Disolver Muface contra el PP
«El plan de Mónica García para acabar con Muface no tiene un sentido médico ni sanitario, sino político, porque además de la estrategia electoral está la ideología»
Predica como un pobre, vive como un rico. Esa es la filosofía de vida de los dirigentes de izquierdas desde que Karl Marx se dejó barba. Y, claro, estos progres que ocupan el Gobierno de España no iban a ser menos. La ministra de Sanidad, Mónica García, la misma que se hacía la loca cuando le decían que Errejón mostraba su parte ecosostenible a mujeres incautas, dice que es preciso disolver Muface por la «equidad» de la ciudadanía. Mentira.
La izquierda gobernante utiliza cualquier tragedia humana para hacer política. Lo vimos con el 11-M, la pandemia de Covid-19 y la DANA que afectó a la Comunidad Valenciana. Sueltan sus lágrimas de atrezzo, leen las condolencias y a continuación despliegan su estrategia para beneficiarse. En el caso de Muface, a la ministra sanitaria no le importa la salud del casi millón y medio de funcionarios de Muface, ni la repercusión en el resto de pacientes, sino el daño político que pueda hacer a los gobiernos autonómicos del PP.
El objetivo es crear un problema a los populares, movilizar a la gente y reanudar las «mareas blancas». Tiene marcados los grandes objetivos: Ayuso, López Miras, Guardiola y Moreno Bonilla. Además, considera que esta decisión de acabar con Muface dará visibilidad a Sumar, el último petardazo de la izquierda caviar. Acabando con la mutualidad sanitaria de los funcionarios, piensa empeorar el sistema existente, para luego señalar la supuesta negligencia de los Ejecutivos populares y salir a la calle con pancartas y banderas para pedir dimisiones.
La decisión despótica de trasladar tantísimos pacientes con tratamientos específicos de la privada a la pública aumentará el colapso de la sanidad de cada autonomía. Es imposible que en nueve meses se construyan y doten las infraestructuras, se contrate personal y se obtengan los expedientes médicos personales.
La falta de responsabilidad es el subtítulo adecuado para todo memorándum de un ministerio progresista. Echemos cuentas. Cada año las vacaciones veraniegas nos dejan sin 6.000 médicos cuyos puestos son imposibles de cubrir. La carencia de facultativos es notable. Los sindicatos no izquierdistas dicen que harán falta 289.000 sanitarios en España en los próximos 10 años. Nuestro porcentaje de personal médico y de enfermería respecto al resto de Europa está hoy por debajo de la media. En suma: en España se necesitan para 2025 siguiendo el plan ministerial unos 95.000 enfermeros y 9.000 médicos que se añadan a los existentes. ¿De dónde los va a sacar Mónica García?
«Lo que hay detrás de la decisión de acabar con Muface es el deseo de hacer daño a los Ejecutivos populares usando a los pacientes»
Con lo actual no llega. No se puede sobrecargar al personal sanitario existente, sobre todo en Atención Primaria, cuando están soportando agendas diarias de más de 40 pacientes. Esto y la carencia de infraestructuras deberían ser conocidas por una ministra que ha sido anestesióloga. Sin embargo, la ideología debe ser más fuerte que el código deontológico, porque Mónica García ha estado diciendo durante tres años que el hospital Zendal de Madrid era «innecesario». Sin personal ni infraestructuras el resultado será el previsto por el informe de la Alianza de la Sanidad Privada Española (ASPE), de febrero de 2024, impulsado por la Universidad Complutense: las listas sufrirán un incremento del 266% para consulta externa y un 115% para una intervención quirúrgica.
El sistema va a colapsar donde los funcionarios de Muface eligen mayoritariamente la privada antes que la pública, y que coincide con los lugares donde gobierna el PP: Andalucía, Extremadura, Valencia, Madrid, Aragón, Murcia, y Castilla y León. Lo que hay detrás de la decisión de acabar con Muface es el deseo de hacer daño a los Ejecutivos populares usando a los pacientes, movilizar la calle con el descontento, y tener una oportunidad de recuperar el poder. Nada más.
El plan de Mónica García para acabar con Muface no tiene un sentido médico ni sanitario, sino político, porque además de la estrategia electoral está la ideología. Esta izquierda odia lo privado y la libre decisión de las personas. Quiere gente dependiente del Estado, de su Gobierno, de sus presupuestos. No soporta que los individuos manifiesten con su comportamiento que lo público es peor. Su sentido de la equidad es la igualación a la baja, no la mejora del servicio a la ciudadanía. En nada beneficia a la sanidad pública el que no exista la privada, o que el contribuyente no tenga posibilidad de elegir. Son dogmas ideológicos de esta izquierda inútil, incoherente y oportunista. Ahí donde haya una ocasión de empobrecer y prohibir, ahí estará esta izquierda. Una pena.