THE OBJECTIVE
Juan Francisco Martín Seco

La deuda y el concierto

«Incorporar a la Constitución el concierto para el País Vasco fue ya una clara equivocación; extrapolarlo ahora a Cataluña sería un auténtico desastre»

Opinión
6 comentarios
La deuda y el concierto

Ilustración de Alejandra Svriz.

Era de esperar que la reunión de presidentes no sirviese para nada ni contentase a nadie. Excepto a Sánchez, al que sí le ha servido. Ha dicho lo que quería decir y ha conseguido su objetivo, notificar lo que iba a hacer de manera inmediata para que la gente lo vaya digiriendo: condonar parte de la deuda a la Generalitat. Digo a la Generalitat y no a Cataluña, porque una cosa es la administración propia de una autonomía y otra la comunidad misma.

La decisión no parte de ninguna reflexión política hecha sosegadamente y después de concluir qué es lo más conveniente para el Estado, para Cataluña y para el resto de comunidades autónomas. Se trata simplemente de un plazo más para pagar a los independentistas el uso y disfrute del gobierno de la nación. Es tal motivación la que vicia este hecho, al igual que todos los demás llevados a cabo por este Gobierno desde mayo del 2018.

Primero fueron las reuniones bilaterales como si se tratase de dos Estados soberanos y el desplazamiento del presidente del Gobierno a Barcelona para entrevistarse con el muy honorable; después, lo del mediador internacional. Así llegamos a las elecciones de 2019 y, no habiendo obtenido el PSOE el resultado que esperaba, Sánchez, si quería ser presidente, no tenía más remedio que adentrarse en el mercado persa. De nuevo, los plazos y la compra a crédito del Gobierno, o más bien el alquiler que es preciso pagar periódicamente.

La legislatura se inició con los indultos, concedidos en contra de todos los informes obligatorios, como el del propio tribunal sentenciador. Más tarde fue la eliminación del delito de sedición del Código Penal y la reducción de las penas del de malversación. Después, tras las elecciones del 2023, se abrió la posibilidad de utilizar las lenguas cooficiales en el Parlamento español, y hubo que solicitar a la UE el reconocimiento del catalán como lengua oficial y, por lo tanto, que se pudiese usar en el Europarlamento. Casi desde el principio se comenzó a tramitar la ley de amnistía, y al mismo tiempo se estableció reuniones periódicas en Ginebra con un mediador extranjero especializado en negociaciones con las guerrillas.

Se han ido pactando en diferentes momentos cesiones como la entrega de las radiales a la Generalitat, o el traspaso de las competencias sobre emigración, puertos y aeropuertos, así como la constitución en el Parlamento de dos comisiones (de acuerdo con las obsesiones que sufren los independentistas) acerca de la participación de la policía en el espionaje al soberanismo y sobre cuál fue el papel del CNI en los atentados de las Ramblas. Ahora le toca el turno a la condonación de parte de la deuda que la Generalitat mantiene con el Estado dentro del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA), como adelantada de la financiación singular que se pretende para Cataluña.

«Lo que se precisa es modificar el sistema de financiación de las comunidades, que ha cumplido su plazo hace ya tiempo»

El FLA es una línea de crédito estatal que fue creada por Montoro en el año 2012, en plena crisis económica, con el propósito de que las comunidades autónomas no se vieran obligadas a recurrir a los mercados para financiar sus deudas. Todas las autonomías, excepto la de Madrid, se han servido de él, pero no en las mismas cantidades y proporciones. La variedad es muy extensa. La deuda de Cataluña absorbe casi la mitad. El pacto es condonar el 20% de ella, lo que representa casi 15.000 millones de euros.

Era previsible que esto iba a suscitar la indignación de las otras comunidades, aunque quizás no tanto como la de excluir a Cataluña del sistema de financiación común y construirle un concierto económico parecido al vasco. Sánchez no sabe cómo vendérselo y lo único que se le ha ocurrido es decirles que les va a dar mucho dinero, o que va a aplicar la misma medida al resto de las comunidades, sin concretar más, si bien hay que suponer que se trata de lo referente a la condonación de la deuda, ya que aplicar un concierto a todas las autonomías, resulta imposible, solo beneficiaría a las ricas y hundiría a las pobres.

