THE OBJECTIVE
Carlos Padilla

Deseos para el año 50 después de Franco

«Quiero un 2025 de dudas, contradicciones y pensamientos variados, jamás un año de superioridad moral, de intolerancia frente a los que piensan distinto»

Opinión
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Deseos para el año 50 después de Franco

Ilustración de Alejandra Svriz.

Para este 2025 me gustaría que Franco siga muerto; especialmente en la mente de los que quieren continuar sacando tajada política, propagandística, lacrimosa del dictador. Brindo por un año nuevo donde la principal ocupación de los mandatarios sea la resolución de los problemas y no la construcción de un relato donde poder mentirles a nuestros ojos y decir lo que en realidad vieron, aunque nunca pasara. Ojalá un año nuevo donde Carlos Mazón dimita, y donde no vuelva a escuchar a nadie del PP pedir responsabilidades al Gobierno de Sánchez por la gestión de la dana, sin antes decirle a su barón que se vaya. Que la legitimidad hace tiempo que la perdió y no solo por esa sobremesa alargada en el día de la catástrofe.

Quiero días donde los tertulianos dejen de ser activistas, de un lado y de otro. Y por favor, que dejen de pegar voces, dado que existe un aparato llamado micrófono, prodigio de la tecnología, que permite captar el sonido de un modo nítido, sin la necesidad de vociferar. ¿Un deseo grande? Que no haya tabúes en el debate público, ya sea para hablar de inmigración, feminismo, pensiones, y que sigamos insistiendo en que las cancelaciones, esas que negaban algunos ya cancelados, son una basura. Porque el perdón, la misericordia, la empatía (sincera) vuelvan a ponerse de moda en una sociedad que finge mostrar su bondad, y tantas veces se une para el espumarajo de odio contra el enemigo, el que merece ser desterrado.

«Quiero que en este nuevo año que hoy empieza la mentira en política penalice»

Suban la copa por un año nuevo en que la ironía siga existiendo ante la plasta de idiotas literales. Por un año donde haya una huelga general—un saludo para Pepe Álvarez y Unai Sordo— y los que nunca se revelan ante un gobierno de izquierdas, a pesar de que suba la edad de jubilación o de que los jóvenes sigan sin encontrar un curro decente, lo hagan de una vez sin miedo a que les tilden de fascistas. O con el miedo, me da lo mismo, pero que lo hagan. Quiero un 2025 de dudas, contradicciones y pensamientos variados, jamás un 2025 de superioridad moral, de intolerancia frente a los que piensan distinto, de censura woke o conservadora. La censura es como una hamburguesa vegana, da igual de donde venga, sigue estando mal.

En estos 365 días que se abren ante nosotros deseo o más bien fantaseo con que alguna administración se tome en serio el problema de la vivienda, la problemática de los suicidios—con cifras escalofriantes de fallecidos— y la crisis demográfica. Quiero que en este nuevo año que hoy empieza la mentira en política penalice, aunque ahí seguirán estando los que mienten con el poder del BOE, del escaño o de la concejalía de turno en su mano. Que la palabra dada tenga un valor mínimo aunque sea, y no se cambie de criterio con tanta ligereza. Esta será una nueva temporada del siglo XXI en donde seguiré estando en contra de los arribistas, los terraplanistas, los cutres, los pelotas, los totalitarios, los chivatos y los hijos de puta. Y seguiré respetando a la justicia, acatando sus sentencias, queriendo a Ancelotti, y viendo en el Rey a un hombre que cumple con su función.

Cuando hayan pasado 50 años de este 2025 que se estrena hoy, muchos de los que me leéis estaréis muertos. Siento la crudeza. Vuestros cuerpos serán polvo y aparte de las creencias personales en el más allá, viviréis de alguna forma en el mundo de los vivos siempre que algún otro os recuerde. Si nos vamos más lejos, posiblemente ya nadie nos recuerde. Eso agobia al principio y libera para toda la vida. Somos grandiosos en nuestra insignificancia. Somos un milagro que anda, piensa, se enamora, la caga, marca un gol en el patio, escribe un poema o monta una charcutería. Para este año 50 d.F (después de Franco), habrá que seguir deseando lo de siempre: salud y amor. Y saberse conscientes de la fortuna de estar vivos, pese a que vengan mal dadas. La otra opción es siempre peor. A todos los que me leéis, feliz Año Nuevo.

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