THE OBJECTIVE
José Antonio Montano

Píos deseos al terminar el año

«El presidente Sánchez dice que dedicará 2025 a festejar a Franco. Él dice que su muerte, pero es su vida: su vida hábil de la que él se alimenta fúnebremente»

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Píos deseos al terminar el año

Ilustración de Alejandra Svriz.

La vida es ir demorado, como los trenes de Puente. Voy ahora en el Avant, y escribo. Viajé ayer martes a Sevilla para la última presentación de mi libro Zona de confort, que me hizo Carlos Mármol, y el tren llegó con retraso. Me saqué el billete para volver a Málaga hoy miércoles (ustedes lo leerán el jueves) a primera hora. Hemos salido 55 minutos tarde. Así es la vida, como los trenes de Puente. El día ya se está despeñando en nuestro destino y nosotros aún no hemos llegado a él.

El Oscargután, como lo llama gloriosamente Losantos, o The Puentete, como llamo yo al ministro que a este periódico llama The Ojete (¡empezó él!), va por ahí con su sonny angel en el móvil, fungiendo de guay, mientras en sus trenes sufrimos la humillación de su inoperancia. Es el Fu Manchú de los trenes y si te has metido en uno de ellos ya estás perdido: te torturará. La única solución es no entrar en los trenes de Puente. Algo que yo vengo haciendo desde hace meses, desde que en verano nos encerró en un vagón casi crematorio, sin refrigeración en la canícula. The Puentete haría a las mil maravillas de maquinista nazi en una película bufa de Billy Wilder. Aunque ojalá los trenes de Auschwitz hubiesen tenido a un inútil como él, en vez de a los eficientes operarios del exterminio…

Tendríamos que estar llegando a Málaga justo en estos instantes, pero estamos en Córdoba. Parados. En las noticias el presidente Sánchez (¡The Sanchete!) dice que dedicará 2025 a festejar a Franco. Él dice que su muerte, pero es su vida: su vida hábil de la que él se alimenta fúnebremente. Sánchez es el vampiro que solo se alimenta de la sangre de Franco, hecha polvo ya, mas polvo enamorado. ¡Amor constante más allá de la muerte! El Nodo sanchista de Fortes e Intxaurrondo dará cumplida propaganda durante todo un año que se adivina asfixiante. 

Sobre el 2025 pespunteado ya de franquismo (pues nada hay más franquista que el antifranquismo de nuestros franquistas gubernamentales) tendremos que hacer nuestra vida. Nuestra primera new year’s resolution habrá de ser la de sortear ese mapa de cagarrutas. Que no nos moteen las jornadas, en la medida de lo posible. (El tren hace un rato que arrancó, finalmente.)

En mi relectura de Las personas del verbo, la poesía completa de Jaime Gil de Biedma, en la nueva edición de Cátedra, que he venido comentando aquí, me ha alcanzado también Píos deseos al empezar el año. No me resisto a citar la primera mitad del poema (es del libro, significativo título, Poemas póstumos): «Pasada ya la cumbre de la vida, / justo del otro lado, yo contemplo / un paisaje no exento de belleza / en los días de sol, pero en invierno inhóspito. / Aquí sería dulce levantar la casa / que en otros climas no necesité, / aprendiendo a ser casto y a estar solo. / Un orden de vivir, es la sabiduría. / Y qué estremecimiento, / purificado, me recorrería / mientras que atiendo al mundo / de otro modo mejor, menos intenso».

Adecuada sintaxis de la intimidad la de Gil de Biedma: extraña en nuestro terruño. Pocas veces se ha logrado con esa sofisticación y esa precisión. Yo ahora, tarde como en el tren que me lleva, siento píos deseos al terminar el año. A ver si mejora un poco aunque sea en su recta final: primeras baldosas para el 2025 estas últimas del 2024. Desde las ruinas de mi inteligencia.

Ya estamos en Málaga, como quien dice: nos recibirán las calles conocidas y el día despeñado. (Nubes iluminadas.)

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