de las cuencas Teresa Ribera es una muestra de que no están muy tranquilos y orgullosos con su gestión y actitud en este desastre.
Políticamente quedan demasiados desastres para la historia. Desde la frase de Pedro Sánchez «si necesitan ayuda, que la pidan» a la de Carlos Mazón de «estaba continuamente conectado». Es evidente que las responsabilidades no son de unos o de otros. Las responsabilidades son del Gobierno de España de Pedro Sánchez y del Gobierno de la Generalitat Valenciana de Carlos Mazón. Son tan importantes las agendas y las llamadas de unos como las de los otros. Las decisiones de unos y las de los otros. Los argumentarios de los partidos asignan las responsabilidades a sus contrarios. La sociedad se merece una reconstrucción real de tiempos, llamadas, reuniones, decisiones y responsabilidades. No puede quedar sin resolver el pésimo funcionamiento del gobierno del estado y del gobierno de las autonomías.
«Es inadmisible que la directora general de Protección Civil y Emergencias, Virginia Barcones, partiera hacia Brasil con un nivel rojo de alerta de la AEMET»
Es tan grave irse a comer con una periodista para ofrecerle la dirección de la televisión, como que la ministra Teresa Ribera, responsable de las confederaciones hidrográficas, haya estado desaparecida nueve días dedicándose a promocionarse para un puesto político mejor. Es inadmisible que la directora general de Protección Civil y Emergencias, Virginia Barcones, partiera hacia Brasil para asistir a una reunión del G-20 sobre reducción de riesgos de desastres, con un nivel rojo de alerta de la AEMET abandonando su responsabilidad. Es impresentable que la consellera de Innovación, Industria, Comercio y Turismo de la Generalitat valenciana, Nuria Montes, pidiera a las familias no acercarse al lugar y «esperar en sus domicilios» noticias sobre los fallecidos con el tono y la forma utilizados. Nunca se olvidará la huida cobarde de Pedro Sánchez, abandonando a su suerte a los Reyes de España junto a Carlos Mazón. Tiene difícil explicación por qué la ministra de defensa asegura ahora que el ejercito «no se va a ir» después de su decisión y declaración que impidió su despliegue en las primeras horas. La justicia tiene mucho trabajo para dilucidar si la gestión política —egoísta, partidista y negligente— no deriva en diferentes responsabilidades penales.
Es un gravísimo error movilizar manifestaciones políticas en este momento. Lo único que ha funcionado bien es la solidaridad ciudadana del pueblo español que está volcado y unido a los damnificados por la dana. Esa solidaridad es única y transversal. La solidaridad no tiene ideología porque en el compromiso solidario están todas las ideologías unidas. La manipulación de los partidos para aprovechar la indignación, con fines políticos, puede terminar con la imprescindible y necesaria solidaridad.
¿Cuánto tiempo y dinero se han gastado en hacer los carteles de imprenta y las pancartas de «Mazón dimisión» utilizados en las movilizaciones contra la Generalitat en Valencia y en Madrid? ¿No sería mejor estar limpiando barro y ayudando a la gente? ¿No es mejor destinar ese dinero de pancartas y carteles a arreglar escuelas, residencias de ancianos o centros de salud pública? ¿Por qué los ciudadanos nos dedicamos a lo importante, la ayuda a los afectados, y los políticos a buscar rentabilidad política manipulando el dolor? Qué asco. Es una repugnante vergüenza ver la politización del dolor sin haber esperado a minimizar los daños de la desgracia.
Políticos, saquen sus limpias manos —nada de barro y mucha declaración— de la desgracia y déjennos seguir ayudando. No lo empeoren más todavía. Lo que tendría sentido, si es que de verdad se quieren depurar las responsabilidades políticas de esta tragedia, es que en los próximos meses la Generalitat valenciana y el Gobierno de España sean sometidos al veredicto del pueblo a través de las urnas. Cuando se regrese a la normalidad, el único mecanismo válido sería convocar elecciones generales y en la Comunidad Valenciana.