Desahogo de fin de año
«El Gobierno, con el presidente en la cabeza, ve adversarios en los jueces; en los periodistas, incluso en la UCO. En todos aquellos que cumplen con su obligación»
![Desahogo de fin de año](https://theobjective.com/wp-content/uploads/2024/04/SAN-PUERT-2904.jpg)
Ilustración de Alejandra Svriz.
Echar la vista atrás, a los años anteriores al sanchismo, y comparar lo que ha sido con lo que es, solo conduce a la melancolía. Aunque el Gobierno, el partido del Gobierno, y las terminales mediáticas del Gobierno, no asumen ni por un segundo que las cosas van mal. Desprecian públicamente a quienes no ocultan que desean ardientemente que acabe esta situación, y repiten que España vive una época de bienestar y la economía va como un tiro.
Va como un tiro, pero que pregunte el presidente de Gobierno y secretario general del partido a la gente de a pie. Un porcentaje alto de los más desfavorecidos ya han calado a Pedro Sánchez y saben que sus infinitas promesas no se cumplen y se sienten engañados, ha hecho un importante destrozo a la clase media, y lo que más preocupa a todo el mundo es el paro. Quien tiene la suerte de haber conseguido un trabajo estable -muchos con fecha de caducidad- recibe un sueldo que no alcanza para llegar a mediados de mes; infinidad de jóvenes viven compartiendo piso y ni siquiera las parejas con dos salarios pueden soñar con vivienda propia. Son inalcanzables. Solo se salvan los agraciados con herencias y los que pertenecen a familias económicamente pudientes.
Política. Ahí ya no puede Sánchez sacar pecho, las cosas se le están poniendo muy difíciles. Ni sus socios le ponen buena cara. Al contrario, le plantan cara.
Todos y cada uno de ellos, excepto Bildu, que de todos los socios es el de mejor conformar -quién lo iba a pensar-, le exigen que para apoyar una ley, debe retirar otra o algunos artículos de otra. Y así es imposible avanzar.
Nunca un gobierno se ha visto más imposibilitado de legislar, y eso que cuenta con ayudas inestimables en la dirección del Congreso, sobre todo en la Presidencia y en el Letrado Mayor, que defienden la portería mejor que el mejor de los porteros de la selección española. Si ya se criticó al elegir la Mesa del Congreso que el PP no tuviera la representación que le correspondería en función de los escaños conseguidos, más lo es que se utilice la mayoría progubernamental en esa Mesa para hacer favores a Sánchez y sus ministros. Y cuando el Senado, con mayoría absoluta del PP, aprueba una ley que no conviene a Moncloa, se impide su paso al Congreso y listo. Así no puede ser tramitada.
«Habituado a que sus deseos sean órdenes para algunos, Sánchez se revuelve contra aquellos que se niegan al seguidismo»
Algún día Pedro Sánchez recibirá merecido premio por su nulo respeto a las normas de la democracia; pero también lo recibirán Francina Armengol y el letrado Fernando Galindo. Nunca se ha visto tanto afán por cumplir rigurosamente lo que interesa al presidente de Gobierno. La presidencia de las Cortes siempre se ha inclinado en favor del Gobierno, siempre, pero jamás con ese servilismo que descalifica personal y profesionalmente a quien incumple sus responsabilidades para ponerlas al servicio de quien manda.
Habituado a que sus deseos sean órdenes para algunos, Pedro Sánchez se revuelve contra aquellos que se niegan al seguidismo. Está peleado con el mundo, y ve enemigos donde solo hay profesionales que ponen todo su empeño en trabajar bien en lo que les corresponde, en lo suyo. El Gobierno, con el presidente en la cabeza, ve adversarios, traidores, en los jueces; también en los periodistas, incluso en la UCO. En todos aquellos que cumplen con su obligación de denunciar posibles irregularidades o casos de presunta corrupción, que cada vez es menos presunta, si no corrupción con todas las letras.
Se echa de menos unas mínimas palabras del ministro Marlaska en apoyo a la Guardia Civil y a su unidad de lucha contra la corrupción, que se ha ganado a pulso hace tiempo la imagen de investigadores que trabajan minuciosamente y cumplen con los encargos de los jueces cuando actúan como policía judicial. Lo hacen caiga quien caiga, sin tener en cuenta su grado de poder. Marlaska admiraba a la guardia civil cuando era un juez también admirado, pero….
Es uno de los ministros que se han caído del pedestal que ocupaban. Y ahora, en tiempos de desahogo al hacer balance del último año, no es el único que se ha caído. Hay otros que ni siquiera merecen ocuparlo, es difícil entender por qué han sido llamados por el señor, el señor Sánchez, a la mesa del Consejo, cuando y carecían del currículum que se supone a los gobernantes. Y luego está el caso de Albares, diplomático, pero que no ha podido meterse en más charcos.
«Más patético es que Albares haya convertido el Ministerio de Exteriores en agencia de empleo de ex dirigentes socialistas cesados»
Por si no fueran suficientemente patéticos algunas de sus iniciativas, como su empeño en llamar una vez y otra y otra a la puerta de la UE para que acepten el catalán como lengua oficial aunque ya le han dicho que no en todos los idiomas, sigue haciendo el ridículo porque Sánchez necesita como el comer que Puigdemont le de sus votos. Pero más patético es que Albares haya convertido el Ministerio de Exteriores en agencia de empleo de ex dirigentes socialistas cesados de sus los puestos que desempeñaban.
Si lo hacían bien, no los habrían cesado. Vaya manera de defender el nombre de España en el exterior…
En cuanto a la corrupción, mejor dejarla para otro momento de desahogo. Entre otras razones, porque estamos saturados, no hay día en el que no haya noticias de corrupción en el círculo sanchista. Y eso no es bulo, ni fango. Aunque habrá que mantener lo de «presunto» hasta que se pronuncien los jueces.