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Cristina Casabón

Sánchez, Franco y otras mitologías

«El proyecto del presidente del Gobierno consiste en revivir el mito del dictador y convertir al PSOE en celadores de la memoria insomne del franquismo»

Opinión
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Sánchez, Franco y otras mitologías

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno. | Archivo

Ante el anuncio de la avalancha de actos conmemorativos que nos abruman, parece que Sánchez va a dedicarse a forjar mitologías. Hay como una confusión de mitos, de hombres, que solo puede resolverse con un centenario. Y Sánchez nos tiene desconcertados porque realmente desconocíamos lo ambicioso de su proyecto, que consiste en revivir el mito del generalísimo y convertir al PSOE en una sociedad de celadores de la memoria insomne del franquismo.

Después de varios años de iniciativas memorísticas, los últimos vestigios de la división propia de la España franquista están de vuelta. Durante la dictadura hay una escisión de la comunidad nacional entre vencedores y vencidos, buenos y malos españoles, y a base de celuloide rancio español se han ganado muchas batallas. Sánchez ha ensayado todas las teorías y prácticas de este ‘guerracivilismo’ y es igualmente hábil para hacer cómplice por acción u omisión a la mitad de España, para dar o quitar memoria, partir y repartir medallas, premios y heroísmos. 

También, y hablando de memoria y paralelismos varios, se da el caso de que Franco no tuvo ningún inconveniente en «vender» la soberanía española cuando lo necesitó para sobrevivir, poniendo a España como satélite estratégico de los Estados Unidos. No sé si es comparable, pero Sánchez ha aprendido a negociar soberanía de una forma más depurada y vergonzante cada vez que Puigdemont da un golpe en la mesa. Por fin, digo, un golpe realmente de izquierdas, ya que a Sánchez le sirve para mantenerse en el Gobierno. 

«Al igual que hizo un día El Pardo, la Moncloa se ha ido lucrando mediante esa mezcla de tráfico de influencias, amiguismo y mordidas. La misma sensación de impunidad, la misma soberbia que ‘trasantaño’»

Franco, decíamos, hoy solo puede ser revivido con una mitología, dada la desmemoria y lo ocupada que está España entre otras cosas, con las noticias de corrupción. Del mismo modo que hizo en su día El Pardo, el entorno de la Moncloa se ha ido lucrando mediante esa mezcla de tráfico de influencias, amiguismo y mordidas. La misma sensación de impunidad, la misma soberbia que ‘trasantaño’. Algunos lo vimos venir, porque el besamanos, cortesía en desuso desde tiempos de Carmen Polo, había vuelto a ponerse de moda en el verbeneo del Ateneo. Sobra decir que hubo más variedad y amenidad en las fiestas de doña Carmen.

Se quiere forjar una mitología de hombre progre, demócrata, y esto lo resuelven con un aniversario para ir improvisando lúcidas mentiras que salen adelante sin resolver. Igualito que antaño, porque la dictadura se sustentaba sobre los mismos andamios de mentiras y los españoles tuvieron que sobrevivir a Franco para saber la realidad de las dos Españas. Lo que no sabemos es si Franco, aparte de sus manías de dictador y de viejo, creía de verdad en lo que estaba diciendo. ¿Cree acaso Sánchez esa película que nos cuenta? De ser así, podríamos entender este centenario de verbenas rojas en algún aspecto, pero sólo van a utilizarlo para sacar a algunos exaltados a la Plaza de Oriente. Para enfrentar a los españoles, que en realidad están más pendientes del menú de la cena de Navidad. 

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