Sánchez juega a corto plazo, al día, por eso plantea ahora lo de la deuda. Lo utiliza como señuelo pensando que puede atraerse a aquellas comunidades (alguna) cuya participación en el FLA es mayor, sin llegar ni con mucho a la cuota de Cataluña. Piensa que con esa artimaña va a poder engatusar al menos a ciertas autonomías, las más endeudadas. La operación no tiene ni pies ni cabeza. Por fuerza, si se acabase produciendo, los recursos canalizados a las distintas comunidades serían muy desiguales. En cualquier caso, la única razón por el que el Gobierno aborda esta medida es por el pacto hecho con el independentismo. No busquemos ningún otro motivo.

Es posible que las comunidades necesiten más recursos. Pero este no puede ser el camino. Lo que se precisa es modificar el sistema de financiación que ha cumplido su plazo hace ya tiempo. La última actualización fue en diciembre de 2009, coincidiendo con Zapatero en el Gobierno nacional y Maragall en el de la Generalitat. En esas coordenadas no resulta extraño que se aprobase al gusto de Cataluña. El sanchismo no tiene interés alguno en que se renueve. Tendría que aprobarse en el Consejo de Política Fiscal y Financiera, entre todos. La situación actual, por el contrario, deja al Gobierno y a su presidente la posibilidad de repartir discrecionalmente una parte importante del dinero. Quieren actuar de forma similar a como lo han hecho con los fondos de recuperación.

«El lehendakari ya dijo que si hay condonación de deuda, algo habrá que hacer con el cupo para compensar a Euskadi»

Podría parecer que el País Vasco se encuentra al margen de todo esto, ya que el FLA se estableció únicamente para las autonomías de régimen común. Pero sería no conocer al PNV si creyésemos que se iba a quedar al margen y no iba a intentar sacar provecho de la actual coyuntura. Contra toda lógica, el lehendakari ya dijo que si finalmente hay condonación de deuda, algo habrá que hacer con el cupo para compensar a Euskadi.

Lo cierto es que el PNV no necesita circunstancias especiales para poner la mano. Estos días, a la chita callando, sin aparecer mucho en la prensa, fuera del ruido existente entre Madrid y Barcelona, se ha reunido la Comisión Mixta del Concierto Económico (CMCE) para adoptar por unanimidad 16 acuerdos que incluyen la modificación del Concierto Económico en orden a aumentar el autogobierno económico-financiero de Euskadi.

Se incrementa la capacidad normativa de esa comunidad respecto a 14 impuestos; se aprueba la participación de las instituciones vascas en distintos organismos y foros fiscales internacionales, tales como el ECOFIN y la OCDE, y se rebaja el cupo por la atribución de nuevas competencias.

El sistema de concierto tiene la ventaja (más bien el privilegio) para la comunidad de que tanto las competencias como la cuantía del cupo se determinan de forma bilateral mediante la CMCE, formada por representantes tanto del Gobierno vasco como del Gobierno central. Todo se reduce a la negociación y a saber esperar el momento en el que el Gobierno nacional necesite los votos de los vascos; el PNV lo ha sabido hacer siempre muy bien.

«País Vasco y Navarra ocupan el segundo y tercer puesto en renta per cápita y, a pesar de ello, ambos son receptores netos»

Cuando el chantaje no era posible porque el Gobierno de la nación disponía de mayoría absoluta y existían discrepancias, el PNV dejaba el acuerdo para tiempos mejores en los que se precisasen sus servicios y entonces, en la nueva negociación, se introducían los desacuerdos anteriores, logrando así todas las reclamaciones atrasadas. Los últimos años con Sánchez han sido propicios, como ninguna otra ocasión, para practicar este chantaje.

Existe, como es lógico, una cierta correlación entre la renta per cápita de las comunidades y el déficit o superávit de las llamadas balanzas fiscales. En la correlación de estas dos series surge, sin embargo, una clara irregularidad, un hecho diferencial, podríamos decir: el del País Vasco y Navarra. Ocupan el segundo y tercer puesto en renta per cápita y, a pesar de ello, ambos son receptores netos. Ciertamente en mucha mayor medida el País Vasco, que presenta un saldo positivo superior al de Andalucía, Aragón, Cantabria, Castilla-La Mancha, Galicia, Murcia y La Rioja.

No es extraño, por tanto, que los independentistas catalanes ansíen conseguir el mismo estatus que los vascos. Lo de la condonación de la deuda es de poca monta, tan solo un aperitivo. Lo que realmente les importa es el concierto. Pero también por eso mismo la incorporación a la Constitución del concierto para el País Vasco fue ya una clara equivocación; extrapolarlo ahora a Cataluña sería desde todos los puntos de vista un auténtico desastre.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D