Mucha mierda
«El Congreso Federal del PSOE queda como la exaltación de la falta de democracia interna así como del desprecio a la Constitución y la separación de poderes»
Fue hace siglos cuando los actores y actrices de teatro iniciaron la tradición de desearse «mucha mierda» antes de salir a escena. Hay dos versiones que intentan explicar esa tradición. La más lejana se remonta a la Edad Media cuando el teatro era itinerante. Si los titiriteros, que iban como nómadas de un pueblo a otro, encontraban mucho estiércol a la entrada de uno entendían que había una feria o evento en el pueblo lo que aumentaba la posibilidad de un numeroso público y una mejor recaudación.
La versión que tiene más visos de ser cierta es la que se fecha en los siglos XVII y XVIII cuando los teatros ya eran estables y los potentados acudían a las funciones en sus carruajes de caballos. Cuantos más caballos se concentraban frente a los teatros, más aumentaba la cantidad de heces de animales, y eso suponía que había más espectadores y más subía la recaudación. Así el teatro vinculó su éxito a tener «mucha mierda».
Este fin de semana se ha celebrado en Sevilla el 41 Congreso Federal del Partido Socialista que nada tiene que ver con una obra de teatro. Es cierto que han tenido un considerable público especialmente seleccionado aunque ninguno de esos entusiastas figurantes haya acudido a caballo. Lo que no sorprende es que en el aquelarre socialista ha habido «mucha mierda». En el Congreso no hubo ninguna función pero sí mucha defunción: la ética y la decencia del Partido Socialista.
El Congreso del Partido ha tenido mucho de opereta y de obra bufa sin ninguna gracia por el drama político que representa su celebración sin ningún sentido. Un Congreso de un partido democrático constitucional no puede ser una repugnante ceremonia de exaltación, desde la mentira, de la corrupción y los corruptos. Este Congreso es el intento de consolidación, como una realidad perdurable, de la «mucha mierda» del sanchismo. Se ha reafirmado a los que estaban, a pesar de estar implicados en la corrupción, y se les mantiene a pesar de estar muy cerca de pasar a ser investigados o, como se decía antes, imputados. Continúan en sus mismos puestos y con las mismas funciones María Jesús Montero y el presunto sobre cogedor —con el territorio repartido para las mordidas— Santos Cerdán. La dos y tres del partido confirmados a pesar de ser señalados por Víctor de Aldama, quien a pesar de todo lo que lo descalifican los de Sánchez, tiene acreditado ser colaborador veraz con la justicia.
«El Congreso Federal del PSOE se ha convertido en un espectáculo de vanidades donde se ha aplaudido, jaleado y normalizado la corrupción a la que ha llegado la clac socialista»
El 41 Congreso Federal del PSOE queda como la exaltación de la falta de democracia interna así como del desprecio a la Constitución y la separación de poderes. Es muy poco Santos y mucho Cerdán el hecho de manchar de lodo a los jueces que investigan, cumpliendo con su obligación constitucional, todos los casos de corrupción del entorno de Pedro Sánchez. No supone ninguna «cacería humana en sede judicial» que los magistrados investiguen a Begoña Gómez, la esposa, David Sánchez, el hermano, José Luis Ábalos, el ex ministro y número dos del partido y Álvaro García Ortiz, el fiscal general del Estado. Y todos los demás que van a seguir cayendo en este tsunami de corrupción que es el sanchismo.
Es mucha mierda rehabilitar y blanquear a Manuel Chaves y José Antonio Griñán que fueron obligados a abandonar sus actas por el pufo, de casi setecientos millones de euros, con los fondos que debían haber sido destinados a los trabajadores de Andalucía. Ovación para los condenados. Alegría porque los sentenciados vuelven al partido que pisotea al Estado por la izquierda.
No puede haber tanta indecencia junta en el PSOE. El Congreso Federal convertido en un espectáculo de vanidades donde lo más aplaudido y jaleado ha sido la mierda de la corrupción. La irrupción sorpresiva el sábado de la imputada por cuatro posibles delitos Begoña Gómez: corrupción en los negocios, intrusismo profesional, apropiación indebida y tráfico de influencias, aplausos, vítores y besos definen la normalización de la corrupción a la que ha llegado la clac socialista. ¿Pero qué tipo de gente representa al PSOE en sus Congresos que han apoyado con el 90% de los votos la mentira y la corrupción que representa Sánchez?.
Fue muy importante lo que sucedió 48 horas antes del Congreso con la eliminación política de Juan Lobato. Aviso mafioso. Cualquier acción individual iba a ser sancionada con la expulsión. ¿Qué más da que Lobato fuera elegido por sus compañeros? Un descarado ejemplo más del totalitarismo sanchista que ha dejado claro, ante el partido y la sociedad, el funcionamiento mafioso de la organización. Ha sido muy humillante obligar a todos los miembros de la dirección, uno a uno, a abrazar y besar al líder y su entorno de corrupción, con exagerada efusividad como vasallos del amado líder, antes de ocupar su asiento en el escenario.
La huida hacia adelante del sanchismo es todo un esperpento. Pedro Sánchez ha convocado un Congreso Federal para que nada cambie y nada ha cambiado. Todo sigue igual. El discurso de clausura ha sido la repetición de todos los mantras falsos del mentiroso megalómano, narcisista psicopático. Sánchez sólo necesitaba blindarse en el partido y el Congreso ha sido su ridículo ejercicio de autodefensa. Un esperpento, con ficticios debates políticos, en el que no tenía cabida la posibilidad de una alternativa y sólo hay el fango y la mentira del discurso único. Sánchez y su grupo no pueden permitir que nadie cuestione su posición y su decisión de mantenerse a cualquier precio en el poder. Su guía es el peor zapaterismo y su hoja de ruta es el uso y abuso de todos los instrumentos del Estado en su beneficio y el de su familia. Sus decisiones y acciones mantienen a la izquierda inmersa en el fango de la corrupción y en la derrota electoral en municipales, autonómicas, generales y europeas. Según Sánchez el PSOE es el partido ganador. Los desdibujados sindicatos verticales de clase se han sumado al continuismo poniendo en evidencia que cada día tiene menos sentido su existencia desde el punto de vista laboral y político.
Pedro Sánchez, en otra de sus mentiras, ha denominado Congreso a la maniobra con la que pretende perpetuarse aforado en el PSOE anulando cualquier posibilidad de competencia contra él, su gente y su organización inmersa en la corrupción. Seguir adelantando por la izquierda es la «mucha mierda» que nada tiene que ver con la suerte de España y los españoles. Más bien todo lo contrario.