Javier de Villota, el pintor de los derechos humanos
«Dentro de esta tradición española, de fuerte compromiso y corte dramático, ha sabido tensar el diálogo entre la abstracción y la figuración»
Javier de Villota era la tercera generación de su familia dedicada a la pintura, entre los que destaca el también escritor José Gutiérrez-Solana (1886-1945). Villota era autodidacta y empezó a pintar a los 13 años, desarrollando su formación obligada de arquitecto en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, ETSAM, donde ejerce posteriormente la docencia titular de Análisis de Formas durante varios años junto a Javier Seguí. Simultáneamente, también estudia los primeros años de la carrera de Medicina, en la Universidad Complutense, hasta tercer curso, e imparte clases de dibujo en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid.
En 1972, es premiado en la categoría de pintura en la Exposición Nacional de Bellas Artes, adquiriendo el Estado la obra, que a día de hoy se encuentra en la colección permanente Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. En esa misma década, realiza sus primeras exposiciones individuales en España y en el extranjero, donde se relaciona con el movimiento de Nueva Figuración.
Desde 1978, decide abandonar la docencia para dedicarse plenamente a la investigación escultórica y pictórica, donde las inspiraciones argumentales, humanistas y sociopolíticas han sido una constante. Dentro de esta tradición española, de fuerte compromiso y corte dramático, ha sabido tensar el diálogo entre la abstracción y la figuración. Entre las series que ha desarrollado en los últimos 40 años cabe destacar: Biafra, Los Grises, Inquisición, la España del 98, Suite Gálvez, Líbano, Kingston Hospital, Mercado de la Muerte, ETA, Mad Cow, Lesbos o Ecos en la Deshumanización.
Entre sus últimas exposiciones caben mencionar, en el año 2001 la retrospectiva organizada por el Ayuntamiento de Madrid en el Centro Cultural de la Villa. En el año 2009, la muestra Dehumanization Echo en el Station Museum de Houston, comisariada por James Harithas. En la última década, destaca a nivel internacional la inclusión de su obra en la exposición colectiva Turning Points en 2014, organizada por en el Museo de Bellas Artes de Hungría en Budapest, así como sus exposiciones individuales en México Líneas de la NO Libertad, celebrada en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco, de la UNAM en Ciudad de México donde su obra más comprometida reflexionaba sobre la instrumentalización de la violencia de estado, así como Abstracción y Urgencia expuesta el Museo de Arte Abstracto Manuel Felguerez de Zacatecas.
Este último proyecto también se pudo ver en una adaptación en el Museo de las Américas de Washington en 2018, que fue la última aparición pública de su obra. Javier de Villota era desde 2015 Académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo de Málaga por su contribución a la recuperación de la figura de Bernardo de Gálvez.
Nos gustaría despedirnos de este artista con su manifiesto leído en el Paseo de Recoletos de Madrid en febrero de 1994, durante su intervención artística en denuncia por la Matanza de civiles en el Mercado de Sarajevo acaecida durante la guerra de la antigua Yugoslavia.
«La verdad inherente de nuestro espíritu, contenido por estructuras cerradas en la crueldad de las noticias de casi todos los días, escapa antes de que expire la esperanza de la mentira, con más fuerza que los proyectiles siegan la vida de tantos sueños, gritando a la iniquidad de la especie humana, inspirada en el egoísmo cobarde del todo vale.
¿Pero hasta cuando?
Ahora, la denuncia del horror estigmatiza el arte y los medios en SOS, tratando de desmontar un apocalipsis que no es de ahora, ni de allá en los ecos lejanos de las profecías.
Nuestra responsabilidad de denuncia está ahí, salgamos a la calle y en el suelo de nuestros pasos y anhelos de cada día, perpetuemos la escena de la reflexión por unas horas.
La indiferencia y su mentira nos hace cómplices».