Postales desde el búnker
«El 41º Congreso Federal del PSOE solo ha sido capaz de mostrar a un partido acorralado y tan alejado de la realidad que daba lástima verlo»
Pedro Sánchez en el Congreso de Sevilla. | Europa Press
Este fin de semana por fin he tenido tiempo de ver completa la serie Las abogadas, un retrato del salto sin red y con final feliz que dio nuestro país hace ya más de 40 años cuando logró desembarazarse de la decadente y sangrienta dictadura franquista para abrazar la democracia gracias a una transición modélica que aún sigue siendo un ejemplo en todo el mundo civilizado.
La serie me ha gustado, de hecho se la recomiendo encarecidamente porque más allá del relato del papel de unas brillantes abogadas como mi admirada Paquita Sauquillo, Manuela Carmena o Cristina Almeida en la derrota de la dictadura, muestra una fotografía muy reveladora del tardofranquismo, una sociedad en la que la disociación entre la España oficial, la del búnker franquista, la de sus medios oficiales, sus opinadores estrella en permanente y enloquecida loa al caudillo, sus ministros, sus ‘generalotes’ metidos a hacer política, su chusco sindicato vertical, sus jefes provinciales del movimiento, sus cuarenta de Ayete y la España real que deseaba vivir en libertad fue tan brutal que en los escasos meses que transcurrieron entre la muerte del dictador y las primeras elecciones democráticas, casi todos los miembros de ese búnker desaparecieron de la vida pública para no volver jamás, evidenciando su nula representatividad política y social en una España que por fin estaba despertando de una pesadilla que ya había durado demasiado.
Un proceso este, el de bunkerización, que salvando las preceptivas distancias en cuanto a su origen y legitimidad, puede también aplicarse a las etapas terminales de algunos gobiernos democráticos como el de Richard Nixon en EEUU, el de Cristina Kirchner en la Argentina… o el de Pedro Sánchez en nuestro país. Gobernantes todos ellos que creyeron que su elección democrática les confería superpoderes ‘marvelianos’ que les permitían jugar en el filo de las normas o incluso fuera de las mismas saltándose el estado de derecho, la división de poderes e incluso la segunda ley de la termodinámica cuyo enunciado nos dice que «en todo proceso irreversible, la entropía del universo aumenta», esto es, que los sistemas aislados al evolucionar, tienden a desordenarse, nunca a ordenarse, lo que les lleva indefectiblemente a alejarse cada vez más de la sociedad a la que alguna vez representaron, obligándoles a entrar en una espiral autodestructiva en la que cada nueva iteración les vuelve más autoritarios.
«El PSOE es un ente fantasmagórico que en lugar de dibujar el futuro de la nación y conjurar sus males ya solo se conforma con producir un evento que ocupe los espacios informativos del fin de semana»
Algo que hemos visto de forma palmaria en el congreso del PSOE de este fin de semana, un evento que lejos de servir para glorificar a su líder, solo ha sido capaz de mostrar a un partido bunkerizado, acorralado y tan alejado de la realidad daba lástima verlo
Una organización vertical, esclerotizada y con un pulso tan débil que ni se atrevía a que sus propios militantes debatieran el informe de gestión de la dirección saliente.
Un ente fantasmagórico que en lugar de dibujar el futuro de la nación y conjurar sus males ya solo se conforma con producir un evento que ocupe los espacios informativos del fin de semana y que verá como después de que el equipo médico habitual certifique el hecho biológico de la pérdida del gobierno por parte de un líder que nunca ha pensado ni en su país ni en su partido, sino en su augusta persona, será obligado a entrar por la puerta de la pirámide para acompañarle en su último viaje hacia la irrelevancia, que era lo que hacían los faraones con su servidumbre.
